Más de 100 años después de que por iniciativa de Clara Zetkin, se declarara el 8 de Marzo como el día internacional de las Mujeres trabajadoras, en el mundo las mujeres seguimos siendo las más pobres, las más desempleadas, las más explotadas, las que sufrimos cada día la violencia machista por la que llegamos a ser incluso asesinadas, las que recibimos menos salarios, las que no podemos decidir sobre nuestros cuerpos, las que aún cargamos sobre nuestros hombros la responsabilidad exclusiva del cuido y el trabajo doméstico.
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Al finalizar el 2014 en nuestro país había casi 105 mil mujeres desempleadas, 21 mil más que un año atrás, lo cual subió 2,7 puntos porcentuales el desempleo femenino, mientras que el de los hombres se mantiene estable. Esto quiere decir, que la crisis económica capitalista, los despidos, las salidas de las empresas del país, a quien más está afectando es a las mujeres, ya sea porque son las primeras a quienes despiden, o porque en las nuevas contrataciones se prioriza a los hombres. La crisis en el empleo, afecta más a las mujeres porque el mercado laboral capitalista sigue siendo discriminatorio.
Esta discriminación se sigue viviendo una vez que las mujeres consiguen un empleo. Casi una quinta parte de las que trabajan están subempleadas. Es decir, que no logran conseguir un empleo a tiempo completo, lo cual se verá reflejado también en un salario parcial, con sus consecuencias en la calidad de vida, independencia económica y para muchas se traduce en pobreza.
Además, hay otras miles de mujeres que no están buscando trabajo o ampliar sus jornadas, no porque no lo necesiten, sino porque tienen a su cargo responsabilidades de cuido de sus hijas e hijos o personas adultas mayores, o cargan con las tareas domésticas de forma exclusiva y no tienen opción de irse a trabajar fuera de la casa porque el Estado ni las empresas asumen estas responsabilidades, y los malos salarios que reciben les impide costearlos de forma privada. Según la Encuesta de Hogares del 2008, al preguntársele a las mujeres “inactivas” la razón por la cual no estaban buscando trabajo, un 37,7% se refirió a sus responsabilidades familiares, en contraposición a sólo un 1% de los hombres que están en la misma situación. Estas mujeres, que en las estadísticas aparecen como “inactivas” en realidad son también trabajadoras excluidas del mercado laboral, pero están ahí realizando un trabajo importante reproductivo necesario al funcionamiento del capitalismo y que no es reconocido.
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Las mujeres también son las más afectadas por las políticas restrictivas de aumentos salariales. Mientras que el ingreso promedio de los hombres asalariados aumentó 7.9% entre finales del 2013 y finales del 2014, para las mujeres asalariadas ese aumento sólo fue de 6.1%. Esto en concreto quiere decir que como promedio los hombres asalariados están ganando 55 mil colones más que las mujeres asalariadas. La brecha salarial entre mujeres y hombres ocupados ha estado alrededor del 20% en los últimos años. Es decir, que las mujeres no sólo están realizando trabajo no remunerado y tienen más dificultades para tener un trabajo remunerado, sino que cuando lo consiguen son más mal pagadas.
Estos simples datos nos demuestran el funcionamiento del Sistema Capitalista, que reproduce la opresión patriarcal de las mujeres para sacarle provecho en función de una mayor explotación. A pesar de que el capitalismo incorpora a las mujeres al trabajo remunerado, y necesita de él, le es funcional que las mujeres sigan siendo vistas en su rol prioritariamente reproductivo. De esta manera, no asume su responsabilidad con las tareas asociadas a este trabajo, lo sostiene en el ámbito privado familiar, lo cual se traduce en su realización por parte de las mujeres. Es por eso, que las políticas que socialicen el cuido, y generen condiciones para la plena incorporación de las mujeres al trabajo y al ámbito público no son prioridad de ningún Estado capitalista.
En nuestro país, por ejemplo, una de las violaciones de derechos laborales más recurrentes, es con relación a las licencias de maternidad y lactancia. En un noticiero nacional hace pocos días salía la noticia de que “Solo 21 de cada 100 embarazadas pueden incapacitarse por maternidad” (Noticias HOY, Canal 9, 18/2/15). En el 2013, el Ministerio de Trabajo informó que de 612 de las 921 denuncias presentadas en la Inspección del Trabajo se refieren a violaciones de derechos vinculados a la maternidad (fuero de embarazadas, licencias de lactancias, permiso para citas médicas, etc). Así mismo, las pocas conquistas que tienen unos pocos sectores que apuntan a la socialización del trabajo reproductivo están siendo duramente atacadas y son considerados privilegios, tales como los comedores escolares, las guarderías y las licencias de paternidad que se establecen en distintas convenciones colectivas.
La mujeres no tenemos sindicatos que nos representen!
Lastimosamente, la mayoría de las mujeres trabajadoras están muy lejos de tener una organización que se preocupe por estas demandas específicas. La gran mayoría trabaja en el sector privado donde la organización sindical no existe porque hay una dictadura patronal, y en el sector público, la mayoría de sindicatos existentes están dirigidos por burocracia sindicales que han abandonado por décadas estas reivindicaciones. Aún así, a pesar de este vacío, les decimos a las mujeres trabajadoras que ante el ataque existente hoy a las organizaciones sindicales y sus convenciones colectivas, las mujeres trabajadoras debemos dar un paso al frente, defendiendo el derecho a organización y el derecho a dirigir los sindicatos para luchar por nuestros derechos de manera colectiva, que es la única forma que la historia ha demostrado que nos permite alcanzar victorias para toda la clase trabajadora y en particular para las mujeres.
Este 8 de marzo es un día para hacer un llamado a todas las mujeres trabajadoras del mundo a unirnos en esta lucha con toda la clase obrera para destruir el Capitalismo patriarcal que es el responsable de que esta desigualdad siga existiendo en todo el mundo y construir una nueva sociedad socialista, sin explotación, sin opresión.
¡Por el cumplimiento de todos los derechos laborales de las mujeres!
¡Castigo al patrón que violente licencias por maternidad o despida por embarazo!
¡Guarderías estatales para las mujeres trabajadoras!
¡Sindicatos democráticos con amplia participación de las mujeres!