En el 2005, un grupo de jóvenes militantes revolucionarios del MTC (Movimiento de Trabajadores y Campesinos) optaron por separarse de su organización para fundar el partido que más tarde se daría a conocer como Partido de los Trabajadores, sección de la Liga Internacional de los Trabajadores en nuestro país.
Dicha ruptura fue el primer esfuerzo de la generación fundadora del PT por construir partidos con un programa y régimen de organización al servicio de la revolución socialista en Costa Rica y Centroamérica que siguieran el modelo de la III y IV Internacional de Lenin y Trotsky.
De hecho, su principal motivo de ruptura fue su deseo formar parte de la LIT y dentro de ella abocarse a reconstruir una verdadera internacional revolucionaria con capacidad para dirigir una vez más al pueblo trabajador hacia la toma del poder.
Tres lustros más tarde, quienes formamos parte de la organización queremos reseñar el aporte que hemos adquirido de la mano de nuestra internacional para compartirlo con las y los activistas que hasta hoy nos han acompañado en nuestras luchas y esfuerzos.
El socialismo no estaba muerto, pero ocupaba de una internacional
En aquel inicio de milenio, la juventud, al igual que en la actualidad, encabezaba un ascenso mundial en las luchas en todo el mundo. En Latinoamérica se sucedían revoluciones que tumbaban gobiernos neoliberales en Ecuador, Bolivia y Argentina, mientras que en Venezuela las masas derrotaban el golpe de estado auspiciado por el imperialismo gringo en 2003. Al otro lado del mundo, el pueblo afgano e iraquí le hacían pagar cara su invasión a George Bush en medio de un repudio mundial contra la llamada Guerra contra el Terrorismo.
Nuestro país también era un hervidero de lucha. Desde el Combo del ICE en el año 2000, cuando las masas frenaron la privatización del ICE mediante casi un mes de bloqueos a nivel nacional, la movilización popular había ido escalando en contra de la corrupción del bipartidismo y su agenda neoliberal. Cinco años de lucha ininterrumpida conducirían a una contienda que marcaría un hito en la historia nacional: la lucha contra el TLC con Estados Unidos.
La juventud del MTC venia participando de estas luchas como parte del movimiento estudiantil universitario en la UCR y llegaría a ganar la FEUCR en el 2005 con un programa que buscaba poner al movimiento estudiantil del lado de las luchas del pueblo. Fue en ese año en donde deciden romper con su organización para formar un nuevo partido dentro de la LIT.
La decisión fue motivada por tres elementos. En primer lugar, la LIT se encontraba discutiendo las resoluciones del VIII Congreso orientadas a reforzar el carácter bolchevique de sus secciones y de la internacional. Para las y los fundadores resultó de central importancia la discusión que el Congreso tuvo sobre rescatar el funcionamiento por equipos o células dedicada a preparar la intervención revolucionaria y la construcción del partido que a su vez fueran coordinados y jerarquizados por una dirección electa en un congreso democrático. Dicha centralidad de los organismos resulto ser una fórmula alternativa al caudillismo que predominaba en el MTC, en donde los principales dirigentes acaparaban la toma de decisiones escudándose en su mayor experiencia o en los vaivenes del movimiento de lucha.
En segundo, la LIT ofrecía un proyecto coherente de Internacional desde el cual se pudiesen edificar partidos en Centroamérica. La experiencia de participar con un invitado al VIII Congreso Mundial de la LIT-CI resulto ser una vitrina a un internacionalismo caracterizado por la discusión y votación democrática entre delegaciones nacionales sobre la situación de la lucha de clases a nivel mundial, sobre la destrucción y degeneración programática de la mayoría de corrientes del trotskismo como tendencia internacional y la urgente tarea de reconstruir una dirección internacional para la revolución mundial.
En dicho Congreso la LIT también votó una resolución avocada a reconstruir secciones en Centroamérica. Esto fue de vital importancia porque conectó a la organización con valiosas experiencias como la de la Brigada Internacionalista Simón Bolívar en donde decenas de revolucionarios trotskistas combatieron para tumbar a Somoza e impulsar el desarrollo de organizaciones obreras durante la Revolución Nicaragüense.
Dicha resolución también sirvió para darle un marco y una misión internacionalista al naciente partido en un contexto en donde la izquierda revolucionaria se encontraba aislada y se construía encerrada en sus propias fronteras.
Ha sido gracias a la Liga Internacional de los Trabajadores que hoy el PT conciba que la liberación del país del dominio imperialista y el éxito de una revolución socialista solo puede venir de la mano de la máxima unión de los pueblos centroamericanos. Su lucha intransigente contra la xenofobia y su bandera de hermanar a los obreros ticos y nicas que hoy lo distingue también ha sido un legado de este acercamiento.
Años más tarde, nuestra agrupación iría más allá de aprender del internacionalismo y lo pondría en práctica al contribuir a la construcción de la LIT enviando militantes para fortalecer las secciones de Honduras, El Salvador y Venezuela. El aprendizaje que estos camaradas adquirieron durante su experiencia internacional demostraría ser invaluable para las pruebas y retos que el partido enfrentaría en su proceso de construcción.
Finalmente, la visión de la LIT sobre la restauración del capitalismo en la URSS y el verdadero carácter de las acciones de masas durante la Caída del Muro dotó a la organización de una convicción sólida y científica en la vigencia del socialismo como alternativa al capitalismo.
En los albores del nuevo milenio aun primaba la ideología neoliberal que postulaba que los eventos en Europa del Este demostraban el fin de la lucha de clases y la muerte del socialismo como alternativa. La izquierda a nivel internacional renunciaba a la revolución socialista y dejaba de apostar por la clase obrera como sujeto de cambio y optaba por adaptarse a la democracia burguesa y apuntar a las reformas “posibles” dentro del sistema.
La LIT-CI no se dejó arrastrar por ese “vendaval oportunista” que llevo a miles de activistas y militantes de las trincheras de la lucha de clases a los palacios de gobierno en muchísimos países. En lugar de eso, se esforzó por comprender lo acontecido a finales de los años ochenta.
Su tesis era diametralmente opuesta a la de la mayoría de organizaciones de izquierda en nuestro país. En especial a las del Frente Amplio que por entonces buscaba llenar el espacio vacío en la izquierda con una propuesta de reformas el capitalismo limitada a los marcos de las elecciones burguesas. En dicha tesis la burocracia de los Partidos Comunistas, con Gorbachov a la cabeza, ya había restaurado el capitalismo en los Estados Soviéticos años antes de que las masas provocaran la caída de los regímenes de partido único en la URSS.
Dicha restauración había sido la tardía e inevitable culminación de la política estalinista del “socialismo en un solo país” que renunciaba a luchar por la revolución socialista en otros países y ponía al estado soviético al servicio de mantener los privilegios de los dirigentes del PCUS e imponer sus planes contrarrevolucionarios a las masas alrededor del mundo.
Las masas soviéticas obtuvieron su revancha tras la restauración del capitalismo cuando lograron la caída de los regímenes de partido único en Europa del Este mediante sus movilizaciones. A diferencia de muchísimas organizaciones de izquierda que interpretaron los acontecimientos como el funeral del socialismo y cambiaron su norte a reformar el capitalismo en los márgenes de la democracia burguesa; la LIT-CI planteó que la caída de la dictadura del PCUS significaba el fin de un aparato contrarrevolucionario mundial que bloqueaba el camino de las masas hacia el verdadero socialismo y dificultaba la urgente tarea de reconstruir una verdadera internacional revolucionaria que se pusiera al frente del derrocamiento del capitalismo.
El PT se formó a la luz de estas lecciones y fue gracias a ellas que pudo ubicarse correctamente en la discusión. El socialismo no había fracasado, el estalinismo secuestró los frutos de la Revolución Rusa y condujo a la URSS hacia la restauración del capitalismo, tal y como Trotsky había dicho que tarde o temprano ocurriría.
El giro hacia la clase obrera
Los aportes de la LIT-CI también fueron de crucial importancia para que nuestra joven organización, centralmente localizada en el estudiantado universitario, se atreviera a dar el paso a construirse entre la clase obrera.
Fue junto a la Internacional que logramos comprender que una de las más graves falencias de toda la izquierda en Costa Rica, incluida la izquierda trotskista, surgida en la segunda mitad del siglo XX era que ninguna había logrado captar obreros y obreras y construirse como partido político de al menos un sector de la clase obrera. Ninguna organización logró, ni se propuso, obtener la influencia política y adscripción entre la clase obrera como la que tuvo el Partido Comunista.
En distintos momentos las universidades estatales fueron un caldo de cultivo para organizaciones de izquierda y activistas. Sin embargo, muy pocas veces dichas organizaciones o activistas lograron trascender más allá del campus universitario. La década del 2000 era una de ellas y la dirigencia de la Internacional fue insistente en que la acumulación de militantes y experiencia lograda por el partido durante sus años a la cabeza de la FEUCR se pusiera al servicio de construir al PT entre la clase trabajadora, en particular entre las y los obreros del sector privado.
Para la LIT era cualitativo que comprendiéramos que las luchas y el crecimiento en un sector como el universitario eran incapaces, por si solas, de dar paso a un levantamiento revolucionario en Costa Rica. Era necesario que condujéramos a nuestro partido un puerto mucho más estratégico para la revolución, a la clase obrera.
Tras muchas discusiones y esfuerzos de la organización por ligarse a la clase obrera la respuesta provino de su participación en luchas en dos frentes: la lucha campesina en Medio Queso en los Chiles y las huelgas en las obras de construcción del City Mall de Alajuela.
Luego de años de apoyar a las familias campesinas de Medio Queso en su lucha hasta su victoria por la tierra, en la que tuvieron que enfrentar la violencia de los terratenientes, la represión policial y la negligencia de los diversos gobiernos, nuestro partido logro echar raíces en un cantón en donde reina la súper explotación de los obreros a manos de los empresarios piñeros. Gracias a esta victoria, en la que el partido jugo un rol clave, y al compromiso de las y los militantes que el partido captó en la zona, logramos conectarnos con las huelgas de 2015-2016 en las plantaciones piñeras que darían paso a la fundación de SITRASEP, la herramienta con la que hoy seguimos dando la lucha para organizar a la clase trabajadora contra la dictadura patronal en el sector privado y que nos permite seguir construyendo el partido entre las y los trabajadores.
A partir del 2015 nuestra organización también entro a impulsar la organización de una serie de huelgas en el sector de la construcción. En estas huelgas acompañamos la experiencia de decenas de obreros nicaragüenses que se cansaban de esperar la intervención del MTSS y decidían alzarse en huelga para exigir liquidaciones y pago adeudados en horas extra a sus contratistas, aseguramiento, etc. Dichas huelgas formaron a una serie de activistas obreros y militantes que al día de hoy siguen participando cotidianamente de la construcción de nuestra organización y de SITRASEP.
Un partido para la Revolución
Resulta imposible resumir todo el aprendizaje que hemos recibido de la LIT en 15 años. Se trata de múltiples lecciones respecto a cómo reconstruir organizaciones de carácter bolchevique como las que condujeron a la toma del poder en la Revolución Rusa en 1917.
El aporte de nuestra Internacional y los partidos hermanos que la componen alrededor del mundo ha sido cualitativo en áreas como el combate al machismo, la defensa de una moral revolucionaria en la organización, el carácter de nuestra participación en las elecciones burguesas, nuestro rol en las luchas obreras, etc.
Para cerrar esta reseña, sin embargo, diremos que estos 15 años han contribuido a formar a varias generaciones de militantes revolucionarios dispuestos a construir una organización con un propósito muy claro, el de ayudar a organizar al pueblo trabajador para la derrota del capitalismo mediante una revolución. Esta labor, la más difícil de todas las labores, aquella por la que han vivido y muerto cientos de miles alrededor del mundo, sigue siendo hoy una labor ineludible para aquellos que están convencidos de que la mortandad y el sufrimiento impuestos por el presente modelo económico puede y debe cambiarse para mejor.
Para nosotros este esfuerzo solo puede ser concretado correctamente en el marco de la construcción de un partido internacional para la revolución. Uno que funcione como dirección internacional de una vanguardia de revolucionarios y revolucionarias organizadas en sus secciones nacionales para impulsar la conquista del poder por la clase trabajadora y la construcción del socialismo.
Existen corrientes dentro del trotskismo de nuestro país que ya no reivindican dicha consigna. Por un lado, acusan a nuestra organización de ser “autoproclamatoria” por buscar construirse siguiendo el modelo de las internacionales de Lenin y de Trotsky; por otro parecen haber relegado la necesidad de construir una internacional revolucionaria a un tema de mero estudio propagandístico. En su lugar optan por impulsar “encuentros” o “conferencias” internacionales que agrupen a todos los luchadores y luchadores (antifascistas, ecologistas, feministas, antirracistas, obreros, LBGTIQ, etc.) alrededor de un programa de consignas de “independencia de clase” o “anticapitalistas” con muchas propuestas necesarias, pero no necesariamente de contenido socialista. Tampoco plantean la necesidad de que dichos espacios funcionen como una Internacional para la Revolución.
Nuestra organización apoya toda unidad de acción internacional en torno a temas como la organización obrera, el no pago de la deuda, la lucha anti imperialista, la lucha contra el racismo y contra la opresión hacia las mujeres y las personas LBGTIQ, sin embargo, de ninguna manera dicha unidad de lucha puede suplir la necesidad de construir un partido internacional para la revolución.
Ante las mencionadas criticas de autoproclamación y ante la renuncia de estas organizaciones de construir partido internacional nosotros elegimos poner en práctica el ejemplo de Lenin y Trotsky quienes muchas veces decidieron poner por delante el criterio de construir una organización internacional para la revolución.
Así lo demostraron al reunir a unas pocas decenas de revolucionarios en la Conferencia de Zimmerwald en 1915 para mantener viva la lucha socialista internacional en un contexto en el que la Segunda Internacional Socialdemócrata se derrumbaba por el apoyo de sus máximos dirigentes a la realización de la I Guerra Mundial. Y así lo volvieron a reafirmar al poner todas las fuerzas del estado obrero ruso al servicio de la revolución europea posterior a 1917.