La candidatura del Dr. Hernandez y su pose de sanador de la política en Costa Rica albergo, en sus 150 días de duración, considerables esperanzas en un sector de la población trabajadora del país.
A pesar de no pronunciarse sobre los primeros elementos en debate (crisis fiscal, CCSS y desempleo) y de no contar con un posicionamiento claro sobre las más sentidas necesidades de los trabajadores, su bonachona ingenuidad y su perfil, intencionalmente destacado como ajeno a la política y los partidos tradicionales, logró hacer que el PUSC pegara un salto en las encuestas y se colocara como la segunda fuerza política.
Actualmente frente al show de las cartas y las renuncias del Dr queremos plantear nuestra posición sobre algunas preguntas que han surgido a raíz de esto y que aún están en el ambiente.
¿Representaba el Dr. Hernández una nueva esperanza para la “gente buena y decente” en las elecciones? ¿Hubiese podido cumplir su objetivo de “rescatar la democracia” dentro de la Unidad o será que más bien estaba destinado a fungir como figurón para que el PUSC pudiera mejorar su margen de negociación con el PLN y restaurara el bipartidismo en el país?
Ante ambas preguntas nuestra respuesta es un rotundo NO.
¿A que respondía la candidatura del Dr. Hernández?
Para nosotros en el PT, la candidatura del Dr. fue una maniobra, casi exitosa, de las dos corrientes del PUSC (Convergencia Calderonista y Renacer Socialcristiano) para revivir el bipartidismo e intentar reconstruir la correlación de fuerzas que tuvieron ambos partidos durante los 90s en la asamblea legislativa.
Esta política ha quedado demostrada como una necesidad para la burguesía ante la incapacidad del PLN de aprobar proyectos estratégicos como la profundización de la apertura eléctrica, la legalización de la flexibilidad laboral, una reforma fiscal que arrecueste el déficit sobre el pueblo trabajador, entre otros. No hay duda que sectores empresariales le apostaron a esta alternativa ante el impasse estratégico en el que se encuentra el gobierno de Chinchilla.
Es sabido además, que Calderón siempre estuvo detrás de su postulación. Lejos de ser un paladín honesto e independiente, el “doc”, fue la ficha con la que la tendencia, Convergencia Calderonista, intentaría sostener algo de su influencia en un partido controlado por la tendencia opositora, Renacer Socialcristiano. Su procedencia y motivos también quedan expuestos por su comité estratégico de su campaña, compuesto por cuadros neoliberales vinculados a los gobiernos de Calderón y Rodríguez, como Gonzalo Fajardo, Rolando Lacle, Danilo Chaverri y Jorge Guardia.
Por otro lado y a pesar de que el mismo Dr. Hernández nunca quiso revelar la verdad sobre las “puñaladas” y “los intentos de controlarlo” que denuncia dentro del PUSC, es un hecho que lo que predomino realmente en su vergonzosa y vacilante renuncia fue la disputa entre viejos, y no tan viejos caudillos, por el control del partido y del perfil de la campaña electoral.
Nadie, ni fuera, ni dentro de su partido, se tomó en serio su intento de reivindicarse como árbitro y salvador neutral al pedir la expulsión del comité ejecutivo del partido de Vargas y Alvarado (de Renacer Socialcristiano), al mismo tiempo que el alejamiento de Miguel Ángel Rodriguez y Calderón Fournier de su campaña.
Posible incremento en la apatía con los partidos y el abstencionismo
Entre las posibles reacciones que ya se han anticipado ante el show del Dr. Hernández se encuentra incremento de la apatía, del sentimiento anti política y el abstencionismo en las elecciones. Esto es comprensible no solo por la desilusión generada por semejante show, sino también porque el fenómeno mediático del Dr. había logrado atraerle un sector del electorado a la Unidad Socialcristiana.
A pesar de que no vimos nunca una opción para los trabajadores en el Dr., no creemos que la solución en el marco de las elecciones sea sumirse en posiciones anti política y en el abstencionismo. Nos parece que estas posturas solo benefician a los partidos y candidatos que tradicionalmente representan a los empresarios y les facilita obtener más cómodamente su mayoría.
Además este tipo de salidas no ataca la raíz del problema de la falta de opciones electorales que ofrezcan una verdadera salida a los problemas de empobrecimiento y desempleo para los jóvenes y los trabajadores, ni mucho menos plantea una salida para cambiarla.
Para nosotros desde el PT, el incremento en el abstencionismo y la pérdida de confianza en los partidos políticos reportado en las encuestas es, en parte, consecuencia del empobrecimiento y la falta de perspectivas generados por la crisis de la economía capitalista en el país. Es la expresión electoral del mismo descontento que millones de jóvenes y trabajadores ya han venido expresando en Brasil, España, Portugal, Grecia, Chile, y en Costa Rica mismo con las movilizaciones contra el gobierno de Laura.
La falta de confianza en los partidos y en la promesa de cambio que siempre han traído las elecciones, también está relacionada con el desgaste que vienen teniendo partidos como el PLN, el PUSC, el PAC, el ML.
Este desgaste no es más que el precio que dichos partidos vienen pagando por defender e impulsar un modelo económico que ha generando tanta miseria, y por defenderlo a costillas del pueblo trabajador ahora que está en crisis. Claramente tanto desempleo, tantas concesiones corruptas, tarifazos, y bajos salarios durante estos cuatro años no iban a dejar intactos a los principales protagonistas y decisores políticos que los han impulsado o tolerado.
Es importante destacar como el PAC y el ML, ante la debacle del PUSC y el Dr., han convocado e incorporado fichas del bipartidismo socialcristiano para reciclar en sus vicepresidencias. Por un lado Ana Helena Chacón abanderada del SI al TLC y Helio Fallas ex ministro de hacienda de Pacheco por el PAC. Y por el otro, Thelmo Vargas, el ministro de hacienda de Calderón que ataco el financiamiento de las universidades públicas, en el Movimiento Libertario. Podría decirse que aunque no haya claridad aun sobre las posibilidades de replicar el bipartidismo, la semilla del mismo está presente en estos tres.
Este mismo desgaste de los partidos políticos, y la falta de personal político potable ante el electorado, el que explica porque la Unidad Socialcristiana tuvo que apoyarse en un candidato tan impredecible e incompetente como el Dr. Hernández.
Desde el Partido de los Trabajadores creemos que la única forma de superar esta ausencia de alternativas políticas que respondan a los intereses de los trabajadores y los jóvenes, y no a los intereses empresariales y corruptelas a las que estamos acostumbrados, es democratizando a fondo las reglas del proceso electoral.
&n
bsp;
Solo si las verdaderas problemáticas del pueblo trabajador son expresadas directamente en las elecciones por las personas que las experimentan será posible que existan partidos y candidatos que lo representen. Es por eso que como PT nos hemos embarcado en la tarea de construir una herramienta política independiente de los empresarios y que busque servir a la lucha de millones de trabajadores contra la explotación y las miserias en que los sume el capitalismo y su crisis actualmente.
Para que una herramienta con estas características prospere, es necesario democratizar las restringidas reglas del proceso electoral que solo favorecen a las mismas candidaturas y sectores de siempre. Esta democratización tiene que pasar por medidas como el otorgamiento de permisos con goce de salario para que los trabajadores podamos faltar y ser candidatos dedicados a la campaña electoral, la facilitación del proceso de inscripción de nuevos partidos políticos, la prohibición del financiamiento de campañas políticas vía grandes empresas y bancos, la asignación de espacios equitativos a todos los partidos en la radio y televisión, la repartición equitativa de la deuda política para poder financiar materiales de campaña y la otorgación de derechos políticos y voto a la población nicaragüense en el país.
Como un partido que se financia solo con donaciones de trabajadores hemos sufrido en carne propia la falta de visibilidad en los medios de comunicación y la desigual competencia con el resto de partidos que pueden respaldar los préstamos de sus campañas con el dinero de todos los trabajadores. Es por esto que defendemos a ultranza la democratización del proceso electoral en el país como parte de nuestro programa de gobierno.
¡Ni abstencionismo, ni vices socialcristianos: democratizar las elecciones para que el pueblo trabajador participe con candidaturas propias!