Los números de coronavirus del país llegaron a escenarios no contemplados. Cuando cerramos este artículo la cantidad de casos acumulados es de 109,971, se cuentan 1385 fallecidos en total y apenas 66719 recuperados. En cuanto al sistema de salud, en Unidades de Cuidados Intensivos hay 186 personas, mientras que todos los hospitalizados llegan a 455.
El peligro de la apertura
En tanto que los casos aumentan de a mil por día, cabe preguntarse qué está haciendo el gobierno para contener los contagios. La respuesta es contradictoria, porque si comparamos las medidas actuales con aquellas de cuando apenas había unos cientos de casos, parece que algo no calza. Con pocos casos, las medidas eran muy rigurosas: restricción vehicular restaurantes y bares cerrados, parques e iglesias cerradas y empleados públicos y privados haciendo teletrabajo. Con más de cuarenta mil casos activos, se disminuye la restricción vehicular, se abren restaurantes y bares, iglesias y parques. Se comienza el regreso al trabajo presencial de la mayoría de trabajadores y hasta se abren fronteras y reciben vuelos turísticos.
En Europa donde la pandemia ya se creía controlada, han tenido que volver a las cuarentenas estrictas ante el crecimiento descontrolado de los casos. Estos países muestran que es lo que ocurre después de la “apertura y reactivación económica”. Es más bien un rápido crecimiento de los contagios, un golpe aún más fuerte a la economía y una saturación de los sistemas de salud con miles de muertes. En las últimas semanas el mundo ha visto cifras récord en aumentos de casos y muertes.
El virus es el capitalismo
Ahora el objetivo del gobierno no es proteger a las personas de que se enfermen, o evitar que se sature el sistema de salud. Sino salvar a los grandes empresarios, lo hacen por la “economía” (la suya). Quieren que haya movimiento de dinero y que las personas vayan a los comercios, que se movilicen que hagan compras. Esta riqueza que quieren salvar la carga a su espalda el pueblo que pone los enfermos y los muertos.
Se aprovechan de la desesperación que se vive en la gente, con la pobreza y el desempleo para decir que debemos seguir avanzando en la apertura. Pero la desesperación estaba desde antes de la pandemia, las movilizaciones del pasado mes demuestran que ya la gente no le sigue el cuento al gobierno. La apertura no le va a resolver la vida a nadie, la pobreza y el desempleo seguirán empeorando y los números de contagiados aumentarán también.
La única forma de frenar los contagios es mandar a las personas a la casa nuevamente. Un “quédate en casa”, pero queremos un quédate en casa con condiciones dignas para todos. La cuarentena con salario pago que pedíamos iniciando la pandemia es hoy más válida que nunca.
¿Es posible dar una cuarentena con salario pago y dar ayudas económicas a los pequeños comerciantes?
Estamos convencidos que sí se puede, pero para hacerlo tienen que pagar los acreedores de la deuda y los grandes empresarios. Esto sólo puede lograrse si se hacen cambios en cómo se concentra y reparte la riqueza en el país. Lo primero es que debemos dejar de pagar la deuda. El presupuesto del 2021 destinará 42% a pagar la deuda, mientras que a TODAS las instituciones públicas se les dedica apenas un 26,9%. En el medio de una gran crisis sanitaria y económica se destina más dinero a pagar la deuda que a las ayudas económicas al pueblo y la inversión en salud juntas. Por otro lado, el déficit fiscal se calcula podría estar en un 7 % del PIB, es necesario salir a cobrar al sector empresarial, cárcel y expropiación para los grandes evasores.
Si el pueblo pudiera tener acceso a esta riqueza que se están embolsando los grandes ricos, podría costear la cuarentena con salario pago para todos. Para poderse quedar en casa sin preocuparse de dónde se va a pagar el alquiler, la comida y los servicios. No tendríamos que salir y exponernos nosotros y a nuestras familias a contagios en los medios de transporte o en los trabajos.
Esta cuarentena permitiría disminuir los contagios y los casos activos, le daría aire al Sistema de Salud. Los subsidios le garantizarían vida digna al pueblo mientras sea necesario. Liberarnos de las cadenas de la deuda permitiría aumentar la inversión en salud para resistir mejor la pandemia y prepararse para otras que puedan venir.
La razón por la que es tan difícil pensar en una cuarentena paga, a pesar de ser lo más lógico, es justamente, porque esta riqueza la tiene la burguesía nacional y extranjera. Esta riqueza que es producida por los trabajadores en su día a día, debería estar destinada a garantizar las condiciones adecuadas para proteger nuestra salud. Si el capitalismo ha mostrado ser el verdadero virus, la única vacuna posible será acabar con él y construir un nuevo sistema donde la riqueza que produce el pueblo se invierta en las necesidades del pueblo y no para enriquecer a unos cuantos, un sistema verdaderamente socialista.