En esta campaña electoral se ha ubicado con fuerza el tema de la “ideología de género”. Aunque es un término que desde hace varios años se viene utilizando en otros países, en Costa Rica tomó fuerza a partir del posicionamiento que le han dado los partidos religiosos, y que especialmente sube de tono con la convocatoria realizada por la iglesia católica para manifestarse este 3 de diciembre en defensa de la familia.
Los partidos políticos frente a la “ideología de género”
Las distintas denominaciones religiosas se han apoyado en los partidos políticos para luchar contra la “ideología de género”, argumentando que se está dando un ataque a la familia, los valores y a la determinación biológica de las personas.
El candidato del Partido Republicano Social Cristiano ha dicho que “las uniones entre personas del mismo sexo no son un derecho, sino una orientación. [Y por tanto,] eso no es un Derecho Humano, es un gusto de las personas”. Por su parte, Rodolfo Piza del PUSC ha escrito un artículo atacando las Guías de Educación Sexual indicando que éstas, “más que educar y darles herramientas a los muchachos y muchachas para que escojan su camino libremente, pretenden modificar la ruta que les enseñaron sus padres y sus tradiciones.”
Los aspirantes de los partidos Accesibilidad Sin Exclusión (PASE), Óscar López; el de Alianza Demócrata Cristiana (PADC), Mario Redondo; el de Republicano Social Cristiano (PRSC), Rodolfo Hernández; la de Renovación Costarricense (PRC), Stephanie Campos; el de Restauración Nacional (PRN), Fabricio Alvarado, el de la Unidad Social Cristiana (PUSC), Rodolfo Piza, y del Partido Liberación Nacional (PLN), Antonio Álvarez Desanti, confirmaron inclusive su participación a la Marcha por la Vida y la Familia a realizarse este 3 de diciembre.
Además, candidatos como el del Partido Restauración Nacional y el Republicano Social Cristiano, han dicho que de llegar al gobierno lo primero que harían sería emitir un decreto para eliminar la ideología de género “en la educación pública” y en todas las instituciones de gobierno.
Sin embargo, al ser supuestamente una ideología, su combate se ha concretado en atacar todo aquello que exprese alguna reivindicación por la igualdad de las mujeres o por los derechos de la población LGBTI. De esta forma, el Instituto Nacional de las Mujeres, las pensiones alimenticias, el seguro médico para parejas del mismo sexo y de manera más reciente, la educación sexual en las aulas, han sido objeto de ataques por estos sectores.
Un discurso para ocultar la miseria capitalista
Los partidos de corte evangélico ubican la llamada “ideología de género”, como la principal amenaza a la «familia», entendida ésta como la unión de hombre y mujer para procrear.
Este mecanismo de culpabilizar a determinados sectores de la sociedad de las grandes miserias que sufre la mayoría del pueblo a manos del capitalismo, no es nuevo. En la Rusia zarista y la Alemania nazi por ejemplo, se perseguía a los judíos, mientras que actualmente, partidos nacionalistas y xenófobos culpabilizan a los inmigrantes árabes y africanos y latinos de la falta de empleo en Estados Unidos y Europa.
De la misma forma, los partidos cristianos, buscan, asociar los síntomas de separación de las familias, la violencia, la drogadicción, los embarazos adolescentes, las relaciones impropias, con la difusión de la famosa «ideología de género».
Bajo el lema de «a mis hijos los educo yo», dichos partidos defienden la concepción de que los grandes problemas de degeneración social que hoy vivimos en el marco del capitalismo, provienen de la influencia de la “ideología de género” en las escuelas y la sociedad. Bajo su argumentación, dicha ideología supuestamente impuesta por la ONU y difundida por el Ministerio de Educación Pública, corrompería a los niños y adolescentes al educarlos en contra de las enseñanzas bíblicas sobre el matrimonio de hombre y mujer.
Para estos partidos, la exposición de niños y adolescentes a hechos de la realidad, como el uso de los métodos anticonceptivos o la existencia de la homosexualidad en la naturaleza y los seres humanos y su reconocimiento, entre otras cosas, sería la principal causa de la crisis por la que pasa la sociedad. No es casual que todos ubiquen como su principal prioridad y hasta como primer decreto en caso de llegar al gobierno, la eliminación de la “ideología de género”.
A partir de esta lucha en defensa de la familia y en contra de la “ideología de género” se oponen a toda una serie de reclamos de las mujeres y la población sexualmente diversa.
¿Cómo entendemos los problemas sociales?
Desde el PT creemos que efectivamente hay una situación de descomposición social, que trae todo tipo de secuelas, y que conducen también a un atraso en los valores humanos.
Pero estas situaciones, son un producto de las crecientes desigualdades y del aumento de la explotación de la clase trabajadora. Las migraciones forzosas de miles de familias, la falta de recursos para poder garantizar las necesidades básicas o la frustración de no estar seguros de si podrán tener mañana un plato de comida en la mesa, conduce a miles de personas a la desesperanza, las adicciones y la violencia.
Y en el marco de estas situaciones de barbarie que se acrecientan cada vez más, entendemos que haya una necesidad por encontrarle una explicación a estos hechos. Sin embargo nos parece totalmente equivocado responder a los problemas sociales, buscando chivos expiatorios a quienes culpabilizar.
El problema de la violencia, la separación en las relaciones de pareja, el abandono de niños o la crisis de la CCSS, no es producto del reconocimiento de los derechos de la población LGBTI o de que se enseñe educación sexual en las aulas. Quienes así lo quieren hacer ver, están intentando distraernos del verdadero problema.
Los capitalistas históricamente han buscado la manera de dividir a la clase trabajadora, para restarle fuerza, evitar las luchas que amenacen a los que hasta hoy tienen el poder. Para ellos es más fácil crear prejuicios contra la población LGBTI o las mujeres, que cumplir con las necesidades de la población trabajadora. Para decirlo de manera más clara, le cuesta menos al capitalismo una marcha en defensa de la familia que una marcha por los aumentos salariales.
Es por esto que decimos que los partidos políticos que se manifiestan en defensa de la familia, lo hacen con un contenido populista, jugando un papel en beneficio de los grandes empresarios y distrayendo la discusión política nacional de los verdaderos problemas.
Nuestra posición
Tenemos que combatir los males que aquejan a la sociedad. Pero esos males no están instalados en las mujeres, en la población LGBTI, o en el reconocimiento de derechos. Es el capitalismo el que ataca las relaciones sociales, y utiliza los prejuicios para crear distractores.
Un ataque contra los sectores que sufren opresión, se convertirá en un ataque para todos, porque justifica que no existen derechos, sino solo privilegios reservados para un pequeño sector.
Desde el Partido de los Trabajadores seguiremos defendiendo abiertamente los derechos de las mujeres, de la población LGBTI y de los migrantes. La ideología de género es un fantasma creado para distraer el enojo de nuestros verdaderos enemigos, y ponernos a pelear dentro de nuestra misma clase social.
Como socialistas, creemos que la religión debe ser un asunto privado. Defendemos un Estado laico que establezca límites claros entre el Estado y las denominaciones religiosas, para eliminar la intromisión de las religiones en la definición de políticas públicas.
Como organización política promovemos la unidad de la clase trabajadora para combatir el machismo y la homo-lesbo-bi-transfobia. En nuestras visitas a barrios, fábricas y centros de trabajo, seguiremos promoviendo un programa socialista por la defensa de los derechos de las mujeres y la población LGBTI.
Nuestro programa ha sido claro y contundente, en defensa de la educación sexual científica y laica desde las aulas, el derecho a la adopción y el matrimonio igualitario para parejas del mismo sexo, defendemos la necesidad de una ley de identidad de género y el acompañamiento médico y psicológico para las personas trans, así como el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.
Hacemos un llamado a los sindicatos y organizaciones sociales a sumarse también a esta tarea, porque el combate a la opresión y la explotación es una tarea de toda la clase trabajadora.