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Unidad para derrotar el proyecto autoritario del clan Bukele

Por Partido de la Clase Trabajadora-El Salvador

Introducción

Luego de duros golpes a la Clase Trabajadora y a los sectores organizados, de los miles de despidos y descabezamiento del movimiento sindical estatal, de la represión desatada en mayo recién pasado, de la aprobación de la ley de agentes extranjeros y de la reforma constitucional que afianza a la dictadura en el poder, entre otras medidas; aparece un tema con mucha fuerza en el ambiente de los sectores organizados de la resistencia: la necesidad de UNIDAD. Empiezan a aparecer formulaciones como FRENTE AMPLIO, unidad de movimientos, alianzas, etc. Consideramos desde el PT que es un debate urgente y necesario para la Clase Trabajadora, la izquierda y los sectores populares organizados, para enfrentar la coyuntura. Además, creemos que el futuro de la lucha y la posibilidad de empezar articular una fuerza capaz de frenar a la dictadura depende de cómo resolvamos esta necesidad histórica.

Es momento de articulación

No hay duda de que para enfrentar esta dictadura es necesaria la unidad. Cada día es más evidente como sus políticas autoritarias van atentando contra las libertades democráticas más básicas: la militarización de la educación, la toma de control de la salud y su eventual privatización, la reforma constitucional que amplía su mandato y garantiza rescatar su consolidación ante las elecciones de 2027. Todo este panorama ha ocurrido sin resistencia social y con una oposición debilitada y caduca, en buena parte, esta realidad es así por la dispersión, fragmentación y atomización de los sectores en lucha.

En ese orden de ideas creemos que primero hay que resolver algunas interrogantes.

 ¿Unidad para qué?

Consideramos desde el PT que es imperioso construir la más amplia unidad para la acción, es decir para la lucha, para la movilización popular, no es posible ya salir a pelear por reivindicaciones de manera aislada, sean estas laborales, ambientales, de las mujeres, juventudes o sectores indígenas, por la tierra y la naturaleza. Es necesario reconocer que esas luchas son parte de una misma lucha, y actuar como colectivo golpeando juntos y reconociéndonos como un mismo pueblo trabajador. Insistimos en dar muestras concretas, más allá de los intentos de uniformar las diversas corrientes y afluentes de la lucha, a la unidad en la diversidad de los que luchan: de la Clase Trabajadora y el Pueblo en Resistencia. Po eso reiteramos el llamado a provocar y coordinar un Dia de Acción Nacional que encamine esta unidad en la lucha de manera descentralizada y coordinada, para detener y hacer retroceder la deriva autoritaria del Clan Bukele. Para esto es preciso ir a las calles y movilizarnos unidos; cada manifestación de cualquier sector debe ser acompañado por todas y todos, de manera presencial y virtual; debemos pasar de acciones aisladas a acciones coordinadas, y descentralizar la conducción y la acción. En éste sentido, acompañamos los esfuerzos de unidad para la acción legítimas, y vemos con reserva a quienes obstaculizan o se oponen a que éstas acciones conjuntas se concreticen, por afán de protagonismo o por una actitud equivocada de “posicionamiento de marca”.  Esta práctica debe de abandonarse ya que nos lleva nuevamente a la derrota. Por lo tanto, consideramos que es urgente la unidad, pero para la lucha popular y la movilización de la clase trabajadora y los pueblos.

Es necesario señalar y alertar que existen esfuerzos ya, que motivan a la unidad de los movimientos sociales, pero que el trasfondo es concretar una unidad electoral, de cara al 2027. Creemos que es importante tener claridad que éste es un peligro, ya que la unidad de acción o unidad para luchar y la unidad o alianza electoral son dos cosas totalmente diferentes. La unidad de acción o para luchar requiere y exige que coincidamos en puntos tácticos, concretos y coyunturales -sin vaciarnos en una organización común- como pueden ser: la defensa de las libertades democráticas, la libertad de los presos políticos y víctimas inocentes del régimen de excepción, el rechazo a la minería metálica, la defensa de la tierra, el territorio y los bienes comunes, los derechos laborales, de las mujeres, las juventudes y las diversidades sexuales, entre otras banderas que unen en la acción las luchas. Además, requiere que concordemos en accionar juntos sobre ese objetivo concreto desde nuestras propias naturalezas, formas de lucha, métodos, e inspirados desde nuestras propias ideologías. En ese sentido, para poner un ejemplo: en el rechazo a la minería metálica, hemos visto accionar a la iglesia católica, las iglesias evangélicas, los partidos políticos Vamos, Arena y FMLN, e incluso algunos mandos medios e integrantes de Nuevas Ideas, movimientos políticos de izquierdas, juventudes, etc. Se han movilizado y seguramente lo seguirán haciendo, como decimos en buen salvadoreño “juntos, pero no revueltos”.

Sin embargo, en la alianza o unidad electoral es importante poner desde el inicio en la mesa la cuestión del programa político que une la alianza y es aquí donde aparecen las diferencias de Clase. Preguntémonos: ¿pueden estar de acuerdo sectores empresariales o partidos políticos representante de la burguesía en un aumento general del salarios o en el impuesto al patrimonio? o ¿pueden estar de acuerdo sectores representantes de grandes oligarcas de la tierra en resolver el problema de la tenencia de la tierra que vuelve a ser motivo de conflicto en el país? Veamos un ejemplo: si aun existiera el partido Nuestro Tiempo (en donde estaba involucrada la familia Wright con marcados intereses terratenientes) ¿estaría de acuerdo en una reforma agraria integral o en el impuesto predial? o el partido  Vamos ¿estaría de acuerdo en reformar la Ley del Servicio Civil que permite la participación activa en las comisiones de servicio civil y es altamente garantista? o más bien apoyaría la aprobación e implementación de la Ley de la Función Pública, sabiendo que la diputada Claudia Ortiz fue, y seguramente sigue siendo, abanderada del Grupo Impulsor de la Ley de la Función Pública. En conclusión, los intereses de la Clase Trabajadora y sus organizaciones son contrarios a los intereses de las organizaciones representantes de la burguesía, por lo que, en una eventual alianza electoral o unidad electoral quien abandona o renuncia a su programa son las organizaciones de la Clase Trabajadora o la izquierda.

La unidad electoral, desde La Clase Trabajadora y las organizaciones desde las izquierdas y las resistencias, exige definición estratégica y programática, y ésta deberá reflejar cual es el proyecto de sociedad y las salidas que se ofrecen desde las izquierdas y los pueblos; y ahí no es deseable, ni posible la unidad con todas y todos, mucho menos con organizaciones representantes de la burguesía o del empresariado progresista o con partidos políticos de derecha, sean estos centro derecha o incluso con los de la izquierda traidora. Hacerlo nos haría caer nuevamente en la trampa de las alianzas ilusorias, entre clases antagónicas y en las que quien sigue postergando su programa es la Clase Trabajadora y los Pueblos, como sucedió en los casos de la alianza con los amigos de mauricio, con el movimiento 5 más o con la familia Bukele. Aquí es necesario hacer una profunda revisión de esas experiencias y establecer quienes fueron los responsables de esta situación. Debemos hacer además un balance histórico del proceso político de El Salvador y del FMLN en particular como responsable directo de lo que le sucede al país, para no cometer los mismos errores.

¿la unidad es con quienes?

Desde el PT compartimos la idea de amplia unidad para luchar por las más sentidas reivindicaciones de la Clase Trabajadora y los Pueblos, con todas las organizaciones que compartan las banderas, generar movilización, formación, acción en estas luchas con miras en la construcción de un sujeto social que permita frenar y hacer retroceder las políticas ultra neoliberales y antidemocráticas de la Dictadura.

En el tema de la Unidad Electoral o Alianzas electorales creemos que la Clase Trabajadora y los sectores populares deben hacer su propio proceso de definición sin intervención de sectores de la derecha de cualquier color y sabor y, también, sin sectores de la burguesía.

¿Es compatible la unidad para luchar y la unidad electoral?

Algunos sectores piensan que no se debe oponer una cosa a la otra, que no son incompatibles. En realidad, si lo son. La unidad para luchar puede y debe ser hecha entre todos los que defienden las libertades democráticas y que están del lado de las resistencias, sobre puntos concretos y específicos. Las unidades o alianzas electorales, incluso siendo tácticas, tienen una relación directa con los programas y las estrategias, pues reflejan proyectos para la sociedad, definiciones y posición de clase, seamos conscientes o no, los intereses son irreconciliables y la historia del país nos ha demostrado que no podemos hacer alianzas con la burguesía.

Por todas estas razones es que nuestro llamado sigue siendo a construir la amplia alianza para luchar y hacer frente a la diatriba democrática del Bukelato sin que esto signifique aliarnos electoralmente con aquellos que no son de nuestra clase y peor aún, con aquellos que ya nos dieron la espalda en la lucha por construir una sociedad socialista en El Salvador y Centroamérica.

¡¡¡VIVA LA UNIDAD DE LA GENTE!!!

¡¡¡FUERA LOS OPORTUNISTAS ELECTOREROS!!!

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