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¿Es posible mantener los salarios en una eventual cuarentena para todos?

El gobierno de la República aprovecha la declaratoria de emergencia nacional para imponer más ataques al pueblo trabajador debido al COVID-19. Es así como los diputados aprobaron por unanimidad el proyecto 21.854 “Ley de autorización de reducción de jornadas de trabajo ante la declaratoria de emergencia nacional”.

La normativa establece que el patrono puede cambiar los contratos de trabajo de manera unilateral con el fin de bajar hasta en un 50% la cantidad de horas de la jornada laboral ordinaria determinada entre las partes, con la correspondiente reducción de sueldos.

Este duro golpe a las condiciones laborales desnuda la verdadera naturaleza del gobierno que en plena pandemia prefiere resguardar los intereses de las empresas por delante de la vida de la clase trabajadora, aquella que produce la riqueza y hoy se encuentra concentrada en las fábricas trabajando con normalidad, sin medidas de protección. La actual exposición a focos infecciosos llevará a un aumento exponencial de contagiados y muertos en un país cuyo sistema de salud se ha debilitado gracias a los recortes presupuestarios promovidos por los diferentes gobiernos.

Ante esta situación, queremos explicar una salida socialista para que no sean los trabajadores y el pueblo quienes paguen por la crisis. Nuestra propuesta consiste en decretar cuarentena inmediata en los centros de trabajos sin reducir los salarios, además de la prohibición de los despidos. Esto implica el cierre de empresas y servicios no esenciales; en el caso de los esenciales (producción de equipo médico, alimentos, trabajo en hospitales), estos deben funcionar de manera adecuada para garantizar la salud de todos los trabajadores.

En países como Italia o España, donde la pandemia alcanza niveles dramáticos, la clase obrera pone los muertos todos los días porque, al lado del llamado hipócrita de los políticos a quedarse en casa, la producción capitalista no se detiene del todo[1] y con ello, tampoco las muertes por COVID-19.

En Costa Rica sucede lo mismo. Detrás de las lágrimas de cocodrilo del ministro Salas y los llamados a la unidad nacional del presidente Carlos Alvarado se esconde la verdadera estrategia del gobierno y los políticos en la Asamblea: mantener a toda costa las ganancias del gran empresariado, mientras los trabajadores siguen exponiendo sus vidas y las de sus familias por verse forzados a laborar. Si la mayoría de empleados sigue acudiendo en masa a fábricas centros de trabajo, siempre habrá riesgo de nuevos focos infecciosos de COVID-19, máxime si se toma en cuenta las debilidades del sistema de salud sometido a recortes presupuestarios cada año.

Pandemia desnuda desigualdades del capitalismo

¿Es posible aplicar esta propuesta en la actual situación? Nosotros creemos que sí es posible, y como vimos en los casos expuestos, es un tema de vida o muerte. Consideramos realizable porque hay mucho dinero; se genera muchísima riqueza, la cual, bajo la lógica capitalista, se concentra en pocas manos. Hay escasa información al respecto, pero, por ejemplo, un estudio de hace 8 años indicaba que en Costa Rica existen 85 millonarios cuya riqueza supera los 12 mil millones de dólares, y es sensato pensar que ahora hay muchísimos más y con fortunas más grandes. Estamos hablando de que este dinero asciende a más de un billón de dólares; estos datos sirven de ilustración para la desigualdad imperante en el país, y para darnos una idea de la magnitud de la riqueza para enfrentar el COVID-19.

La gran dificultad la encontramos en conocer las ganancias de las empresas. Como sucede en la sociedad capitalista, los estados y su sistema jurídico defienden sus intereses mediante el secreto bancario y la creación de portillos legales que les permiten declarar cero ganancias y así no tienen que pagar el impuesto sobre las utilidades. Tal es el caso de las multimillonarias Florida Ice and Farm (seis períodos), Ingenio Taboga (tres períodos), Corporación Megasúper, Grupo Empresarial de Supermercados (Gessa), Durman Esquivel y Ecodesarrollo Papagayo, entre otras.[2]

Pero he aquí unos datos de la magnitud de la concentración de la riqueza en el mundo:  la fortuna de los multimillonarios aumentó casi un 13% anual entre 2006 y 2015, mientras que los salarios aumentaron tan solo un 2% de media anual. La fortuna total de los multimillonarios de todo el mundo sumó 762 mil millones de dólares en 2017. Cada dos días aparecía un nuevo multimillonario en 2017. Se espera que las 500 personas más ricas del mundo leguen a sus herederos 2,4 billones de dólares durante los próximos 20 años[3]. Así opera el capitalismo a escala global, y Costa Rica no es la excepción.

¿Cómo amasaron esta riqueza? Las fortunas de los millonarios se construyen con la explotación contra la clase trabajadora, la cual, a cambio de un salario que le alcanza apenas para sobrevivir, es la que genera la riqueza robada por los patronos. Estas fortunas también se incrementan porque el Estado en el que nos encontramos es fiel defensor de los intereses patronales, al otorgar una serie de privilegios como el no pago de impuestos o de la cuota de la seguridad social. Es decir, es una riqueza que no les pertenece.

Si bien el coronavirus mata a personas de diferentes clases sociales, resulta claro que los ricos están más tranquilos porque tienen acceso a los mejores avances de salud para tratar la enfermedad, y su aislamiento lujoso los hace sortear este trance con menos dificultades que los sectores populares quienes no tienen acceso a agua potable, jabones, guantes y demás equipo básico.

Es necesario mantener los salarios basados si nos fijamos en la realidad de los sectores populares todos los días. Lo cierto que es el salario no alcanza para nada con tantos impuestos, aumentos en las tarifas del bus, servicios públicos, encarecimiento de la canasta básica y los medicamentos; todo esto hace que a duras penas una familia pueda llegar a fin de mes con salarios tan bajos.

Debido a esta apremiante situación las personas recurren a préstamos con altísimos intereses que los llevan a endeudarse y comprometer todavía más su salario. Bajo estas condiciones, para la mayoría de la población trabajadora ahorrar es un sueño. Si ya la situación es difícil, ¿cómo pretenden que sobrevivamos sin recibir salario?

La queja más frecuente de parte del gran empresariado es que, al tener pérdidas por la drástica reducción de la actividad económica, no podrían costear los salarios de sus empleados y por eso también optan por los despidos. Por ello invitan a la mayoría de la población a ser solidarios, a hacer sacrificios para proteger la economía del país.

Aunque a todas luces el impacto económico es real (se estima que en todo el mundo el número de desempleados alcance los 25 millones al finalizar la pandemia), al hablar de sacrificarse por la economía, en realidad pretenden que se tomen las medidas necesarias para proteger sus ganancias.

A estos mismos grandes empresarios quienes se quejan porque no están generando ingresos, convenientemente se les olvida hablar de la riqueza acumulada gracias a los privilegios otorgados bajo el régimen de zonas francas.

Una salida socialista para enfrentar los ataques del gobierno y la patronal

Es hora de entrar a discutir sobre las ganancias acumuladas a través de los años; estas deben ser socializadas para garantizar condiciones de vida dignas hacia el pueblo trabajador, el cual lleva las de perder con el coronavirus.

Con seguridad podríamos decir que a partir de los miles de millones generados en condiciones de “normalidad” bien se puede decretar cuarentena el tiempo que sea necesario garantizando el pago del salario para todos y todas.

Este tipo de medidas las proponemos no solo en el caso de esta emergencia sanitaria. En tiempos de crisis económica, donde los empresarios hacen todo lo posible para mantener el lucro, imponen trabajar más horas y por menos salario, así como eliminar las horas extra.

Tampoco tienen ninguna contemplación para despedir en masa, pero por otro lado reciben miles de millones del Estado en planes de salvamento que solo los benefician a ellos. La producción capitalista se basa en el lucro, es anárquica, no responde a un plan centralizado tendiente a resolver las necesidades más apremiantes de las personas. Por eso, en cada crisis económica o de salud, ante la caída del margen de ganancia miles de trabajadores pierden su empleo.

 Por ello nosotros defendemos la reducción de la jornada de trabajo con igual salario y nos oponemos rotundamente a los despidos. Dirigiendo el dinero que hoy queda en pocas manos, se trabajará menos horas y habrá empleo suficiente para que los sectores explotados, quienes producen la riqueza del país, tengan una vida digna.

¿Quién llevará a cabo esta medida? Ya el gobierno y los diputados demostraron desde el principio de esta crisis que están ahí para garantizar las ganancias de los grandes patronos. Nosotros lo decimos claramente: la cuarentena para todos y todas con igual salario solo se logrará rompiendo con este modelo capitalista, de la mano de un gobierno de los trabajadores y el pueblo.


[1] En Italia el primer ministro Giuseppe Conte decretó el cierre de las actividades económicas que no se consideren estrictamente necesarias; sin embargo, la medida contempla una larga lista de excepciones: el sector textil, energético o siderúrgico sigue concentrando a miles de obreros todos los días.

[2] https://semanariouniversidad.com/destacadas/bancos-telefonicas-y-hoteles-declararon-ganancia-cero-por-varios-anos-en-la-ultima-decada/

[3] http://www.laprensalibre.cr/Noticias/detalle/159721/fmi:-impuestos-a-los-ricos

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