La obligatoriedad de la vacuna, acompañada del anuncio del Ministerio de Trabajo de la posibilidad de que los patronos puedan despedir a los trabajadores que no estén vacunados, ha generado las más diversas reacciones en la población. Esto ha generando una falsa polarización entre “anti vacunas” y “pro gobierno”, confundiendo a quienes pueden estar en contra de la obligatoriedad de las vacunas con anti-vacunas, y a quienes están por la obligatoriedad de la vacuna con defensores del gobierno. Y se ha generado una confusión similar con quienes se oponen a los despidos.
Desde el Partido de los Trabajadores queremos alertar que esta falsa polarización solo sirve al gobierno, y a los sectores de derecha que están detrás de algunos sectores anti vacunas que buscan capitalizar el descontento con el gobierno.
Si bien creemos que las vacunas en general y, la del Covid-19 en particular, son una conquista social, creemos que la vacunación debería ser obligatoria, estamos decididamente en contra de los despidos de las personas trabajadoras que no estén vacunadas y denunciamos esto como una nueva forma de descargar la crisis de la pandemia sobre los trabajadores.
¡Al gobierno es a quien hay que despedir!
El gobierno y la Asamblea Legislativa (todos los partidos incluido el FA), son los principales responsables de las consecuencias de la pandemia sobre la clase trabajadora. Ellos fueron los que aprobaron la reducción de la jornada de trabajo y la suspensión de contratos que se transformó en despidos solapados sin paga de liquidación. Ellos fueron incapaces de generar una política dedicada a salvar de la ruina a los pequeños empresarios. Descargaron toda la crisis de la pandemia sobre las espaldas del pueblo y se enfocaron en “garantizar la economía”, lo que no significó otra cosa que salvar las ganancias de unos cuantos grandes empresarios.
Las grandes empresas estuvieron siempre trabajando, no decretaron una cuarentena real, los trabajadores fueron condenados a contagiarse en el transporte público repleto, yendo a trabajar todos los días. Condenaron a la muerte a miles de personas y todo para garantizar el lucro. Hasta el mes pasado abrieron la vacunación a inmigrantes en estado irregular, y aun así muchos son rechazados porque no logran “demostrar su arraigo” al país. Mientras no se garantice la vacunación universal para todos los trabajadores, ni si quiera se pueden discutir medias coercitivas contra quienes no se vacunan.
Los despidos y la exigencia del código QR no tienen como objetivo proteger la salud como falsamente dice el gobierno y los grandes empresarios. Lo que buscan es imponer una “nueva normalidad”, donde se acaben todas las medidas colectivas para enfrentar la pandemia y que quede cada uno a su suerte. Es por esto que, si queremos de verdad proteger nuestras vidas, es necesario continuar con las medias como el distanciamiento, el uso de mascarillas, el aislamiento, más apertura a pruebas de PCR masivas, y además, el gobierno debería invertir en mitigar las consecuencias económicas sobre la clase trabajadora y los pequeños empresarios.
En la empresa privada, los trabajadores que viven bajo una dictadura patronal sin derecho a organizarse, van a ser quienes más sufran las consecuencias de la obligatoriedad de la vacuna. Los patronos van a utilizar esto para despedir injustamente a trabajadores, quienes se verán obligados a renunciar a su liquidación o tendrán que ir a un proceso judicial para cobrarla, reducida por el costo de un abogado, y para recibirla hasta un año después en el mejor de los casos.
Un diálogo con quienes genuinamente tienen dudas
Hay un sector de los llamados “anti-vacunas” que más bien podríamos llamar anti-ciencia con quienes no queremos dialogar y que más bien urge derrotar. Tienen los argumentos más ridículos para oponerse a las vacunas como que están “hechas con genoma de bebés abortados”, que “el sistema inmune es perfecto como lo hizo Dios y no necesita vacunas”, que “la vacuna hace a las personas homosexuales” y cualquier otra cantidad de argumentos sin sentido. Estas personas más bien reflejan el aumento de sectores reaccionarios y conservadores. Son del mismo corte que los terraplanistas y QAnon, con reivindicaciones de ultra derecha que debemos derrotar, con ellos no hay discusión ni argumentos que valgan.
Sin embargo, hay muchos otros compañeros y compañeras que tienen muchas dudas que nos parecen genuinas y válidas, y con ellos y ellas sí queremos dialogar con algunos de sus argumentos.
“No sabemos qué tienen las vacunas”
Las vacunas son patentes registradas, sí se conoce de qué están hechas. Esto porque las empresas registran esa fórmula como algo de su creación. Sin embargo, es información que requiere un alto grado de especialización para ser entendida, pero está ahí.
“Es sospechoso que las hayan hecho tan rápido, es experimental”
La razón por la que salieron tan rápido es porque es perfectamente posible fabricar rápidamente las vacunas a las enfermedades con la tecnología actual. Debería impresionarnos porqué en algunos casos se demoran tanto. Lo que revela esto es como la industria farmacéutica a propósito demora en encontrar cura para enfermedades que aquejan a la población humana, porque les es más rentable vender el tratamiento que vender la cura. La vacuna pudo haber sido considerada experimental al inicio, pero hoy luego de miles de millones de dosis aplicadas, es uno de los fármacos más probados que existe.
“La vacuna no brinda una cobertura total”
Es verdad que esta vacuna al igual que todas las vacunas no brinda ni una cobertura total ni impide completamente la transmisión de la enfermedad, pero ninguna vacuna lo hace. Las vacunas lo que provocan es un descenso tan considerable en la tasa de contagio que erradican la enfermedad, no le da tiempo de mutar al virus. Pero para que este efecto sea posible, es necesaria la más amplia vacunación. Hoy en nuestro país el 30% de la población no cuenta con ninguna dosis, es necesario luchar por ampliar la cobertura.
“La pandemia y la vacunación son un negocio para las farmacéuticas”
Es verdad que varias empresas han lucrado con la pandemia, y que las vacunas son un gran negocio para las farmacéuticas, pero esto es verdad para todo lo que se produce en el capitalismo. En esta sociedad todo se produce por una intención de lucro, desde el fármaco de la quimioterapia que salva vidas, pasando por los bisturís hasta la simple mota de algodón, todo es producido por el afán de lucro, y en el momento en que deje de ser rentable no se va a producir. No por esto nos vamos a negar a un tratamiento contra el cáncer, a una cirugía o a que nos limpien una herida. No es “saboteando” los negocios que vamos a derrotar al capitalismo, sino mediante la lucha unificada de la clase trabajadora por derrotar el capitalismo.
“Puede producir efectos secundarios”
Es verdad que esta vacuna al igual que muchos fármacos puede producir efectos secundarios, algunas veces muy graves, y muchas veces nuestro sistema de salud no les da la atención debida. Pero la realidad es que las personas que sufren efectos secundarios graves son muy pocas, y el riesgo de no vacunarse es mucho mayor a nivel individual por las complicaciones que puede producir el Covid-19, y a nivel colectivo porque retarda e impide erradicar la enfermedad.
“Es mi decisión”
Muchas personas argumentan que es una decisión individual si se ponen la vacuna o no. Lo primero que debemos decir es que es una completa hipocresía del gobierno exigir ahora la vacuna. El mismo gobierno que fomentó la salida individual ante la pandemia, promoviendo que es responsabilidad de cada uno cuidarse, negando así todas las acciones colectivas para enfrentar la pandemia, ahora quiere juzgar quienes defienden su “derecho a decidir” si ponerse la vacuna o no; el gobierno ha sido el principal promotor de esa respuesta individual ante la pandemia.
Pensar que enfrentar la pandemia es una suma de acciones individuales es un gran error. Ese culto a la individualidad, a la libertad individual es una de las ideas más profundas del sistema capitalista (que dicho sea de paso es reivindicada por los sectores autónomos). Sin embargo, es un completo contrasentido al funcionamiento de la sociedad. Esta sociedad funciona no por el actuar individual de cada persona, sino por el actuar colectivo. Es en forma colectiva que recibimos educación, que producimos en las fábricas y grandes plantaciones, que ponemos a funcionar el sistema de salud, todo, absolutamente todo funciona gracias al actuar colectivo. De igual manera para derrotar la pandemia necesitamos actuar de forma colectiva, para derrotar los ataques del gobierno y también vacunándonos para enfrentar la enfermedad. Entre más vacunados haya, más lograremos derrotar al Covid-19, y tendremos mejores condiciones para hacer huelgas, marchas, bloqueos y enfrentar los ataques del gobierno.
La salida que proponemos
En primer lugar, es indispensable hacer un llamado a todas las personas que tienen dudas y oposición a que se vacunen. Debemos intentar convencer y presionar a quienes no se vacunan a que lo hagan, porque la verdad es que, aunque tengan dudas genuinas, están poniendo en riesgo la salud de todos.
Creemos que es necesario continuar con las medidas como el distanciamiento, y el uso de mascarillas mientras no se erradique el Covid.
Los propios sindicatos deben ser activos en las campañas de concientización y promoción de la vacunación, incluso convirtiéndose en centros de vacunación.
Es fundamental exigirle al gobierno que de una verdadera solución a las personas desempleadas y a los pequeños empresarios que han sido arruinados por la pandemia, esto es mucho más importante que pagar la deuda pública.
Los patronos y el gobierno no tienen ninguna autoridad moral para implantar medidas coercitivas a los trabajadores, pero los propios trabajadores sí. Es necesario discutir en los sindicatos, en los centros de trabajo y entre los propios trabajadores, para en primer lugar presionar a los compañeros que no se vacunan para que lo hagan, pero también para decidir qué medidas coercitivas tomar. No creemos que el despido a un compañero de trabajo sea la solución, pero podemos discutir y votar entre los trabajadores muchas otras medidas de presión y coerción para que nuestros compañeros se vacunen, y lo que voten en asamblea la mayoría de los trabajadores debe ser acatado por todos.
Derrotar la pandemia y el capitalismo
En algún momento será posible derrotar la pandemia, pero la humanidad no va a sobrevivir al capitalismo: es necesario al igual que a la pandemia derrotar este sistema bárbaro y criminal que condena a la muerte, y la miseria a millones en el mundo.
Los amos del mundo antepusieron sus ganancias ante la vida de millones de personas, han lucrado mediante los gobiernos, impusieron un sistema de apartheid de vacunas que no solo ha dejado a sectores enormes de la humanidad sin vacunas, sino que así amenazan el que podamos derrotar la pandemia de forma pronta.
Ha arrojado en medio de la pandemia a millones de personas en el mundo al desempleo, la miseria y la muerte, y en esto las mujeres han llevado la peor parte con los más altos niveles de desempleo que habíamos visto en décadas.
En muchas partes del mundo como en Colombia hace unos meses o ahora en octubre en Estados Unidos, los trabajadores salen a luchar por mejores condiciones de vida. Es necesario unir a todos los trabajadores en esta lucha, junto con los sectores oprimidos como las mujeres, los inmigrantes, las personas LGBT e indígenas para enfrentar las consecuencias del capitalismo y luchar por derrotarlo y construir una nueva sociedad socialista donde todos seamos iguales, donde la riqueza que se produce se dedique a las necesidades de la humanidad y, no para enriquecer a uno cuantos.