El pasado 15 de abril en Conferencia Nacional, el Ministro de Salud confirmó que un mismo centro de trabajo de tipo Call Center contabilizaba 48 casos de contagio de COVID19. Sin embargo, ni él ni la Ministra de Trabajo se han pronunciado sobre medidas administrativas contra la irresponsabilidad patronal y sanitaria de esta empresa, ni siquiera se ha hecho público el nombre de la misma.
La impunidad y la protección de las empresas en el capitalismo, donde lo que prima es el enriquecimiento de unos pocos, es palpable en casos como este call center y muchos otros centros de trabajo. A la fecha el gobierno sigue protegiendo la identidad de estas empresas para preservar sus ganancias, sin importar que la negligencia de una sola empresa ha generado más de un 5% de los contagios.
Pese a que este tipo de trabajo se puede desempeñar sin problema desde los hogares, muchísimas empresas siguen haciendo caso omiso a la emergencia sanitaria con tal de mantener su acumulación de ingresos, en no pocos casos incluso se ha trasladado la aparente crisis a los trabajadores, mediante despidos masivos y reducciones de jornadas o de salarios sin ningún tipo de negociación o justificación, hasta pagando menos por la misma cantidad de trabajo. (Ver caso de Duralac)
Estas medidas no son más que la profundización de estrategias para cargar en la clase trabajadora todas las perdidas mientras que otros acumulen ganancias, lo cierto es que megaempresas representadas en organismos como la UCCAEP, mismos que hace un par de años reportaban cero ganancias, hoy señalan supuestas perdidas, una contradicción innegable que demuestra que en realidad llevan años acumulando ganancias superexplotando a las y los trabajadores, adeudando a la CCSS -que hoy con uñas, dientes y un evidente desfinanciamiento intenta palear la emergencia- y estafando al fisco.
¿La salida es el teletrabajo?
Si bien este ejemplo catastrófico de exposición al COVID19 se pudo evitar con teletrabajo, en realidad esta no es la única salida posible para enfrentar esta situación, por el contrario hay muchos empleos que no pueden ni deben desempeñarse en casa, la respuesta de las empresas y del gobierno debe ser cuarentena y salarios completos para todos los trabajadores, esto incluye subsidios reales para sectores informales y los emprendimientos que no forman parte de los servicios esenciales para la vida humana.
Es importante destacar que incluso los call center son parte de una cadena productiva que depende de otros trabajadores que siguen exponiéndose para mantener la producción, transportistas, bodegueros etc.
El gobierno prefiere recortarle presupuesto al INAMU, adeudarle a la CCSS y ofrecer ayudas insuficientes para personas que han perdido sus empleos, antes que cobrarle a los evasores, detener la elusión fiscal y prohibir los despidos. Prefiere mantener intacto el pago de la deuda que asumir los costos de la crisis sanitaria, con efectos a corto y largo plazo que serán letales para los sectores más desposeídos.
Si bien nunca antes hemos vivido una pandemia con esta expansión, en la historia hay un ejemplo claro de cómo la clase obrera dirigiendo de un estado hizo frente a situaciones dramáticas como los efectos de las guerras. Los bolcheviques enfrentando las calamidades de la primera guerra mundial decidieron no pagar la deuda pública para salvaguardar la superviviencia general y no la de unos pocos. Únicamente mediante la organización de la clase trabajadora será posible priorizar la salud y el bienestar del pueblo, por encima de las ganancias capitalistas.
Hoy más que nunca necesitamos organización sindical como están demostrando los empleados de Amazon en Estados Unidos, para exigir condiciones dignas de vida y de trabajo frente a la crisis para quienes generamos realmente las riquezas.
Es necesario también exigir insumos y reconocimientos materiales específicos para esos sectores como los empleados de la salud, que siguen exponiendo sus vidas para salvar las de los demás, y que sistemáticamente han venido sufriendo ataques a sus condiciones laborales.
Es claro que esto debe ser una pelea de frente contra el capitalismo, hoy más que nunca queda en evidencia que a los empresarios les importan sus ganancias y no la salud de sus trabajadores. La única forma de poner la salud de los trabajadores primero es si nosotros mismo nos encargamos de dirigir el Estado. La lucha contra el capitalismo debe ser hasta acabar con él, con la construcción de un nuevo mundo mediante una revolución socialista. Al servicio de este proyecto construimos el Partido de los Trabajadores.