El Centro de Investigaciones y Estudios Políticos de la UCR recientemente publicó un estudio de opinión sobre cuáles son las principales preocupaciones de la población en medio de la pandemia del COVID-19. En orden son un 35% el Covid-19 mismo, un 27% el desempleo y un 15% el costo de la vida.
Por lo tanto, la mayor preocupación de los costarricenses es la vida, como preservar la vida, en primer término, frente a la pandemia y además como mantener su vida ante la oleada de despidos y de especulación que desató la política pro empresarial, pro ricos del gobierno.
En principio si nos preguntamos qué necesitaríamos para superar la pandemia las respuestas serían: 1) poder respetar la cuarentena, es decir poder refugiarse en casa y mantener el distanciamiento físico. 2) Garantizar los alimentos de la casa. 3) Garantizar los servicios de la casa: electricidad, agua, renta, cultura etc. Es fácil de entender que las personas están necesitadas y preocupadas por cómo conseguir implementos sanitarios, comida, refugio y servicios, pero en realidad la gran preocupación de todas las personas es quedarse sin dinero.
El dinero no se puede usar para lavarse las manos, comer o refugiarse, pero en nuestra sociedad el dinero aparece como algo más importante y necesario que los valores de uso reales (las cosas y servicios) que necesitamos para superar la pandemia. ¿Cómo es eso posible?
Ese desquiciado sistema llamado capitalismo.
La explicación sobre como el dinero no es más importante que la vida, es recurrente en las sociedades anteriores al capitalismo, pensemos en la historia griega del Rey Midas, un Rey griego que le pidió a los dioses que le dieran el don de que todo lo que tocara se transformara en oro (es decir en dinero), luego de transformar en oro sus plantas, su gato, su comida y su hija, Midas le rogó a los dioses que le quitaran el don.
La enseñanza de la historia es fácil de entender: el oro no se come y no cuida a nadie. ¿Si antes estas eran las ideas dominantes? ¿Cómo llegamos a la situación donde miles de trabajadores no duermen tranquilos pensando en la falta de dinero?
En las sociedades precapitalistas el dinero existió “en los poros de la sociedad” como capital comercial o capital usurero, pero estas formas económicas eran procesos marginales en relación a la producción de valores de uso, la mayoría de la producción de valores de uso venía de la tierra o de la producción artesanal. Las características mismas de las sociedades precapitalistas implicaban que estos valores de uso solo podían ser producidos en pequeña escala, las crisis sociales producto de la escasez eran la norma, dos años de malas cosechas, de veranos muy largos o inviernos muy crudos sometían a toda la población a crisis de subproducción, es decir no había suficientes alimentos, ropa o refugios como para mantener a toda la población viva, las hambrunas y las crisis se desataban con dureza.
Estos hechos cambian bajo el capitalismo. El capital en forma de dinero, de préstamos, empieza a “inundar” la producción industrial de mercancías y se vuelve “esencial” para financiar la producción. En el mismo momento el capital usurero facilita la concentración de las fuerzas productivas, cada quiebra de los campesinos y los artesanos, implicaba la expropiación de sus medios de producción y fortalecía el capital en su forma bancaria. La intensificación del comercio y el tráfico internacional desarrolla, aumenta y generaliza el uso del dinero, que en cuanto riqueza general, es la quintaesencia de todos los valores de uso y posee la capacidad de comprarlo todo. Pero también, como hemos dicho es una abstracción, el dinero se transforma en el fin en si mismo de toda la producción capitalista. Estos hechos son el “corazón” de la desmesura y la irracionalidad del capitalismo.
El proceso de concentración de fuerzas de producción bajo la égida de los bancos se radicaliza en la etapa imperialista, en la época actual del capitalismo. A inicios del siglo XX el capital bancario se fusiona con el capital industrial y se inicia la exportación de capitales en forma de préstamos e instalación de enclaves en los países semicoloniales. Esa es la historia del capitalismo en nuestro país.
El dinero no produce valor, los bancos no producen nada.
El dinero como fuerza abstracta, fantasmagórica que gobierna la sociedad es una de las características más absurdas e irracionales del capitalismo, lo mismo el dominio de los bancos sobre el conjunto de la vida social, es uno de los elementos más constitutivos, pero también más irracionales de nuestra vida social.
Señala Marx como una de las características más peculiares del capitalismo que: “La riqueza en cuanto tal se representa tanto más clara y ampliamente, cuanto más se aleja de la producción directa (…) De tal modo que el dinero, de medio, pasa a ser fin, y (…) la forma superior de la intermediación es puesta en todas partes como capital, la inferior a su vez como trabajo, meramente como fuente de plusvalía. Por ejemplo (…) el banquero, etc., frente a los fabricantes y los [campesinos]”. Marx nos quiere señalar aquí que bajo el capitalismo el medio se transforma en un fin, el dinero en el fin de la producción, los banqueros (los poseedores de dinero) como fines y modelos de toda la sociedad.
Es decir, en nuestra sociedad el dinero se presenta como la forma real del valor cuando el dinero no produce ningún valor, señala también Marx: “Cuando el dinero funciona como medio de pago, supone operaciones de contabilidad, actos de compensación. Este trabajo es un gasto de circulación, no un trabajo creador de valor.”
Esta inversión, esta forma “de cabeza” con la que el capitalismo dirige la sociedad hace que los financistas, los banqueros aparezcan como los intermediarios legítimos entre el Estado y la sociedad burguesa en el más al alto nivel, pese a que los bancos no producen nada, son los “dueños” y “representantes” de toda la producción social.
Lenin había señalado en relación con los bancos en su etapa imperialista: “A medida que las operaciones bancarias se van concentrando en un número reducido de entidades, los bancos dejan de ser los modestos intermediarios que eran antes y se convierten en monopolios poderosos que tienen a su disposición casi todo el capital monetario de todos los capitalistas y pequeños hombres de negocios, así como la mayor parte de los medios de producción y de las fuentes de materias primas de uno o de muchos países. Esta transformación de los numerosos intermediarios en un puñado de monopolistas es uno de los procesos fundamentales en la evolución del capitalismo al imperialismo capitalista.”
Estas explicaciones de Marx y Lenin, nos deben ayudar para entender como los bancos son el corazón del capitalismo mundial y de cada una de las formas nacionales del capitalismo. Los bancos concentran los capitales industriales, agrarios y comerciales, también sirven para recoger el dinero del conjunto de la sociedad en forma de impuestos, deudas y créditos, además en su forma de bancos estatales se fusiona por arriba con la alta burocracia, alta gerencia y dirección política del Estado burgués como tal.
En nuestro país los intereses bancarios están representados por la ABC, la Asociación Bancaria Nacional, una poderosa institución que agrupa desde 1983 al conjunto de los bancos privados y públicos del país y ha sido uno de los puntales de toda la organización neoliberal de la sociedad costarricense.
Para una breve historia de los bancos en Costa Rica.
La banca en Costa Rica empezó como una copia, una imitación de la forma que tomó el capital bancario en Inglaterra, la primera potencia imperialista a la que estuvo conectada el capitalismo cafetalero costarricense.
La historia de los bancos de Costa Rica es la historia del capitalismo costarricense, es la historia de la “cocina” de la clase dominante del país.
Al igual que en la mayoría de países capitalistas, en nuestro país el capital bancario empezó primero como capital usurero. Según José R. Corrales un pequeño grupo de comerciantes agroexportadores de café tuvieron acceso al crédito de las casas consignatarias británicas, de ese proceso vienen las grandes familias oligárquicas de nuestro país: los Montealegre, Salazar, Mora y Aguilar, etc.
El capital bancario de nuestro país fue una combinación de los agentes económicos y políticos británicos, las familias oligárquicas y la iglesia católica.
Luego de hacer fracasar los intentos de Juan Rafael Mora por crear un Banco Nacional, en 1863 un sector de oligarquía cafetalera liderada por el clan Montealegre y el capital financiero británico crea una banca privada que intentaba imitar el funcionamiento del Banco de Inglaterra, del Banco de la familia Rothschild. Se crea en 1863 en Banco Anglo-Costarricense, el cual será cerrado por José María Figueres en 1994.
Después de muchos estira y encojes de distintos sectores de la oligarquía (prestamistas “puros” y cafetaleros sobre todo) a inicios de siglo sólo existían dos bancos el Anglo costarricense y el Banco de Costa Rica, aunque el Estado no controlaba del todo a los bancos, les supervisaba y sobre todo la fusión del personal político del Estado burgués y los bancos había ocurrido.
Con la crisis social y política de 1914, la banca dejó de ser solamente un negocio y se transformó en un mecanismo para evitar la revolución social y garantizar las condiciones generales de reproducción del capitalismo.
Esta tendencia “intervencionista” se verá acrecentada hasta que triunfe el grupo militar de Figueres en la guerra civil de 1948, allí a través de la nacionalización bancaria los ganadores de la guerra lograron transformarse en la fracción económica dominante.
Esta fracción burguesa utiliza los bancos para financiar y apuntalar instituciones públicas (MOPT, ICE, RECOPE, etc.) que buscaban garantizar las condiciones generales de acumulación y reproducción ampliada del capitalismo costarricense: inversión en infraestructura y caminos, generación eléctrica y de combustibles, promoción de los negocios privados ganaderos y agroindustriales, alianza con los capitales extranjeros protegidos por el MERCOMUN, etc. Recientemente José María Figueres ante el chantaje del BAC (que ha despedido trabajadores y cerrado cuentas bancarias producto de la supuesta inviabilidad para su negocio de respetar los topes de la nueva ley contra la usura) ha recordado nostálgicamente, la nacionalización bancaria de “Pepe” Figueres, escondiendo que esa nacionalización burguesa de la banca tenía básicamente dos objetivos: pagar con dinero sacado de toda la sociedad la modernización burguesa de los años cincuenta y usar esa concentración de dinero y riqueza para luchar más efectivamente contra el fantasma de la revolución social que venía desde Cuba y el movimiento guerrillero de los sesentas.
Para enfrentar la revolución centroamericana en los años ochenta, los banqueros cambiarán de táctica.
Como parte de la estrategia de reacción democrática, del imperialismo para enfrentar la revolución centroamericana[1], Costa Rica se transformó en una democracia burguesa “blindada” y “subsidiada” por el imperialismo parte de este dispositivo era fomentar el valor de la “empresa privada” dentro de ello la banca privada.
En 1983 se funda la Asociación Bancaria Nacional, en 1984 y 1986 la AID contribuyó con un “chorro de dinero” a precio de costo para la banca privada, si en 1984 contribuyó con 200 millones de colones en 1986 contribuyo con 12 veces esa suma.
En 1995, siguiendo las doctrinas del Consenso de Washington, se puso el acelerador a la desregulación y liberalización del sector financiero y bancario, según el diario La Nación: “Tenemos una amplia variedad de intermediarios financieros: bancos comerciales del Estado, cooperativas, entidades para la vivienda, bancos creados por leyes especiales y entidades no financieras. En total son 48 instituciones, entre las cuales, en el 2017, la banca estatal era dominante al poseer el 38,5 % de los activos, los bancos privados y cooperativos un 32 %, las empresas financieras no bancarias un 1,1 %, las cooperativas de ahorro y crédito un 9,9 %, los bancos creados por leyes especiales el 11,1%, las entidades de vivienda un 3,6 % y otras más un 3,5 %.”
¿Para qué nacionalizar la banca en medio de esta crisis?
Una de las posiciones estratégicas del Partido de los Trabajadores es la nacionalización bancaria y su centralización en un único sistema nacional de bancos controlados de manera democrática por los trabajadores y los consumidores populares.
Esto le permitiría tener a un gobierno de los trabajadores las palancas principales de la riqueza social y la producción social y ponerla en beneficio del conjunto de la sociedad, especialmente de los trabajadores, los campesinos, las mujeres y el pueblo pobre. Le permitiría además una lucha eficaz contra la fuga de capitales, los evasores fiscales, los acaparadores y los usureros que boicotean cualquier medida contraria a sus intereses.
¿Que se podría hacer? La primera medida con la nacionalización bancaria seria garantizarle un refugio seguro a todo el mundo hay unas 3300 personas viviendo en las calles. Solo en el año 2016, un solo banco el BCR tenía a la venta 300 casas. Así mismo los bancos son dueños de sectores de los hoteles, uno solo de ellos podría refugiar a los sin techo en medio de esta crisis.
La nacionalización de la banca también podría movilizar recursos para reparar las viviendas de los trabajadores más pobres (un 9% de los hogares viven en casas dañadas y un 2% en hacinamiento) así como para dotar a 104.000 viviendas pobres de servicios básicos como agua, luz y manejo de residuos sólidos.
La nacionalización bancaria permitiría la condonación masiva de deudas de los trabajadores en forma de usura crediticia (bancos, tarjetas de crédito, electrodomésticos, etc.) así como de las deudas que asfixian a los campesinos y estudiantes universitarios.
Eso solo para empezar. El conjunto centralizado y democráticamente planificado de la riqueza acumulada le permitiría al país desarrollar infraestructura, tecnología de punta, etc.
[1] En la tradición de la LIT se le llama “reacción democrática” al cambio de táctica del imperialismo estadounidense después de la derrota militar sufrida por el ejército estadounidense en Vietnam. Los símbolos de ese cambio de táctica serían la promoción de los DDHH durante la administración Carter y la firma de los Acuerdos de Helsinki en 1977. Esta táctica consiste en intentar derrotar a la revoluciones sociales no por la vía de invasiones militares y golpes de Estado, para lo cual no había condiciones políticas, sino a través de una política de guerra de baja intensidad y negociaciones y pactos con las direcciones traidoras del movimiento de masas, las cuales debían aceptar los límites de la democracia capitalista para ser incorporados al sistema político electoral, de esta forma fue derrotada la revolución centroamericana de los años ochentas y desviadas las revoluciones contra las democracias burguesas de inicios del siglo XX.