Las elecciones presidenciales de 2022 dieron como resultado una segunda ronda entre el PLN y el partido Progreso Social Democrático de Rodrigo Chaves, en un proceso caracterizado por el alto abstencionismo y el desplome del PAC luego de ocho años de ataques a la clase trabajadora.
Estas votaciones se dieron en medio de un largo período de retroceso en las luchas. Los sectores que estaban resistiendo (principalmente del sector público) sufrieron una dura derrota con la histórica huelga de 2018, y luego la imposición de la ley antihuelgas. Además, aquellos que salieron a luchar contra el préstamo del FMI fueron brutalmente reprimidos e incluso procesados. Durante este gobierno también dirigentes campesinos de la zona norte sufrieron el peso de la criminalización de la protesta social.
Las elecciones se llevaron a cabo en medio de una pandemia, en la cual el gobierno del PAC y todos los partidos de la Asamblea Legislativa impusieron una serie de ataques como suspensión de contratos, despidos o congelamiento salarial, todo con el fin de cargar los costos de la crisis sobre las espaldas de los sectores populares.
Luego de que en meses previos las encuestas del CIEP revelaran que ninguno de los candidatos alcanzaría el 40% necesario para ganar en primera ronda, los resultados arrojaron un 27% de los votos para Liberación, seguido por 16% para el partido de Chaves.
Estas elecciones estuvieron marcadas por el abstencionismo más alto de la historia del país, el cual alcanzó 40% general, pero que en provincias como Puntarenas y Limón llegó al 50%. También es la cuarta elección consecutiva que no se define en primera ronda y donde el partido de gobierno sufre un descalabro total que incluso pone en peligro su existencia, al no llegar ni al 1% de los votos.
Si a esto le sumamos los 16 mil votos nulos y 10 mil en blanco, las elecciones de febrero fueron una expresión clara del descontento de la población trabajadora con los partidos de los ricos que no cesaron de atacar las condiciones de vida antes y durante toda la pandemia en curso.
El alto abstencionismo en los barrios pobres y la mayor votación en las zonas donde viven los ricos expresan que la denominada fiesta democrática que representan las votaciones es en realidad la democracia de los ricos. El financiamiento del capital financiero a las campañas de los partidos burgueses y el mecanismo de la deuda política manifiestan cómo operan los grandes capitalistas para mantener el control del Estado que defiende y protege sus intereses de clase.
La desmovilización de las luchas y la incapacidad del PAC para atender las necesidades de las familias trabajadoras, sumado a los escándalos de corrupción como el de las constructoras Meco, H. Solís o caso UPAD, sin duda empujaron al abstencionismo, la derrota del PAC y el surgimiento de fenómenos políticos de derecha como Rodrigo Chaves o Eli Feinzag.
Ante la situación de debilidad actual en las luchas, el PLN sale fortalecido y es un avance en su recomposición como el partido histórico de la burguesía tica. Si bien ocupó el primer lugar y además tendrá mayoría de diputados en la Asamblea Legislativa, existe un sector importante de la población que lo ubica como el partido de los escándalos de corrupción, de la imposición de las políticas neoliberales que perjudican a la mayoría de la población trabajadora, mientras se garantizan las ganancias de los grandes empresarios.
Fue este sector burgués que, ante la crisis del PAC, le apostó con mayor fuerza al PLN para conducir la agenda de ataques para el próximo periodo. José María Figueres en su primer gobierno reprimió la huelga de educadores, continuó con la agenda privatizadora y huyó del país por el caso de corrupción ICE-Alcatel. También posee un historial de denuncias por violencia doméstica contra su expareja; además mostró una actitud de complicidad ante los casos de acoso sexual contra Oscar Arias, ya que nunca se pronunció en contra y más bien siguió al frente como la principal figura del partido.
Rodrigo Chaves, por su parte, logró entrar en segunda ronda con un discurso “antisistema” de crítica a los partidos tradicionales; además se vendió como un candidato “eficiente”, un funcionario del Banco Mundial que “nunca ha sido político”. Para un sector de la población Chaves no era parte de la élite rica de los partidos tradicionales (que se identifica con el PAC, PLN o PUSC) y parecía algo “nuevo y diferente”. Obviamente estos razonamientos son equivocados.
Rodrigo Chaves simboliza la impunidad ante la violencia machista que aqueja a las mujeres todos los días. Recordemos que fue acusado por acoso sexual en su función como político en el Banco Mundial y sancionado por dicha entidad. Durante la campaña actuó de manera ofensiva contra periodistas cuando se le cuestionó por dicho caso.
Chaves, como Figueres, representa los intereses de los grandes capitalistas, la línea dura de los organismos internacionales como el FMI y el BM, donde trabajó e impulsó el modelo de saqueo y explotación imperialista en los países pobres; a su vez, como ministro del PAC defendió las políticas de recortes, impuestos y el pago puntual de la deuda pública.
El gobierno que resulte electo va a atacar a la clase trabajadora para enfrentar la crisis económica en el marco de la pandemia que aún no concluye. Ambos, por sus programas, son partidos burgueses, defienden los grandes intereses empresariales y un régimen que garantiza la explotación y opresión. Por eso ninguno merece el voto de la clase trabajadora.
Nuestra política es esencialmente de clase, no podemos dar un apoyo político a un partido burgués que va a usar el poder del Estado para perpetuar la explotación capitalista que tiene a la clase trabajadora sumida en la pobreza y el desempleo.
Con la actual conformación de la Asamblea, se fortalecen partidos neoliberales y derecha como el PUSC, PLP o el mismo PSD de Chaves. Por otro lado, vemos un Frente Amplio con 6 diputaciones, pero a costa de girar cada vez más a la derecha, lo cual se mostró durante la campaña al afirmar que no tocaría las ganancias de las zonas francas, ni de las grandes cadenas hoteleras; además el financiamiento de su campaña es igual que el de los partidos de los grandes empresarios.
Este partido despierta cierta simpatía en un sector importante del activismo, pero no nos engañemos: ya en 2014 tuvieron 9 diputados y lejos de poner las curules al servicio de las luchas, se sumó a la concertación con los partidos de los ricos y recientemente fueron cogobierno con el PAC. Más allá de los discursos, el FA se encamina hacia una nueva participación parlamentaria caracterizada por no tocar los intereses de los grandes capitalistas y mantenerse dentro de los márgenes de esta democracia de los ricos.
En este sentido, la única posibilidad de que avancen los derechos de las mujeres, lucha contra la violencia machista y LGBTI, de que logremos impulsar una agenda de la clase trabajadora es la organización conjunta para luchar y no para votar. Los llamados a votar por el “mal menor” nos distraen de esa tarea y embellecen a un gobierno que atacará los derechos de toda la clase trabajadora y seguirá utilizando los derechos de las mujeres y demás sectores oprimidos como moneda de cambio.
Nuestro llamado es a votar nulo contra ambos partidos en contienda, los cuales sin duda intentarán descargar la crisis fiscal sobre las espaldas de la clase trabajadora. Nuestra tarea urgente es preparar la movilización y la lucha para defender nuestros derechos desde ya, apostando por conquistarlos en las calles, mediante el combate a la pobreza y el desempleo que afectan a la inmensa mayoría de las familias trabajadoras.