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Frente a las declaraciones de líderes de la iglesia católica: ¡Defendemos un Estado laico sin concordato!

 

hugo-barrantes-monseñorNo podemos dejar de denunciar las graves declaraciones que altos jerarcas de la iglesia se han permitido decir en el marco de la exposición de una costarricense que afirma haber sido sanada de un aneurisma producto de un milagro. Utilizando estas declaraciones como bastión, monseñor Hugo Barrantes aprovechó para dar un nuevo impulso a la campaña contra el Estado laico y los derechos de las mujeres, al dirigirse a los medios de prensa argumentando que este hecho debe interpretarse como «una señal contra el estado laicista y la fecundación in vitro».

Haciendo uso de falacias, el líder religioso pretende tirar abajo años de discusión respecto al tema de la Fecundación in Vitro y el Estado laico y utiliza esta historia para crear un enfoque sesgado en la población.

Independientemente de las posiciones religiosas y creencias de cada quien, lo que hace este líder católico es utilizar esta historia para crear un circo mediático, donde cualquier argumento científico pasa a ser menospreciado por un argumento religioso, haciendo demagogia en contra del Estado laico y defendiendo así su privilegio de seguir definiendo y marcando el rumbo de políticas públicas en el país.

Como parte de esta alianza que han tenido de manera permanente iglesia y gobierno, el Ministro de Comunicación se atrevió a decir, que esta historia “borra cualquier cosa, cualquier percepción negativa que haya del país” y así confirma una vez más el papel fundamental de esa alianza con la jerarquía católica, mediante la cual se utilizan los principios religiosos para desviar la discusión y evitar el descontento y la movilización popular.

Monseñor Hugo Barrantes por su parte, afirma que “en Costa Rica estamos con una cultura antivida, esos temas de aborto, de fertilización in vitro”, pero nada dice la iglesia de los 27.000 abortos clandestinos que ocurren anualmente en el país, ni de las mujeres que colocan en riesgo de muerte por esas condiciones de clandestinidad, o sobre las familias que condenan a no tener hijos cuando podrían hacerlo mediante la FIV. Hablemos entonces de posiciones antivida y de tortura cuando se nos imponen embarazos a las mujeres aún producto de violaciones, de incesto o atentando contra nuestra propia vida.

Con declaraciones como esta era evidente la fuerte ofensiva que tomaría la iglesia en adelante. Este 08 de julio Monseñor Barrantes habla con el diario La Nación, y afirma que “el gran problema es que las minorías hacen mucho ruido”. Argumenta sus posiciones machistas y homofóbicas diciendo que él tiene un origen campesino, como si eso tuviera alguna relación o lo justificara y dice: “aquí habla ya mi sentimiento machista: yo soy campesino. A mí la idea de una unión de dos hombres… ¡viera lo que me causa a la mente¡”

Las mujeres contra quienes argumenta y a quienes nos ataca ¡no somos una minoría!, somos la mitad de la población a quienes se nos sigue oprimiendo con argumentaciones como esta. Cargamos con siglos de opresión, promovidas por instituciones como la iglesia católica, que permite y refuerza nuestra sobreexplotación cuando nos ubica como personas de segunda categoría.

Y cuando se refiere a la población lésbica y homosexual, igualmente los ubica como una minoría “haciendo ruido”, como si por ese argumento fueran menos merecedores de derechos. Ya lo decíamos con el tema del referéndum del odio, no se puede someter los derechos de las minorías al antojo de las mayorías como en el caso de la población LGBTTI.

Toda la argumentación que brinda monseñor Barrantes se muestra cargada de prejuicios cuando dice: “en el lesbianismo… las que yo conozco son educadas, por lo menos. (…)” ¿a qué se refiere con ese “por lo menos”?, ¿acaso hay algo que reprochar? Y al hablar sobre los homosexuales dice: “¡Ay, es una grosería y una cosa! (…) eso es antinatural.”

Se contradice cuando afirma que Iglesia y Estado están separados, pero por otro lado reconoce haberse reunido con 16 diputados para discutir el tema de Fecundación In Vitro e insiste en rechazar la aplicación de esta aún con el fallo en contra del Estado Costarricense por violación a los Derechos Humanos.

Desde el Partido de los Trabajadores somos contundentes, defendemos el Estado laico sin concordato, no creemos que la iglesia tenga que seguir interfiriendo en la definición de políticas públicas como insiste en hacerlo, y estamos por la defensa de los derechos de la mujer, por la libertad de decidir sobre sus propios cuerpos, por los derechos igualitarios para parejas del mismo sexo. El ejercicio de nuestra sexualidad y la escogencia de nuestras parejas es una decisión propia, no del Estado ni de la iglesia.

¡Por matrimonio igualitario para parejas del mismo sexo!
¡Por el acceso gratuito a la Fecundación In Vitro!
¡Por un Estado laico sin concordato!

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