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Las dirigencias sindicales deben un llamado a las calles para defender el derecho a huelga

El pasado 25 de octubre los medios de comunicación dieron la noticia sobre el aval por parte de la Sala Constitucional al proyecto de «Ley para garantizar seguridad jurídica sobre la huelga y sus procedimientos», la noticia fue celebrada por las cámaras empresariales y el gobierno, quienes estaban seguros de que se iba permitir el ataque al derecho de huelga que venían trabajando desde la gran huelga del sector público del año anterior contra el plan fiscal.

Ese aval del tribunal constitucional repite la misma dinámica del año anterior cuando también dio luz verde al Plan Fiscal, y confirma que durante las últimas décadas, los magistrados se han encargado de avalar los principales proyectos que impulsan los empresarios y sus peones el gobierno, como el TLC y todas sus leyes de implementación, la concesión de APM, la reforma procesal laboral,  la eliminación de la mayoría de convenciones colectivas, mientras rechaza miles de recursos de amparo para proteger el medio ambiente, habeas corpus por los luchadores detenidos y violaciones a la libertad sindical.

La clase trabajadora no puede confiar en la institucionalidad para defender derechos

Como señalamos anteriormente la Sala Constitucional ha mostrado su verdadera cara, por eso ha sido un gran error confiar en los sectores que llamaron y siempre han llamado a confiar en las instituciones y las leyes cuando estamos en plena lucha.

Tanto el año anterior contra el plan fiscal, como ahora en la defensa de nuestro derecho a huelga, muchos dirigentes sindicales y el mismo diputado Villalta, nos llamaron a confiar en que los magistrados, llamado que solo sirvió para alimentar falsas ilusiones y desmovilizar el proceso de lucha. 

Desde que los ataques contra el pueblo y los derechos de la clase trabajadora se han profundizado por parte del gobierno y los empresarios, las instituciones se han mostrado completamente en contra de nuestros derechos y nuestras luchas, los tres poderes el Estado ya sea con los diputados, el presidente y sus ministros, así como los jueces y magistrados, han colaborado para que los ataques se puedan llevar a cabo, torciendo las leyes a favor siempre de los ricos y sus intereses.

Por eso, llamar a confiar en esas instituciones podridas es engañar y crear falsas ilusiones a quienes luchan, ya que se está negando la única realidad, la cual dice que solo la fuerza de la movilización y lucha de la clase trabajadora puede garantizar el éxito.

Hay una guerra contra el pueblo, pero la mayoría de las dirigencias sindicales son complacientes y cobardes

 En este momento la clase trabajadora tiene un problema grave con la actuación de las dirigencias sindicales, que pareciera en el fondo aprueban que nos quiten nuestro derecho a huelga, nos apliquen ataques directos a nuestros salarios y convenciones colectivas.

Mientras vemos como nos arrebatan derechos y nos ponen la crisis en nuestras espaldas, nos llaman a confiar en las instituciones, y cuando llaman a huelga es por un día y sin preocupación alguna por construir una verdadera unidad de todos los sectores en lucha.

Tampoco las dirigencias sindicales tienen una preocupación por sumar a la mayoría de la clase trabajadora que está en el sector privado, no tienen esa tarea como urgente a pesar de ser evidente que no hay posibilidades de poder vencer al gobierno si no está toda la clase trabajadora unificada contra los ataques.

 Los militantes del Partido de los Trabajadores hemos estado al frente de un proceso de discusión con diferentes compañeros y compañeras del sector público, denunciando justamente que las direcciones sindicales que tenemos en la mayoría de los sindicatos no nos sirven, en muchos casos son las mismas que han cosechado derrota tras derrota en los últimos 20 años, por lo que la unidad en las bases debe ser la clave para sacudirnos las direcciones traidoras, complacientes o incapaces, para poder luchar por una verdadera unidad de la clase trabajadora contra el gobierno.

Aún estamos a tiempo de salvar nuestro derecho a huelga y preparar la batalla para que los ricos paguen la crisis

La luz verde de la Sala Constitucional al proyecto de ley que elimina nuestro derecho a huelga, solo debe ser un banderazo de salida para nuestra lucha, ya que los diputados intentaran votar ese proyecto lo antes posible.

Aunque diputados como Villalta y Fraggy Nicolás sostienen que el proyecto debe iniciar desde cero, confrontados con la mayoría que dicen que el proyecto solo debe sufrir pequeños cambios para ser votado, lo cierto es que independientemente de esa discusión técnica legislativa, el camino es organizar la lucha para salir a enfrentarlo inmediatamente.

En el Partido de los Trabajadores creemos que debemos presionar a las dirigencias sindicales para hacer un llamado unitario a huelga de todo el sector público, pero ésta vez sacando las mejores enseñanzas de la huelga anterior, empezando por luchar por la máxima democracia de base de las huelgas, profundizar en los métodos que permitan paralizar la economía con bloqueos en todo el país, pero sobre todo poniendo a las decenas de miles de huelguistas a ir a buscar a la clase trabajara a las comunidades y centros de trabajo, para que se sumen a la lucha.

América latina está viviendo un proceso regional de lucha, millones de trabajadores en países como Chile, Ecuador y Haití nos muestran el camino de lucha, resistencia y unidad contra los ataques globales que los organismos financieros internacionales y los gobiernos títeres intentan aplicar para cobrar la crisis económica a la clase trabajadora.

Mientras los empresarios y el gobierno orquestan una guerra contra el pueblo, no nos queda más que salir a defendernos, pero con el objetivo de unificar a los trabajadores, campesinos, estudiantes y al pueblo en general no solo para frenar los ataques, si no para imponernos como mayoría de sociedad y garantizar que la crisis que vivimos sea pagada por los que más tienen.

Desde el Partido de los Trabajadores creemos que la lucha debe organizarse y seguir hasta quitarle el poder y el control de nuestras vidas a los empresarios y sus gobernantes, ya que solo la lucha por un gobierno realmente socialista, donde los trabajadores y el pueblo asuman la dirección del país, destruyendo las instituciones que solo le sirven a los ricos y creando nuevas formas de gobernar por y para el pueblo, solo un gobierno así  puede solucionar los problemas de fondo que tenemos como sociedad producto del sistema capitalista que ha demostrado ser incapaz de garantizarnos y una vida digna a los pueblos el mundo.

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