En este año 2021 nuevamente el 1 de mayo llega en medio de la pandemia del COVID-19, solo que, a diferencia del año anterior, ahora el país cruza el pico más alto de transmisión y contagios, con el sistema de salud al límite del colapso, y con un gobierno abiertamente volcado en garantizar los intereses de los empresarios pese a la crisis sanitaria.
Si bien el virus ataca a todos los seres humanos, las políticas de los gobiernos capitalistas en todo el mundo se han encargado de que sea la clase trabajadora y el pueblo pobre quienes se vean más afectados, es la clase trabajadora la que está poniendo los muertos y los enfermos en esta pandemia, pero además quien está sufriendo el hambre y miseria que trae consigo la pandemia.
Son las mujeres de la clase trabajadora quienes han sido condenadas al desempleo y a un aumento verdaderamente significativo de la violencia machista, y es la juventud de la clase trabajadora que ha visto cómo su futuro se destruye con la exclusión del sistema educativo, el saqueo del régimen de pensiones y la exclusión del mercado laboral.
Los grandes empresarios por medio del gobierno, se han encargado de llevarnos a “la nueva normalidad”, que no es más que abrir completamente la economía para que las ganancias de los más ricos no se vean afectadas, a pesar de que eso signifique un aumento en la transmisión del virus y el caos sanitario.
Esa política ha tenido el resultado concreto de que por un lado los niveles de contagio salieron de control, pero por otro la acumulación de ganancias de los sectores más ricos del país se ha multiplicado durante el año pandémico, los ricos se hicieron mucho más ricos que antes mientras nosotros estamos pagando con muertos y hambre.
La situación es crítica ¿Que podemos hacer?
En este momento el gobierno y los grandes empresarios hacen todo lo posible por descargar la crisis económica que provoca la pandemia en las espaldas de la clase trabajadora, después de un año de pandemia y de crisis, siguen buscando como medidas de primer orden la destrucción de los derechos de las personas trabajadoras del estado y el pago de la deuda pública por sobre todas las cosas, en esta ocasión aprobando un préstamo del FMI para pagar deuda (Deuda para pagar deuda).
Mientras tanto el movimiento popular se encuentra desmoralizado y derrotado, producto de la gran derrota del sector público en la huelga del 2018, la aprobación de la Ley Anti Huelgas, y el aplastamiento por medio de la represión de las movilizaciones populares convocadas por Rescate Nacional en el 2020.
Este 1 de mayo no saldremos a marchar. Para nuestro partido, la vida de todas las personas luchadoras es invaluable, y creemos que las organizaciones sociales, los sindicatos, partidos y organizaciones sociales deberíamos hacer lo mismo. Estamos convencidos que las medidas de contención y cuarentena son necesarias para evitar contagios, nosotros combatimos las ideas equivocadas que naturalizan la apertura, ya que justamente esa idea es promovida por los sectores empresariales para aceptemos como “parte de nuestras vidas” a un virus altamente mortífero como el SARS-CoV-2 y sus variantes, y en el Partido de los Trabajadores consideramos que no es conveniente participar en la movilización del primero de mayo.
Aun así, consideramos que la clase trabajadora debe luchar por organizar una unidad verdadera en contra de los planes antiobreros del gobierno. En el 2018 el sector público salió a luchar contra el plan fiscal, de forma aislada, renunciando a las medidas radicales de lucha como los bloqueos, esto por la presión de las dirigencias sindicales que estaban empecinadas en mantener “la legalidad” de la huelga y no en ganarla. En el 2020 los pequeños productores salieron a luchar, contaban con el apoyo de algunos sectores del pueblo, pero no con el de los trabajadores del sector público ni la mayoría del sector privado. Aunque el método central fueron los cortes de ruta, y hubo heroica resistencia, ante la presión de las cámaras empresariales, las amenazas de persecución judicial, y el desgaste por el aislamiento de la lucha, la dirigencia echó para atrás.
Es indispensable la verdadera unidad del pueblo y los trabajadores para enfrentar a quienes nos están llevando al despeñadero, para eso debemos construir espacios de unidad con los sectores que están luchando activamente pese a todo, como las mujeres y los sectores campesinos, y que además incluya una unidad real entre trabajadores públicos y privados en todas las categorías y regiones del país. Hace falta una trabajo largo y paciente entre los trabajadores del sector privado, la gran mayoría de los trabajadores del país, quienes se encuentran amordazados por la dictadura de la patronal.
Solo con la unidad de todos los sectores: trabajadores del sector público, del sector privado, pequeños productores, estudiantes, será posible imponer por la lucha un programa para el país que nos garantice la verdadera defensa de la salud y la vida de la clase trabajadora, pero además que garantice un futuro digno
Para nosotros, el programa por el que debemos luchar debe enfocarse en:
- Que se decrete una cuarentena general para detener la propagación del virus en los centros de trabajo y en el transporte público, pero esa cuarentena debe otorgarse con salarios para que todas las personas puedan hacerla, los salarios deben salir de los bolsillos de los grandes ricos, tomándolos de las cuentas de los empresarios de los grandes supermercados, constructoras, fábricas de zona franca y agroexportadores que han reportado grandes ganancias durante la pandemia.
- Garantizar que las personas que tienen pequeñas empresas, emprendimientos y pequeños productores reciban subsidios que les permitan mantener a sus familias y pagar los salarios a los trabajadores.
- Otorgar pleno acceso a internet a toda la población, con el fin de que las personas pueden tener pleno acceso a los programas de educación virtual, comunicación e información en medio de la pandemia.
- Garantizar la vacunación para toda la población, para lo cual debemos sumarnos al movimiento internacional contra las patentes que impide una producción acelerada de dosis en las fábricas de todo el mundo.
- La suspensión inmediata de los pagos de la deuda, para utilizar los dineros para fortalecer el sistema de salud y la posibilidad de entregar alimentos y garantizar refugio a toda la población durante la pandemia. Así mismo detener cualquier plan antiobrero como la Ley de empleo Público y el endeudamiento con el FMI y más bien garantizar la eliminación de la ley anti huelgas y el plan fiscal.
- Enfocarnos en colocar las riquezas que tiene el país para combatir la pandemia, pero además el desempleo y la miseria que padece el pueblo, para eso urge que se expropien los hospitales, clínicas y laboratorios privados para ponerlos al servicio de la salud de todo el pueblo, así como la utilización de los edificios vacíos para crear albergues para personas enfermas o sin hogar, pero además la expropiación de las empresas constructoras, fábricas de alimentos y grandes terrenos de cultivo para garantizar la producción de alimentos para el pueblo y la obras públicas necesarias.
La necesidad del partido revolucionario y la lucha por el socialismo
En medio de la frustración, la angustia y la sensación de derrota que recorre al movimiento social y a los trabajadores, nosotros seguimos levantando las banderas de lucha socialista como una salida a la barbarie a la que el capitalismo y sus gobernantes nos están arrastrando.
Ahora más que nunca, urge construir nuestro partido, como una herramienta para batallar en el terreno político contra los empresarios y la política genocida que implementan desde su gobierno de turno.
Este primero de mayo llamamos a sumarse a nuestra organización, a que fortalezcamos una alternativa socialista y revolucionaria, única herramienta que podrá ponerse al frente de organizar la unidad del pueblo para enfrentar la pandemia y proponer una nueva sociedad al servicio de las mayorías y no como ahora, que se ponen las ganancias por sobre la vida y la salud de nuestra clase.