Desde el comienzo de la pandemia, las autoridades de salud describían el peor escenario como el momento en que se saturaran los hospitales y no se pudiera garantizar la atención médica a todas las personas. Por meses, el PT y muchos otros sectores estuvimos advirtiendo que las aperturas sólo buscaban beneficiar al empresariado y nos acercaban cada vez más a ese momento.
La realidad comprueba que teníamos razón.
Las camas UCI están ocupadas a más del 100%, existe lista de espera para ingresar, esto no sólo afecta a los pacientes del coronavirus sino que a cualquier persona que necesite cuidados intensivos. Las muertes por Covid-19 siguen en aumento, se reportaron 398 muertes entre el 9 de abril y el 9 mayo. Todos los récords de cifras de contagiados, hospitalizados y muertos por día siguen siendo superados.
El gobierno muestra la mayor contradicción en el manejo de la pandemia desde que esta empezó. Las autoridades de la CCSS y el propio Ejecutivo han tenido discrepancias públicas sobre la necesidad de decreta una alerta roja y de imponer mayores restricciones. Dichas diferencias tienen como origen la presión de los empresarios en contra de las medidas de cierre y la exigencia del sector salud de incrementar los cierres para descongestionar el sistema de salud.
Por un lado, el personal médico representado por sus sindicatos, como la Unión Médica Nacional pide el cese del ciclo lectivo y mayores medidas de restricción. Las mismas autoridades de la Caja, claman a los cielos por que se declare alerta roja a nivel nacional. A este coro se suman los sindicatos de la educación que piden el regreso a la virtualidad para preservar la vida de los docentes. Es decir, esta es la voz de los trabajadores.
Por otro lado, el gobierno mantiene negociaciones con los empresarios y las iglesias, para no hacer cierres. El presidente de la Comisión Nacional de Emergencia, indicó que no se declara alerta roja porque podría afectar las libertades individuales y la libertad de comercio. Es en el nombre de esta libertad de comercio que hablan las empresas, no de la vida de las personas.
Sin embargo, la catástrofe del covid-19 ya ha tomado más vidas que cualquier huracán, inundación o erupción volcánica en la historia del país. No podemos ignorar como la clase trabajadora está pagando sus vidas para mantener a la burguesía a flote.
Para el gobierno el problema sigue siendo que “la gente es irresponsable”. Cuando el único irresponsable es el gobierno y el sector empresarial. Continúan las clases presenciales, que son importantes focos de contagio. Además, más de tres millones de personas deben desplazarse hasta su trabajo, arriesgando contagiarse en cualquier momento. Estas son las verdaderas razones por las que siguen aumentando los casos y están saturados los hospitales.
Al iniciar la pandemia se utilizaba la metáfora del barco, todos vamos en el mismo barco y todos debemos salvarnos. Hoy es claro que este barco es el Titanic y vamos a toda máquina hacia un témpano de hielo.
El gobierno toma medidas insuficientes
La salida que proponen son una vergüenza. Anuncian la compra de dos millones de vacunas, pero sin hablar de cómo se va a garantizar el abastecimiento. A pesar de tener ya contratos por millones de dosis, la realidad es que estas entran al país a cuenta gotas y la vacunación es por esto muy lenta. Aumentar las dosis, no garantiza una rápida vacunación.
Para peores males, la propuesta del sector privado del país es pedirle una donación de vacunas a EEUU, el gigante imperialista que concentra más vacunas en el mundo. Esta es una propuesta de fantasía porque el gobierno estadounidense no tiene ninguna obligación de donar y más bien tiene muchos gobiernos solicitando lo mismo.
Nosotros sí tenemos otro plan.
Pensamos que un verdadero plan de emergencia para detener la pandemia, debe partir por poner primero la vida y la seguridad de los trabajadores del país. Ya se decretó la emergencia nacional y eso da la posibilidad de tomar medidas de emergencia. Aún así hay que avanzar en el estado de alerta roja, para poder movilizar todo el personal y recurso necesario para mitigar los efectos de la pandemia y dar aire a los hospitales.
Seguimos defendiendo la necesidad de una cuarentena paga y con subsidios a los pequeños negocios. Es urgente cesar el pago de la deuda externa y los intereses de la deuda interna, para aumentar el presupuesto en salud y sostener la cuarentena paga, así como los subsidios antes mencionados. Todas las personas que han caído en la miseria debido a la pandemia deben recibir una ayuda del gobierno.
Es urgente la expropiación de todos los hospitales privados. Esto para aumentar la capacidad de la caja rápidamente para atender pacientes. Los grandes hoteles, con sus habitaciones vacías, son otro importante recurso al cual echar mano en el medio de una pandemia donde no sólo faltan las camas de hospital, sino también casas para los trabajadores.
El capitalismo es irracional. Teniendo todos los recursos, le da más peso a la propiedad privada de unos pocos, que a la necesidad de garantizar salud para las amplias mayorías. Es por esto que tenemos que avanzar en un plan para rescatar a la clase trabajadora de la pandemia, que de verdad tome como prioridad las vidas de las personas.