(foto de elmundo.cr)
El siguiente documento es una serie de propuestas que han sido discutidas por los militantes, amigos y simpatizantes del Partido de los Trabajadores en la Universidad de Costa Rica.
Nuestro interés es contribuir al debate y rearme en las banderas de lucha de los trabajadores y la comunidad universitaria. La comunidad universitaria (docentes, estudiantes, administrativos) tenemos una ardua lucha por delante: por un lado, una lucha por la salud, por la vida en contra de una pandemia producto de un virus nacido de la interacción violenta del capitalismo con la naturaleza; y, por otro lado, la lucha del pueblo trabajador contra los gobiernos que han usado la excusa de la pandemia para desarrollar una guerra contra los derechos económicos y sociales, entre ellos el derecho a la educación pública.
El gobierno de Carlos Alvarado, desde el primer día de su mandato, fue un enemigo de los derechos de los trabajadores universitarios y de la educación pública, aplicó el plan fiscal y mantuvo el recorte presupuestario llevando el presupuesto a valores del año 2015. Para ello contó siempre con el apoyo y la colaboración de la Rectoría y el CONARE, quienes fueron los encargados de aplicar el programa neoliberal en la UCR y en todo el sistema universitario. Ese camino se ha radicalizado, desde que empezó la pandemia.
Le proponemos al SINDEU, a la Federación de Estudiantes y a las asociaciones estudiantiles y a la comunidad universitaria en general organizarnos en un espacio común para luchar por el siguiente programa de demandas:
Hacia el gobierno y la Asamblea Legislativa.
Continuar e intensificar la divulgación del carácter nefasto y rechazar en todos sus alcances las políticas emanadas por la Comisión Especial que Estudie, Analice y Eventualmente Proponga Proyectos de Ley o Reformas en Relación con la Administración del FEES, Expediente Legislativo 21.05.
Rechazar el intento de modificar los artículos 84 y 85 constitucionales, para limitar la autonomía universitaria en materia presupuestaria.
Rechazar los intentos de congelamiento y precarización salarial implicados en el acuerdo legislativo.
Rechazar la pretensión productivista, opuestas al espíritu de producción de conocimiento que exuda todo el documento legislativo.
Demandar un proceso de recuperación del presupuesto universitario que actualmente se encuentra en los mismos niveles que el año 2015.
Trabajadores
La situación de crisis pandémica y de guerra económica contra los trabajadores ha puesto en una situación muy difícil, personal y laboralmente, a todo el personal universitario y por lo tanto demandamos las siguientes acciones de las autoridades universitarias:
El respeto irrestricto a la convención colectiva y los derechos laborales y salariales de los trabajadores. Este año no ha sido pagada la anualidad, ni se han realizado aumentos salariales, tampoco se están pagando los pasos académicos. La situación pandémica no ha derogado los derechos laborales y por lo tanto demandamos que se cumplan a cabalidad.
El proceso de virtualización del curso, abrupto como ha sido, ha significado un aumento neto de las horas de trabajo de los docentes. No hay datos de la oficina de recursos humanos y demandaríamos un estudio al respecto. Encuestas internacionales hablan que el 77% de los docentes han aumentado al menos 2 horas su jornada de trabajo diaria. Es decir, los docentes universitarios probablemente estamos trabajando 10 horas netas al día. Además, el teletrabajo ha producido en los hechos que se borren las distancias entre la jornada de trabajo y la jornada de descanso. Demandamos por lo tanto que en el II semestre se dé una semana de descanso a medio semestre (semana 9), para evitar el “burning out” del personal. En esta semana los y las estudiantes pueden continuar con sus asignaciones de los cursos de forma asincrónica.
Asimismo, demandamos al Consejo Universitario y a la Junta de Ahorro y préstamos de la Universidad de Costa Rica un crédito especial TASA 0 para que los y las trabajadores pueden adquirir los recursos necesarios para garantizar su trabajo remoto (computadoras personales o de escritorio, conectividad de alta velocidad, escritorio, sillas de oficina, entre otros).
En las actuales condiciones de incertidumbre creemos que las autoridades se deben comprometer a no realizar ningún despido en la universidad y en caso que la matricula disminuya debe por ende repartirse las horas de trabajo y los estudiantes por aula para garantizar la carga académica de los y las docentes. Todos los grupos de 30 o más estudiantes deberían transformarse en cursos de 20 o 15 estudiantes. Los cursos de cátedra y de servicio de más de 80 estudiantes igualmente se deben transformar en grupos más pequeños para garantizar no solo un proceso de enseñanza más individualizado, sino que también para que los y las docentes puedan continuar con su carga académica.
La virtualización de la educación universitaria y de la educación en general está produciendo un efecto regresivo entre las trabajadoras universitarias. Hay ya múltiples advertencias en la comunidad académica del retroceso de la participación de las mujeres en las actividades académicas. La situación pandémica y la guerra social del gobierno puede significar un retroceso de larga duración en la participación de las mujeres en la vida universitaria. Hoy las trabajadoras universitarias están viviendo el recargo del trabajo doméstico y el recargo de la educación de los niños en edad escolar. Por lo tanto, sugerimos que a todas las mujeres universitarias con niños en edad escolar (0 a 12 años) se les reconozca el equivalente a ¼ de tiempo de su jornada como jornada pagada, es decir una reducción de la jornada de trabajo con igual salario.
La combinación de crisis pandémica y guerra económica pone en peligro la continuidad de los planes de estudio de muchos estudiantes. Por lo cual creemos que debe ser garantizado el trabajo de los docentes universitarios para el ciclo III-2020, justamente para resolver los problemas de demanda insatisfecha y deserciones que existieron en el ciclo I-2020.
En el caso de los trabajos de Acción Social que ya se venían recortando y desmantelando desde antes de la pandemia, es más relevante que nunca preservar estos tiempos y estos trabajos. Muchos de estos TCU pueden ser dirigidos y ajustados para ayudar a mitigar los efectos más duros de la pandemia y la crisis económica en la sociedad costarricense.
Le exigimos a la Rectoría que garantice equipo de protección al Covid-19 (mascarillas, guantes, protectores faciales, alcohol, alcohol en gel, jabón para lavarse las manos) a todos los y las trabajadoras que tengan que realizar su trabajo presencialmente en la Universidad, independientemente si son trabajadores en planilla o de las empresas tercerizadas que contrata la UCR.
Demandas para los estudiantes.
Creemos que se deben tomar tres medidas de emergencia en relación con la comunidad estudiantil:
- Una campaña nacional por mantener la matrícula universitaria y evitar una deserción en masa en el segundo semestre que podría ser irreparable en la historia de la producción de conocimiento del país.
- ● Decretar la prohibición del rebajo de la beca mientras que se mantenga la situación pandémica y que no se rebaje el rubro de alimentación, más bien que se ajuste a los actuales precios de los alimentos más caros producto del ingreso del IVA y al hecho de que los estudiantes no tienen acceso a los alimentos subsidiados de la Universidad.
- Otorgar un “décimo tercer mes” de beca para los estudiantes en agosto, para afrontar todos los gastos que implica la virtualización.
Ante la ausencia de residencias estudiantiles y el problema de que muchos estudiantes no tienen en sus hogares condiciones para estudiar, proponemos sustituir el derecho de residencia por dinero suficiente para alquilar una habitación que garantice condiciones mínimas para poder estudiar mientras dure la pandemia.