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Nos sumamos al movimiento, debatiendo y criticando las posiciones antiderechos

Desde el PT hemos hecho un llamado a sumarnos a las movilizaciones y fortalecer los bloqueos que en todo el país están expresando el descontento que hay con los planes de ataques del gobierno. Esto sin embargo, no quiere decir que estemos dando un apoyo a ciegas a la dirección del movimiento Rescate Nacional, al contrario, somos bastante críticos, pero creemos que el discutir estas diferencias pueden ayudarnos a fortalecer la valiente lucha de quienes están dando la batalla en las calles.

En este artículo queremos detenernos en el carácter conservador que se ha expresado en las publicaciones que circulan en redes sociales y a través de los grupos de WhatsApp con las posiciones del Movimiento Rescate Nacional (MRN) o declaraciones que han hecho sus dirigentes a la prensa.

En las imágenes de los bloqueos se han visto estos espacios convertidos en cultos religiosos en plena calle, y no sorprende que la dirección del movimiento no se haya demarcado de esto, ya que en una de sus publicaciones afirman que los principales derechos y valores a proteger por el Movimiento Rescate Nacional, “son provida, profamilia, de valores cristianos y católicos, comprometidos por ver velar por la democracia, amantes de la justicia social y el bienestar familiar.” De la misma forma,Oscar Campos, quien es uno de sus dirigentes, intenta formar un nuevo partido entre cuyos fines busca “que se restituya la santidad y la autoridad en el hogar”, así como “fortalecer los valores morales, espirituales, culturales, intelectuales y cívicos”.  

Esto, llevado al plano de la discusión de los últimos años, se traduce en un rechazo a las políticas y los movimientos que han abogado por mayores derechos de las mujeres y la población LGBTI, especialmente en el marco de la aprobación del matrimonio igualitario y la norma técnica. 

El uso oportunista del sentimiento religioso y la responsabilidad de las direcciones

No es sorpresa que los dirigentes de este movimiento se apoyen en el sentimiento religioso como táctica para ganar simpatías entre un sector mayoritario de la población. El sentimiento religioso ha sido ampliamente utilizado por distintos gobiernos en la pandemia, ya sea para negar la existencia o la gravedad de la crisis sanitaria para mantener la economía, o para seguir escalando en popularidad, como lo hizo el Gobierno de Costa Rica cuando organizó el viaje de la negrita en helicóptero. Por eso, no sorprende que ahora se utilice también la misma táctica desde el MRN, especialmente sabiendo que el tema religioso polarizó las últimas elecciones nacionales, donde 14 diputados fueron electos por el Partido Restauración Nacional. 

Pero esa apuesta política tiene consecuencias desastrosas; debilita el movimiento, excluye a sectores de la población, fortalece la LGBTfobia y puede acabar generando aún más violencia contra quienes ya sufren de discriminación. Y más aún, estas actitudes son contrarias a la búsqueda de la liberación de los sectores oprimidos, la cual debería ser parte de las tareas estratégicas de quienes dicen luchar por una sociedad más justa. 

Cuando en los discursos en la calle, se le atribuye la culpa de la situación económica del país a hechos como la aprobación del matrimonio igualitario, debería haber una respuesta contundente de quienes se postulan como líderes. No exageramos cuando decimos que estas posiciones tienen graves consecuencias que atentan contra los sectores oprimidos y contra el mismo movimiento. A lo largo de la historia, hay innumerables y lamentables ejemplos que culpabilizan a mujeres, LGBTI, negros, indígenas, migrantes y demás sectores oprimidos, de tragedias que van desde pestes hasta desastres naturales. 

Pero no es “solo” el fortalecimiento de otros discursos opresivos lo que nos preocupa. Estas posiciones, se vuelven aún más peligrosas en momentos de crisis como las que enfrentamos, cuando la desesperación acentúa la búsqueda de salidas y respuestas sobrenaturales para los sufrimientos y dolores que nos invaden.

Estos fundamentalismos se alimentan de la legítima desesperación y de la fe de las personas para irradiar una epidemia de prejuicios y, al mismo tiempo, promover un ataque a la ciencia en el momento en que más hace falta el conocimiento basado en investigación, estudios y rigor metodológico. Los mismos sectores que han manejado discursos conservadores son también vanguardia de las tesis negacionistas sobre la gravedad de la pandemia del Covid-19 como ha sido el caso de Célimo Guido, quien dijo que el Covid-19 “es una enfermedad que es una gripe, que se cura con una aspirina y un poco de cáscaras de limón ácido, demostrado.”[1] Estas declaraciones tienen el mismo origen fundamentalista que la aplicadas por los gobiernos de Trump y Bolsonaro, y que tan graves consecuencias han tenido en ambos países, encabezando los números de ranking mundial de contagiados y muertos por la pandemia.

No es un debate entre dos bandos

Queremos dejar muy claro que este no es un debate sobre religión versus ateísmo. Respetamos el derecho de toda persona de profesar la creencia religiosa que desee. Los revolucionarios, nunca encaramos la discusión de la fe como una “cuestión programática” ni creemos que sea una labor del partido hacer una declaración de guerra contra la religión, pero si colocamos en la discusión el papel histórico que han cumplido las religiones.

No creemos que se trate de una discusión entre dos bandos, aquí el problema es otro y tiene que ver con la discusión de las posiciones políticas que se asumen a nombre del movimiento y que atentan contra los derechos de grandes sectores oprimidos, haciendo uso de la religión y reproduciendo un esquema de dominación a lo interno del propio movimiento.  Lo que discutimos es el papel de esos discursos y el rol político e ideológico que cumplen en el mantenimiento de un sistema opresor.

Y más aun, la responsabilidad recae sobre los autodenominados líderes, que a su conveniencia utilizan este discurso capitalizando las profundas carencias de soledad, vacío y desesperanza que la profunda decadencia del capitalismo genera en los sectores populares. 

El combate a las opresiones debe ser parte permanente de nuestras luchas

Con las posiciones antiderechos que se ha atribuido, el MRN se niega a incorporar a sectores fundamentales en estas luchas como son las mujeres, que han venido librando una batalla contra la violencia machista; o a la población LGBTI que tiene décadas de estar luchando por sus derechos, y la población migrante, especialmente la nicaragüense, que acumula toda la experiencia de la lucha contra el gobierno y llegó al país huyendo de la dictadura. De todos estos sectores que se vienen movilizando desde antes, hay mucho que aprender.

Quisiéramos que todas las mujeres que se movilizaron en las semanas anteriores en contra de la violencia machista, se sumaran también hoy a las movilizaciones y los bloqueos que hay en las comunidades. Pero para eso, tiene que haber un movimiento que las reciba de manera honesta, que apoye su lucha, se coloque a su lado en el combate contra el machismo y la opresión, reconociendo que en medio de esta crisis la pandemia ha venido a profundizar la desigualdad.

Las mujeres están llevando la peor parte, afectadas por el desempleo, la pobreza, la sobrecarga en los hogares y tantas formas de violencia que se están expresando cotidianamente. Por eso, como mínimo, dentro de las principales demandas que hoy coloca el movimiento en las calles, tiene que estar incorporada la exigencia de declaratoria de emergencia nacional para atender la otra pandemia que enfrentamos, que es la violencia machista.

Si la batalla que hoy se libra en las calles es por la construcción de una sociedad más igualitaria, debe necesariamente tomar en cuenta también a las mujeres, a la población LGBTI, a las personas migrantes, a la población indígena y tener un proyecto de sociedad para todos estos sectores que han sufrido la opresión y sobre quienes recae de manera más fuerte el peso de la crisis económica.

Desde el PT reiteramos nuestro apoyo a la lucha, pero junto a esto, hacemos también un llamado a continuar debatiendo sobre la necesidad de incorporar los derechos de todos los sectores oprimidos. Como partido pondremos nuestros humildes esfuerzos al servicio de fortalecer la lucha y continuar esta discusión en cada uno de los espacios en que nos encontremos.


[1] Noticias Repretel, 2 de octubre.

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