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Desde el primer día apoyamos la insurrección contra Daniel Ortega en Nicaragua

Era el mes de abril del 2018 cuando estalló una auténtica insurrección contra el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua. Una reforma a las pensiones pactada con el Fondo Monetario Internacional fue el detonante inmediato de fuertes movilizaciones que en pocos días paralizaron el país y llegaron a poner en jaque a la tiranía.

Las movilizaciones contra Ortega coincidían con una profunda crisis de lo que hemos llamado el castro-chavismo en la región. A la crisis del FMLN en El Salvador o de Maduro en Venezuela se sumaba ahora la amenaza contra uno de las piezas fundamentales del aparato del “Socialismo del siglo XXI”.

A diferencia de la llamada izquierda castro-chavista nunca hemos considerado a esos gobiernos como de izquierda, mucho menos socialistas o favorables al pueblo. La concentración del poder afianzada en reformas constitucionales espurias convirtió a esos gobiernos en verdaderas dictaduras capitalistas, de ese análisis concluíamos que allí donde se pusiera en jaque a esos mal llamados gobiernos socialistas había que estar en el campo de la lucha del pueblo contra sus propias tiranías.

La mayoría de la izquierda mundial le dio la espalda a la insurrección

Desde el 19 de abril del 2018 hacíamos  “un llamado a activistas, organizaciones sociales, sindicatos, partidos políticos y estudiantes a que denunciemos la represión del gobierno de Ortega y a organizar un movimiento para manifestarnos en la Embajada de Nicaragua (https://ptcostarica.org/alto-represion-gobierno-ortega/). Desde el primer día no dudamos en estar ahí, nuestro análisis de estos gobiernos y la integración en nuestras filas de un importante número de obreros nicaragüenses que trabajan en Costa Rica fue una brújula determinante para no dudar ni un segundo del respaldo a la lucha que recién empezaba.

A diferencia de nuestra postura de apoyo inmediato, la mayoría de la autodenominada izquierda le daba la espalda a la lucha. En el Frente Amplio por ejemplo convivían tres posiciones -todas enemigas de la insurrección-: un sector defensor de la dictadura que acusaba a la insurrección de ser una conspiración de la derecha, otro que llamaba a la paz social denunciando la violencia “de cualquier bando” como lo hizo el diputado Villalta pero sin tomar posición a favor de la lucha contra Ortega y otro sector que con un discurso nacionalista llamaba a concentrarse en los problemas del país y “dejar a Nicaragua resolver sus propios asuntos”, dándole también la espalda a la lucha.

Podemos afirmar que el PT fue la única organización de izquierda en Costa Rica que apoyo sin vacilaciones la insurrección contra Ortega desde un primer momento. Mientras otros respaldaban a la dictadura o denunciaban una supuesta conspiración liderada por el COSEP (Consejo Superior de le Empresa Privada, organismo del gran empresariado nicaragüense), nosotros desde el primer día estuvimos acompañamos las movilizaciones en Costa Rica e impulsamos diversas acciones de solidaridad mediante comités de apoyo a la insurrección, volanteos y foros en los barrios, marchas o mítines en la Embajada de Nicaragua.

Comité de Solidaridad con Nicaragua en la UCR

Una de esas muestras de apoyo fue el comité de solidaridad impulsado por nuestros militantes de la juventud en la Universidad de Costa Rica. Durante muchos meses ese espacio fue el principal punto de apoyo a la lucha desde nuestro país, un esfuerzo que no contó con el respaldo de la Federación de Estudiantes liderada entonces por una coalición de los partidos Alternativa -ligado a la Juventud del Frente Amplio y Progre -ligado a la Juventud del PAC-.

Mediante el trabajo de base del comité se logro dar un importante respaldo a la lucha en Nicaragua y a los compañeros refugiados que ya empezaban a llegar al país huyendo de la dura represión del gobierno Ortega.

En las construcciones y los barrios obreros también dijimos ¡Fuera Ortega!

Más allá de la universidad también llevamos la solidaridad visitando barrios con importante composición de migrantes nicaragüenses y en grandes construcciones. Con mucha simpatía fue recibido nuestro apoyo y la respuesta fue muy importante fortalecer la solidaridad tan urgente en aquellos días.

La represión y la confianza en una “vía pacífica” derrotaron la insurrección

Desde el principio no sólo apoyamos las movilizaciones sino también presentamos un programa revolucionario para responder las necesidades el pueblo nicaragüense (https://ptcostarica.org/programa-socialista-revolucionario-nicaragua/). Hicimos un importante esfuerzo por discutir ese programa con compañeros nicaragüenses tanto en Costa Rica como en Nicaragua, conscientes de que habían sectores de la oposición que conducían la lucha hacia un callejón sin salida.

En primer orden de ese programa alertábamos que no era posible ningún diálogo con la dictadura y que la tarea urgente era hacer caer el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo fortaleciendo los tranques en todo el país y la autodefensa del pueblo ante la represión del gobierno. La llamada Alianza Cívica impuso un programa muy distinto al nuestro, llamando a participar de un diálogo con Ortega mediado por la iglesia católica y a desmontar los tranques en todo el país, lo que sólo fortaleció al gobierno y le permitió llevar adelante una escalada represiva mediante la “Operación Limpieza” que terminó en cientos de muertos y detenidos, así como con miles de refugiados que tuvieron que huir para salvar sus vidas.

La Alianza Cívica llamaba a resistir pacíficamente, es decir, a que el pueblo guardara los morteros y renunciara a cualquier armamento. En Nicaragua no había espacio para una salida pacífica de Ortega, su poder militar y sus profundos intereses económicos lo aferraban al poder que defendió con todo su arsenal policial mientras “los dirigentes” llamaban a replegarse y no responder los ataques de la policía.

Nosotros nunca hemos defendido una estrategia guerrillera, es decir, la de pequeños grupos aislados que toman las armas para enfrentarse en combate al gobierno como ocurrió en el pasado en Nicaragua. Lo que sí señalábamos en ese momento era que “ante el asedio y la represión que lleva adelante el gobierno se impone la organización de la autodefensa popular para rechazar a la policía, el ejército y a las turbas sandinistas. Esto no lo podemos hacer si todas las armas las tiene el ejército y la policía y quienes luchamos debemos enfrentarnos con piedras y morteros.

Los empresarios jamás aceptarán por las buenas la aplicación de medidas que puedan sacar a la sociedad de la dictadura. Quieren perpetuar todos sus privilegios, y para protegerlos no les importa que siga la dictadura.
Los explotados deben defenderse contra la dictadura, que garantiza los intereses de los capitalistas.  Por esto resulta indispensable armar a los trabajadores y armar a los campesinos pobres
”.

Continuar el ejemplo de lucha de la juventud de abril

Aunque sectores de la Alianza opositora repetían “Vamos ganando” lo cierto es que se sufrió una dura derrota. Lo mejor de la juventud nicaragüense en cuatro décadas se levantó con valentía, se le plantó al gobierno y amenazó con la caída del régimen.

Los grandes empresarios, el imperialismo gringo y sus organismos como la OEA, así como gran parte de la diplomacia mundial le dieron la espalda a esa valiente juventud y prefirieron seguir pactando con Ortega en el poder.

Tras la muerte, la represión y el exilio de lo mejor de la juventud esos mismos sectores enemigos de la insurrección ahora siguen adelante con llamados electorales que solo llevan al camino de más derrotas, intentando crear la ilusión de sacar a Ortega en unas nuevas elecciones sin democracia. Le tocará a esa juventud junto al pueblo pobre y trabajador nicaragüense levantarse nuevamente, no solo contra Ortega sino también contra sus falsos opositores, con la valentía de abril y el aprendizaje producto de los errores cometidos ese pueblo deberá entrar en escena con fuerza como ya lo ha hecho en el pasado.

Una alternativa política que apuesta por una nueva revolución

Desde el Partido de los Trabajadores y la Liga Internacional de los Trabajadores (LIT-CI) apoyamos la insurrección contra la tiraranía Ortega-Murillo y lo seguiremos haciendo porque es necesaria su caída.

Junto a la lucha del pueblo nicaragüense creemos que es necesario construir una verdadera alternativa revolucionaria, que enfrente de manera consecuente a la dictadura aún en las duras condiciones actuales producto de la derrota sufrida.  Desde la LIT-CI y el PT abogamos por construir esa alternativa política sin la cual el pueblo nicaragüense seguirá siendo presa de la opresión y la explotación.

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