Esta semana el cantón central de Limón se vio sacudido por una serie de asesinatos producto de disputas entre grupos ligados al narcotráfico. Desde el domingo se registran nueve asesinatos, incluido un tiroteo en playa cieneguita a plena luz del día.
Los medios de comunicación se encargaron de promover el miedo en la población con su típico enfoque amarillista. Alertaban a la población no viajar a Limón y se preocupaban porque esta ola de violencia iba a ahuyentar la supuesta inversión que se tenía prevista para el cantón durante los próximos meses.
El gobierno se rasgó las vestiduras y aprovechó la coyuntura para fortalecer las medidas represivas, movilizando 200 policías para tratar controlar la situación. Tampoco desaprovechó la coyuntura para pedir a los diputados la aprobación de la ley contra el fraude fiscal que daría dinero para fortalecer ese aparato represivo del Estado.
Políticos de ultraderecha como Otto Guevara va más allá y dice que ese refuerzo es insuficiente, y se debería quitarle recursos a la educación superior para fortalecer esa política de militarización. El mismo Frente Amplio se ha unido al coro represor que exige al presidente “tomar medidas inmediatas”.
La provincia abandonada
Cada cuatro años, candidatos presidenciales y políticos locales prometen el cielo y la tierra, el ansiado desarrollo para la provincia, pero luego de obtener los votos que garantizan su elección en cargos públicos, las promesas se quedan en el papel y la miseria sigue siendo el pan de cada día para la clase trabajadora limonense.
Por sus puertos y carreteras pasa el 80% de las exportaciones e importaciones del país. En su territorio se ubican piñeras cuyas ganancias anuales rondan los 750 millones de dólares. Las transnacionales Dole y Del Monte controlan buena parte de las bananeras de la zona (el 97% de la producción nacional se da en la provincia) cuya ganancia llegó, en 2012, a 639 millones de dólares[1].
Sin embargo, esto no se ha traducido en bienestar para los trabajadores, todo lo contrario: un 38% (50 mil limonenses) vive en pobreza o extrema pobreza, un 10% más que en 2014. El cantón central de Limón es el sétimo más pobre del país, según el Índice de Pobreza Humana Cantonal de 2015[2].
Estamos hablando de que las familias pobres de la provincia deben sobrevivir con 73 mil colones al mes.
En educación las cifras son alarmantes: de acuerdo con el INEC, al 2015 un total de 16 500 limonenses no tienen ningún tipo de educación, mientras que 52 mil no tienen primaria y 74 mil secundaria.
Igual deterioro vive la salud. Prueba de ello es que el hospital Tony Facio sufre Falta de equipos, goteras, elevadores dañados, y hacinamiento. Más de 5.000 personas esperan cirugía, las cuales pueden tardar hasta 9 años[3].
Estas son las condiciones de explotación y desigualdad que generan la violencia, las que hacen que cada vez más jóvenes y sectores precarizados caigan en manos del narcotráfico y el sicariato.
La violencia e inseguridad es producto de la barbarie capitalista que explota a la mayoría del pueblo trabajador. Son los obreros, asalariados públicos, negros y mujeres trabajadoras (sectores explotados y oprimidos) las principales víctimas del crimen organizado.
Mención especial merece la violencia contra la mujer trabajadora en toda la provincia. Ya sea mediante la quita de derechos (licencia de maternidad, desigualdad salarial) o la impunidad hacia los agresores en casos de acoso, femicidios o violaciones, el Estado no hace nada para protegerlas.
Los gobiernos neoliberales de turno (PUSC, PLN y ahora el PAC) se han encargado de sumir al pueblo limonense en la miseria y la violencia. En todo momento buscan garantizar los intereses de los ricos: esto es, que las empresas sigan evadiendo impuestos, violando derechos laborales y pagando salarios de hambre.
Su única política es la militarización de la zona, reforzando la presencia policial y avalando los acuerdos de patrullaje conjunto con el imperialismo gringo. Ya van tres décadas de esta receta y el fracaso es clarísimo: hay más pobreza, más violencia; los grupos narco han crecido y la represión a los movimientos sociales se mantiene, tal como lo vivieron los trabajadores portuarios en múltiples ocasiones cuando lucharon en las calles contra la concesión de los muelles.
La misma orientación se va a mantener. La llegada de APM Terminals o la concesión de la ruta 32 a la empresa china reflejan el apoyo a las empresas transnacionales que nada de desarrollo.
Al pueblo, en cambio, le toca pagar por la crisis que generan los capitalistas, mediante eventuales desalojos a las comunidades campesinas de Moín, el recorte de más de mil millones de colones a la convención colectiva de JAPDEVA o las largas filas en el hospital Tony Facio.
Por un plan de los trabajadores para combatir la pobreza en Limón
Desde el Partido de los Trabajadores compartimos la preocupación de la clase trabajadora con respecto a la inseguridad y el crimen organizado que la desangra todos los días. Quienes mueren todos los días no son los políticos y altos empresarios, son los sectores populares.
Por eso denunciamos al gobierno y los partidos políticos burgueses que proponen más represión. Una salida a fondo no es posible en los marcos del capitalismo, donde la clase política, los empresarios y el narco van de la mano para perjudicar al pueblo.
La única solución es la lucha y la organización de la clase trabajadora. Mediante consejos populares, por ejemplo, podríamos formar una policía del pueblo, sin burgueses para combatir la inseguridad y la violencia contra la mujer, entre otras lacras capitalistas.
Se debe derogar la ley de zonas francas que protegen a los empresarios piñeros y bananeros para que estos paguen impuestos, y se invierta en un plan inmediato de obras públicas que incluya una fuerte inversión en hospitales y Ebais de la zona, así como en los distintos centros educativos.
Los puertos deben renacionalizarse, y se debe traer abajo la ley de Concesión de Obra Pública para que la ruta 32 no sea caldo de corrupción, como pasó con la carretera 27. Así se generarán empleos de calidad, con todos los derechos laborales que hoy no existen, y la riqueza que se produce en la zona le llegue al pueblo trabajador limonense.
La provincia es rica en recursos naturales, que hoy están a manos de los capitalistas nacionales y extranjeros. Solo un gobierno de trabajadores y mediante consejos populares, en ruptura con el capitalismo, podrá llevar la tarea de mejorar la situación de vida de las clases explotadas en Limón y en todo el país.
[1] http://wvw.elfinancierocr.com/ef_archivo/2012/febrero/26/negocios3074014.html
[2] http://www.amprensa.com/2016/10/limon-la-pequena-ciudad-arrasada-deterioro-social-narcotrafico/
[3] http://www.nacion.com/nacional/Mala-gestion-cicatrices-Tony-Facio_0_1364663521.html