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A 10 AÑOS DEL REFERÉNDUM: NECESITAMOS ROMPER CON EL TLC

Por: Jhon Vega
Hace 10 años se realizó el primer y único referéndum en la historia del país para decidir la aprobación o no del TLC entre Centroamérica y EE.UU. Finalizada la jornada el Sí al TLC se impuso con un 51.6 % contra un 48,4 % por el No, en medio de un fraude descarado y una fuerte ofensiva propagandística a favor del tratado que unificó  a los partidos burgueses, al gran empresariado, al imperialismo yanqui,  a la jerarquía de la iglesia y a las grandes corporaciones mediáticas.
De las calles a las urnas: la consumación de un fraude
El tratado fue firmado en 2003 durante el gobierno de Abel Pacheco, pero cuatro años después no había sido aprobado debido a la gran oposición en las calles. La presión del gobierno gringo y de los grandes sectores empresariales era mucha, de ahí que se impusieron los peores métodos con tal de lograr su aprobación, demostrando que la democracia está al servicio de los ricos y de proteger sus intereses.
La aprobación de la reelección presidencial por parte de la Sala Constitucional abrió la puerta para una nueva elección de Oscar Arias, quien tenía como carta de presentación su colaboración con la derrota de la revolución centroamericana en los años 80´s que le valió el Premio Nobel y  el haber impuesto el Segundo Programa de Ajuste Estructural, apareció como el hombre fuerte o el capitán del barco que podía asegurar los intereses del imperialismo y de los grandes sectores empresariales detrás del TLC que el mismo conformaba.
La postulación de Arias  en contra de la Constitución ya significaba un gran fraude, en la elección en 2006 se consumó un fraude aún mayor, apareciendo este como ganador con un porcentaje de 42.26%, apenas suficiente para no tener que realizar una segunda ronda y con un escaso margen por arriba del candidato del PAC, Ottón Solís Fallas, a quien se la acreditó un 41.11%.  Las denuncias sobre inconsistencias en la elección fueron muy fuertes, nosotros entonces como Movimiento al Socialismo llamamos a no reconocer los resultados; pero el candidato del PAC fue el primero en salir a aceptar el fraude y reconocer la derrota, según dijo entonces prefería preservar la estabilidad del país que cuestionar al TSE  y toda la repodrida institucionalidad, con lo cual puso todo su prestigio electoral al servicio de consumar esta gran derrota y demostró el verdadero carácter del PAC como una fuerza al servicio de preservar el régimen político burgués.
En las filas del movimiento sindical y popular se confió en una posible derrota electoral del arismo, la mayoría de dirigentes sindicales apostaron por sumarse a la campaña de Solís y convertir la elección en la trinchera privilegiada para los sectores opositores al tratado. Nosotros entonces desde del MAS y desde la FEUCR dirigida por Convergencia nos opusimos a esa estrategia, llamando a preparar la huelga general como única alternativa para enterrar el TLC. Pasadas las elecciones se fortalecieron las posiciones a favor del TLC y el movimiento sindical quedó peor parado para hacerle frente a la lucha.
Pasadas las elecciones, los mismos que reconocieron el fraude de Arias y apostaron todo a las elecciones impusieron una nueva trampa, impulsando la convocatoria popular a un referéndum mediante la recolección de firmas; con la convocatoria se sacaba la lucha de las calles nuevamente y se canalizaba por la vía electoral que era un terreno favorable a los grandes empresarios y el gobierno; servida en bandeja de plata la desmovilización de la lucha el propio gobierno asumió la convocatoria al referéndum y preparo todo su arsenal para imponer la victoria del Sí; nosotros entonces también nos opusimos a esta estrategia y seguimos levantando al necesidad de la huelga como en el combo del ICE del año 2000, pero de la mano de la burocracia Sindical, el PAC y el Frente Amplio se terminó por imponer esa vía electoral que terminaría significando la derrota de la lucha.
Lo llaman democracia y no lo es: un referéndum a la medida de los empresarios
Todo el proceso previo al referéndum y la votación del 7 de octubre demostró la farsa de la llamada democracia centenaria, el Tribunal Supremo de Elecciones se encargó de garantizar unas reglas del juego al servicio de los sectores empresariales y el gobierno, dejando a los sectores del no bajo la estrategia del burro amarrado contra el tigre suelto. Se permitió entonces el uso de fondos del gobierno para hacer campaña y no hubo ningún control del financiamiento privado, el propio Presidente y sus ministros hicieron campaña por el sí ofreciendo desde beneficios como bonos de vivienda hasta falsas promesas como una mota BMW o un Mercedes Benz para los obreros de las zonas francas.
La mejor ilustración de la farsa democrática fue el llamado memorándum del miedo, documento confeccionado por el Vicepresidente Kevin Casas y el diputado Fernando Sánchez (primo de Arias) donde se detallan las medidas para lograr el triunfo del sí: campaña de miedo por la pérdida de empleos, miedo a injerencia extranjera, uso de fondos públicos, presión a los acaldes, entre otras medidas que fueron aplicadas una a una pese al escándalo suscitado tras la revelación de memorándum por parte del Semanario Universidad.
Durante la propia jornada de votación se evidenciaron los mecanismos de presión de los patronos obligando a sus trabajadores a votar por el sí y la falta de fiscalización ante la ausencia de credenciales emitidas por el TSE. Al final de la noche los resultados fueron los ya conocidos, se imponía una derrota en las urnas y se lograba la aprobación del TLC que venía siendo resistida en las calles desde 2003.
¿Aceptar o no los resultados del referéndum?
Esa pregunta se planteó la noche misma luego del Referéndum en una amplia reunión con centenas de dirigentes. Como en 2010 la primera voz que habló a favor de reconocer el fraude fue Ottón Solís junto a varios diputados del PAC, nosotros desde la FEUCR junta a otras organizaciones como la CGT planteamos no reconocer los resultados, denunciar el fraude ocurrido en todo el proceso y salir a preparar la resistencia en las calles; nuevamente se impuso la desmovilización del PAC y una gran derrota que  hoy seguimos pagando.
Levantar la ruptura con el TLC sigue siendo una necesidad
Pasado el referéndum se impuso el TLC mediante un gran fraude y el gobierno logró la aprobación de la llamada agenda complementaria sin mayor oposición del PAC en el parlamento (apertura de los monopolios, propiedad intelectual, entre otros proyectos). Los efectos de su esa contra reforma ya se empieza a sentir en el país, afectando a diversos sectores que no van a encontrar salida dentro  de las reglas del TLC confeccionadas para favorecer a las grandes transnacionales y un pequeño grupo de empresarios nacionales como el sector azucarero.
Durante estos años se ha profundizado la crisis de la industria agroalimentaria y se ha fortalecido el agronegocio de exportación, muchos sectores ya empiezan a caer en la ruina y conforme se cumplan los plazos de 2020 y 2025 (desgravación total) la crisis será mayor;  en el empleo las cifras oficiales se mantienen arriba del 10 % pero en la realidad la cifra podría ser de hasta el doble de personas sin trabajo, quienes trabajan lo hacen cada vez más en condiciones de informalidad, sub empleo o con falta de garantías básicas (horas extras, aguinaldo, seguro, salario minimo, etc); otras manifestaciones como el alto costo de vida, la crisis de los servicios públicos, el desbalance comercial y la crisis fiscal son expresiones de lo que ha significado el TLC.
A diferencia del 2007 muchos de los que se opusieron a la aprobación del TLC hoy están en el gobierno, también a diferencia de entonces la lucha contra los TLC´s no figura dentro de sus reivindicaciones y por lo tanto no se plantean romper con los tratados vigentes y más bien defienden medidas para  profundizar el saqueo neoliberal como el ingreso a la OCDE. Otro gran sector opositor que hoy milita en el Frente Amplio tampoco coloca la ruptura del TLC en sus reivindicaciones, sumándose al cambio de página y colaborando activamente con el gobierno Solís en la aplicación de parte de la agenda neoliberal inconclusa como la concesión de los muelles del Caribe o de la Ruta 32
Nosotros en cambio desde el Partido de los Trabajadores, que reúne  importantes activistas de esa lucha, decimos que la oposición al TLC no es cosa del pasado. Para nosotros no hay salida para el país dentro de los TLC y por eso planteamos la necesidad de la ruptura inmediata con todos esos acuerdos que nos atan al imperialismo y nos condena a la dependencia. Podemos decir sin falsas modestias que somos herederos de esa lucha, que pasamos la prueba con posiciones consecuentes, y que a diferencia del PAC y el Frente Amplio no  hemos claudicado, por eso quien sigue levantando consecuentemente la oposición a los TLC está invitado a conformar nuestras filas.

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