Desde Lucha Mujer y el Partido de los Trabajadores hemos decidido hacer pública nuestra posición de porque no participamos de la convocatoria a la marcha de este 25 de noviembre, encabezada por el Instituto Nacional de Mujeres, y convocada por organizaciones feministas y activistas independientes.
Un amplio debate se ha abierto en la vanguardia sobre la convocatoria a participar este 25 de noviembre de la marcha. Esta iniciativa cobra fuerza especialmente por el ataque que han realizado en los últimos meses los diputados de los partidos evangélicos, quienes han presentado un proyecto de ley que propone el cierre del INAMU y la creación de un Ministerio de la Familia.
En este sentido, creemos que es importante aclarar nuestra posición ya que se colocan diversas variables en la discusión.
Con el conservadurismo ¡nunca!
Muchas de las organizaciones y activistas independientes que apoyan esta marcha argumentan que aun teniendo críticas al INAMU y al gobierno, es necesario salir en defensa de esta institución para expresar el repudio a la propuesta del proyecto de ley para cerrar el INAMU presentado por el diputado Fabricio Alvarado del Partido Restauración Nacional.
Compartimos el total rechazo a ese proyecto de ley, que refleja una visión reaccionaria de que tanto hombres como mujeres enfrentamos situaciones de violencia e indefensión por igual. La condición de desigualdad y opresión que fomenta el capitalismo, hace que necesariamente las mujeres, así como otros sectores oprimidos, necesitemos de medidas de atención especializada. Por eso, a diferencia de lo que propone el diputado Fabricio Alvarado, creemos que más bien deberían destinarse más recursos para la regionalización y mejora de los servicios de atención a las mujeres. En ese sentido, defendemos los programas de atención y combate a la violencia. Pero eso no quiere decir, que defendamos las acciones del gobierno ni que dejemos de tener grandes críticas a la forma superficial e hipócrita en que se enfrenta el tema de la violencia contra la mujer.
Hay que recordar que el primer cómplice del bloque conservador, fue el mismo gobierno del PAC, que menos de un mes después de su elección, ya había negociado con los diputados evangélicos el posponer el proyecto de sociedades de convivencia y la Fecundación In Vitro.
Esa acción no fue solo fue una táctica para conseguir votos para el directorio de la Asamblea Legislativa, fue un mensaje claro y contundente el que se envió desde los primeros días de gobierno: en materia de derechos de las mujeres y población LGBT, todo es negociable.
Por eso no puede haber ninguna confianza en el gobierno del PAC, fueron ellos quien desde un inicio dieron espacio y ubicaron al bloque conservador como un actor decisivo en la Asamblea Legislativa. Ese ejemplo lo continuaron luego los otros partidos, y en el último periodo la “Alianza Opositora” ha colocado como primer secretario al diputado Gonzalo Ramírez, del partido Renovación Costarricense.
Pero esas alianzas entre el PAC y los evangélicos no solo han estado presentes para negociar los derechos de las mujeres, lo cual ya de por si nos parece gravísimo, hay que recordar que su agenda política está llena de coincidencias, porque junto a ellos, también han sostenido una alianza para darle vía rápida al proyecto de ley 19506 de Salario Único, que no es otra cosa que un gran acuerdo para defender los intereses de los sectores empresariales y seguir empobreciendo a la población. Y sabemos perfectamente que quienes cargan mayormente con las consecuencias de ese empobrecimiento son las mujeres.
Por eso, nos parece hipócrita la actitud del gobierno que hoy viene a rasgarse las vestiduras ante la ofensiva de los sectores evangélicos, cuando fueron ellos mismos los primeros en negociar para darles posiciones de poder y cuando siguen siendo grandes aliados en su permanente ofensiva contra la clase trabajadora.
¿Un INAMU diferente?
Y aunque reiteramos, que estamos en contra del cierre del INAMU, lo cierto es que tampoco apoyamos su gestión, porque a pesar de las expectativas que ha generado en algunos sectores, no dista en mucho de las gestiones anteriores ya que a pesar de haber reforzado su imagen a través de campañas de prevención, lo cierto es que el INAMU sigue cometiendo los mismos errores y enfocándose en dar respuestas paliativas a problemas estructurales.
Tan solo para mencionar un par de ejemplos, hablemos de las últimas campañas del INAMU. Actualmente su promoción está concentrada en la realización de una feria de mujeres empresarias, que no es otra cosa que una exposición de los productos de cientos de mujeres que realizan labores manuales, como artesanías, bordados, alimentos, etc. Pero no se debería de haber dejado de promocionar esas labores hace mucho tiempo? ¿Porque se nos sigue imponiendo a las mujeres que desarrollemos pequeños emprendimientos condenándonos a la pobreza y la inestabilidad? Porque mejor no hablamos mejor de igualdad, derechos laborales y apostamos por garantizar a las mujeres empleos de calidad con acceso a salarios justos, vacaciones, derecho a incapacidades, etc, en vez de seguir apostando por mecanismos que buscan “congeniar” el espacio doméstico y el laboral.
De la misma forma las contradicciones se ponen en evidencia con la promoción del sello de equidad para aquellas empresas que se comprometan con la igualdad de género. Sin embargo resulta irónico encontrar dentro de esas empresas al Diario Extra, que se caracteriza por el contenido machista de sus notas y por utilizar imágenes de cuerpos semidesnudos de mujeres como mecanismo de ventas.
Y es que las campañas por sí solas no marcan ninguna diferencia. Si quieren trabajar en acceso de mujeres al mercado laboral y equidad en los centros de trabajo, lo primero que hay que hacer es exigir la ampliación de licencias maternidad, el otorgamiento de licencias de paternidad y centros de cuido en los lugares de trabajo.
Por eso nuestra discusión con el INAMU es que mantiene la misma posición cómplice que tuvieron los gobiernos anteriores.
Las calles son del pueblo
Con la llegada del PAC al gobierno, se generaron una serie de expectativas en las organizaciones feministas, ya que la colocación de Alejandra Mora como Ministra de la Mujer marcaba un cambio en el discurso en relación a las Ministras anteriores, que claramente desconocían del tema. Esto hizo que se empezara a cambiar la dinámica cada 25 de noviembre y el INAMU dejara de hacer sus actos públicos en alguna plaza para ser ahora el principal organizador de la marcha del 25 de noviembre, la cual encabeza el gobierno, generando ánimo en muchos sectores, porque se ve al INAMU también en la calle.
¿Pero contra quien marcha el gobierno?, ¿a quién le hace exigencias el INAMU? Las marchas son un espacio de manifestación del descontento y las exigencias de la clase trabajadora y el pueblo contra las políticas de los gobiernos y sus instituciones. El espacio de las calles es el espacio de quienes luchan. Sin embargo, ahora el INAMU y la presidencia, vienen a asumirlo como suyo, promoviendo la marcha del 25N como una marcha contra el machismo y la violencia de manera abstracta, dejando de lado el que debería ser el objetivo de la marcha, una acción de calle para hacerle exigencias al gobierno por su ineficacia ante el asesinato de tantas mujeres.
Este mensaje difuso que introduce la participación del gobierno en la manifestación, crea una confusión en relación al objetivo de la marcha, de manera que deja de ser un espacio para exigirle medidas al gobierno y se convierte en un espacio de conmemoración de la fecha donde el gobierno se roba el protagonismo.
Y es que este ha sido el papel que ha jugado este gobierno, así como quiere despolitizar este espacio de todo carácter reivindicativo y de lucha, así también su ubicación ha sido central para desmovilizar todo tipo de luchas. Recordemos que en el gobierno de Laura Chinchilla se dieron la mayor cantidad de movilizaciones en los últimos 20 años, sin embargo, con este gobierno han disminuido precisamente porque se presenta con una posición más conciliadora, un gobierno “de puertas abiertas”.
Activistas y luchadoras no deberían estar felices con la participación del gobierno, deberíamos de estar indignadas y reclamando su falta de vergüenza, especialmente cuando este ha sido uno de los gobiernos más represivo contra las mujeres luchadoras. Así lo constata la Red de Mujeres Rurales cuando rechazan participar de este 25N argumentando que: “La violencia contra el campo, contra nosotras y nuestras familias se sigue profundizando aceleradamente en este gobierno (…), la violencia que se vive en el campo con un proceso de despojo de la tierra se sigue agravando, la violencia causada por la expansión piñera, es un crimen contra las comunidades y contra la tierra, contra los recursos y se sigue dando con total impunidad (…), la violencia contra los territorios indígenas se sigue permitiendo por parte del gobierno (…), la violencia ejercida contra las mujeres del campo de más bajos recursos, que se encuentran acusadas y han sido llevadas a la cárcel con la complacencia del PANI.”
Y es que el carácter de este gobierno no ha cambiado en nada. Sigue siendo un gobierno al servicio de los grandes empresarios y de un sistema profundamente desigual, donde la opresión de la mujer sigue siendo útil para que unos pocos tengan más ganancias a costas de la explotación de miles, especialmente de las mujeres. Por eso, para alcanzar la transformación que las mujeres trabajadoras necesitamos, tanto los sectores conservadores como el gobierno son enemigos.
El 25N que necesitamos
El 25 de noviembre debe tener un carácter de lucha, no de conciliación con quienes permiten que nos maten.
Por eso desde el PT seguiremos denunciando:
- Si efectivamente se quiere acabar con las posiciones más reaccionarias en la Asamblea Legislativa, lo primero que tendría que hacer el gobierno es acabar en todos los niveles, con las negociaciones con los sectores evangélicos e impulsar un Estado laico para sacar la religión de la Asamblea Legislativa y las instituciones.
- El nefasto papel del gobierno, que con proyectos de ley como el 19506 de recorte en salarios en el empleo público, profundiza el empobrecimiento de la clase trabajadora.
- No queremos más diputados en la Asamblea Legislativa o en los gobiernos municipales con denuncias por violencia doméstica. Es vergonzoso que partidos como el FA que se hacen llamar de izquierda sigan manteniendo a diputados que tienen medidas cautelares en su contra y cuestionando las denuncias de las mujeres.
Hacemos un llamado a mujeres y hombres a luchar de manera permanente en sus barrios, sindicatos y centros de trabajo, por una mayor atención a la violencia contra las mujeres, que pasa por contar con:
- Aumento y regionalización de albergues para la atención de mujeres en situación de violencia.
- Centros de cuido de calidad para la niñez, que permitan a las mujeres dejar a sus hijos en espacios seguros y accesibles.
- Subsidios económicos que le permitan a las mujeres víctimas de violencia, realizar una salida inmediata de los hogares y obtener los insumos básicos mientras garantizan su estabilidad económica.
- Ampliación de los programas de atención psicológica, jurídica y médica para las mujeres víctimas de violencia.
- Un programa contra la violencia debe necesariamente combinar un programa por la mejora de las condiciones de vida de las mujeres, de modo que ellas tengan acceso a salud, educación, vivienda y salarios dignos sin tener que depender del agresor.
Invitamos a todas aquellas personas que se quieran sumar a acompañarnos a los volanteos que tendremos programados en San José y Alajuela el próximo 25 de noviembre y a que se acerquen a nuestra organización, para seguir construyendo una alternativa de luchas para las mujeres trabajadoras.