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Bicentenario: ¿Por qué necesitamos una revolución para una verdadera independencia?

DECLARACIÓN DE LOS PARTIDOS CENTROAMERICANOS DE LA LIGA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES ANTE EL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA.

Este año se conmemoran doscientos años de la independencia de Centroamérica, y vemos todo un despliegue de celebraciones cargadas de un nacionalismo que tiene un componente sumamente reaccionario, al exacerbar las diferencias entre la clase trabajadora de diferentes partes de Centroamérica.

Es importante señalar que muchas veces asociamos la independencia con el nacimiento de los países centroamericanos, como estados independientes, y eso no es correcto. En primer lugar, la independencia de la Capitanía General de Guatemala, que incluía desde el Estado de Chiapas (hoy parte de México), hasta Costa Rica se dio en 1821, pero antes de la formación de cada uno de los países centroamericanos, pertenecimos al imperio mexicano y hubo varios intentos de crear un Estado federal centroamericano, que lamentablemente fue derrotado y llevó a la disgregación de Centroamérica.

Importancia de independencia frente a España

Es muy importante reivindicar nuestra independencia frente a España ya que significó el fin de un dominio que se había establecido sobre la base del aniquilamiento, y esclavitud de los pueblos originarios de toda América Latina. Cabe señalar que hasta el día de hoy vemos las secuelas de la subyugación a la que fueron sometidos los pueblos originarios, y la lucha por sus tierras, su cultura y su derecho a existir sigue estando vigente.

Por otro lado, la independencia era una reivindicación importante para el pueblo centroamericano no por un abstracto deseo de crear países propios, no para tener una bandera propia y un himno que cantar. La independencia era una necesidad imperiosa de los pueblos centroamericanos porque significaba una oportunidad para acabar con la expoliación y el saqueo español que nos tenía sumidos en la miseria y el atraso. Es decir, la independencia era una oportunidad para que la riqueza de nuestros territorios, y la riqueza producida por nuestros trabajadores se quedara aquí, y no fuera a dar a las arcas del imperio español.

Hoy todos los países centroamericanos, desde Guatemala hasta Costa Rica, y también Panamá, siguen sumidos en la pobreza. El desempleo afecta a millones de centroamericanos, obligándolos en muchos casos a emigrar en busca de mejor vida, mientras que un puñado de familias se hacen cada vez más ricas. Esto ocurre porque hoy al igual que en 1821 nuestros países son saqueados, no por España, sino más bien ahora por el imperialismo estadounidense.

¿Qué es el imperialismo?

El capitalismo con su supuesta “libre competencia”, llevó rápidamente a la concentración de las principales industrias en una o unas cuantas empresas, es decir a la creación de monopolios. Esta tendencia del capitalismo se mantiene hasta hoy, es por esto que las pequeñas empresas y productores en general quiebran, porque es imposible competir contra las grandes empresas monopolistas.

Ese crecimiento de las industrias en el capitalismo llevó a la asociación de varias de las gigantes empresas y la formación de grandes conglomerados que terminaron controlando ramas enteras de la economía. El capital de estas grandes empresas se fusiona con el capital de los bancos (que también había crecido con el crédito a las industrias) y surge así el capital financiero. Ese capital financiero invierte y produce dentro del país, pero ese país luego se hace “pequeño” y necesita de otros países que le sirvan para invertir. Estos conglomerados financieros entonces van a la conquista de nuevos mercados donde extraer materia prima, producir mercancías y colocarlas también. Es así como para finales del siglo XIX prácticamente todo el mundo estaba bajo el control militar directo o indirecto de alguna gran potencia imperialista, centralmente Estados Unidos, Francia, Inglaterra y Japón.

Esta división mundial no resolvió la necesidad de estas potencias de expandir su dominio, que es de verdad una necesidad para existir en el capitalismo. Esta disputa de las potencias por territorios y mercados fue la principal causa de la Primera Guerra Mundial en 1914 y luego en 1939 de la segunda, y esa necesidad del imperialismo de acaparar mercados y saquear países no disminuye, por el contrario, sigue creciendo.

El imperialismo en Centroamérica

Los partidos políticos de los grandes empresarios, socios del imperialismo, se esfuerzan en convencernos que eso de hablar del imperialismo es cosa del pasado, que somos naciones soberanas y que lo que tenemos son relaciones fraternales con otros países, como quien dice de igual a igual. Sin embargo, nada está más lejos de la realidad.

El desarrollo de la pandemia ha dejado en evidencia la total sumisión a la política del imperialismo con las vacunas, liderado por Estado Unidos y el G7. Estados Unidos anunció la donación de 80 millones de dosis (para toda América Latina), aunque se estima que ya para el mes de julio en Estados Unidos habría un excedente de al menos 200 millones de vacunas y que incluso muchas corren peligro de vencer.

Los países de la región no solo han aceptado este apartheid con las vacunas[i], sino que también se han sometido a los mecanismos de endeudamiento eterno con organismos como el BCEI y el BID para comprar las vacunas, donde una de las principales beneficiadas ha sido la transnacional farmacéutica Pfizer.

Precisamente el endeudamiento público es uno de los principales mecanismos de control imperialista, mediante los organismos internacionales como el FMI y las calificadoras de deuda como Moodys o Standards and Poors.[ii] El saqueo de la riqueza de nuestros países es tal, que las empresas transnacionales en las zonas francas ni si quiera pagan impuestos (ni de producción, ni exportación, ni de renta… nada!). Esto genera déficit fiscal y el consecuente endeudamiento de los estados. Para poder endeudarse nuestros países necesitan tener buenas evaluaciones de las calificadoras de deuda, las cuales básicamente dan sus apreciaciones de acuerdo a cuánto se apeguen o no nuestros países a las «sugerencias» del FMI. Y cuando estos préstamos son con el FMI vienen directamente condicionados a la aprobación de leyes e implementación de políticas en el país, como fue el caso del IVA en Costa Rica, o la reforma a las pensiones en Nicaragua.

Esta dependencia hacia el imperialismo Yanqui se manifiesta también a nivel económico. Para que nos hagamos una idea, Estados Unidos es el destino del 40% de las exportaciones de Costa Rica, y en el 2020 la inversión extranjera directa en Costa Rica, proveniente de Estados Unidos fue de 1,201 millones de dólares, equivalente a un 68% del total (antes de la pandemia en 2018 fue de $1,244 millones). Si bien para Costa Rica (y Panamá) las remesas no tienen gran importancia (representan alrededor de 1% del PIB), para el resto de Centroamérica representan un porcentaje importante del PIB, con un 9% en promedio para los últimos 20 años. Honduras, El Salvador, Nicaragua, Guatemala y República Dominicana concentran el 96% de las remesas que llegan a la región, con proporciones del PIB que equivalen a 24.1% para Honduras, 24.0% El Salvador, 14.7% Nicaragua y 14.6% Guatemala. Toda Centroamérica, mediante el TLC, se encuentra completamente abierta al mercado gringo, lo que representa un componente importante de su sometimiento, ya que significa que las empresas estadounidenses tienen posibilidad de explotar nuestros recursos naturales y nuestra mano de obra y toda la riqueza producida se la dejan ellos, y no se traduce en inversión en las necesidades de la clase trabajadora centroamericana.

Por otro lado, tenemos la expresión de la colonización en el territorio propiamente, mediante las zonas francas, que son partes del territorio con regímenes especiales de impuestos y una legislación diferenciada. Probablemente la forma más desarrollada de esto se encuentra en las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (“Ciudades Modelo”) en Honduras.

Esta expoliación tiene como consecuencia el desempleo y la miseria de nuestros pueblos, lo que obliga a millones de centroamericanos a abandonar sus países y familias, y emigrar para lograr sobrevivir. Es por esto que el imperialismo yanki por un lado tiene una política fuerte contra la migración, y al mismo tiempo necesita de la migración de Centroamérica. Para el 2017 había en Estados Unidos 3.5 millones de centroamericanos (en los últimos años estos números se han disparado), y juegan un papel muy importante para la economía gringa, principalmente en servicios (centralmente limpieza) que emplea al 32% de los centroamericanos inmigrantes, recursos naturales construcción y mantenimiento (23%) y producción y transporte de materiales (18%). En Costa Rica, si bien los emigrantes a Estados Unidos no representan un peso tan importante como el resto de países centroamericanos (alrededor de 99,000 para el 2019), se produce un fenómeno complementario que tiene que ver con el papel del país en la región, donde una cantidad de centroamericanos, principalmente nicaragüenses emigran a Costa Rica. Estos juegan un papel importante para las empresas imperialistas en sectores clave como la producción de piña, y también garantizando la infraestructura del país necesaria para la producción imperialista (construcción).

Por último, cabe señalar el papel del sometimiento al imperialismo de la región en particular en el terreno militar. A nivel regional lo más importante sin duda alguna son las bases militares (Honduras y El Salvador), sin embargo, es todo un plan regional que tiene su expresión en la Iniciativa Mérida, la Iniciativa Regional de Seguridad para América Central, el patrullaje conjunto, la formación y capacitación de fuerzas policiales y militares entre otros, que sin duda alguna sirven de apoyo para los golpes de estado y regímenes apoyados en el ejército, como sucedió en el 2009 con el golpe militar en Honduras.

En este mes vemos una fuerte propaganda celebrando nuestra “libertad”, sin embargo, nosotros solo somos libres, en el mejor de los casos de escoger nuestros gobernantes (con importantes excepciones como las dictaduras de Honduras y Nicaragua). Pero, aun así, lo que estos gobernantes pueden hacer, las leyes que los diputados tienen que pasar están condicionadas a los intereses imperialistas. Incluso cuando el sistema electoral falla, quien decide quién va a gobernar es directamente el imperialismo gringo, y las elecciones hondureñas del 2017, cuando Salvador Nasralla tenía un 45% de los votos y Juan Orlando Hernández con un 40% se declaró ganador son un claro ejemplo. Ambos candidatos volvieron a ver al gobierno estadounidense y básicamente le dijeron “diga usted quien ganó”.

Solo una revolución socialista nos dará independencia

Cuando hablamos de ser independientes y luchar contra el imperialismo, muchos compañeros y compañeras plantean la duda, genuina y muy válida, de si esto es posible. Plantean que no nos podemos aislar del mundo, o que es imposible luchar contra el imperialismo porque somos muy débiles.

En primer lugar, es importante señalar que luchar contra el imperialismo y plantear ser independientes no significa para nada tener una política aislacionista y autosuficiente. Significa que estamos dispuestos a tener relaciones económicas, políticas y comerciales con otros países, pero sobre la base de la igualdad, no sobre la base del sometimiento. La amenaza constante de las empresas transnacionales de irse si se suben los salarios, les cobran impuestos, o cualquier medida que signifique afectar sus ganancias, es el más claro ejemplo del chantaje imperialista.

Nosotros tenemos que tomar una decisión, o vivimos sometidos al imperialismo y la consecuente miseria de nuestros pueblos, condenándonos a nosotros mismos, a nuestros hijos y nietos a vivir bajo el yugo imperialista, o enfrentamos ese chantaje y luchamos por nuestra verdadera liberación.

La única salida que tenemos es luchar contra el imperialismo y por construir nuevas sociedades basadas no en la explotación de los trabajadores sino en la cooperación y el trabajo conjunto, donde seamos los trabajadores que gobernemos y tomemos las decisiones, para que toda la riqueza que producimos sea utilizada en las necesidades y el bienestar de nuestros pueblos, y no en enriquecer a los empresarios imperialistas y sus aliados nacionales. La salida necesariamente es luchar contra el imperialismo por una revolución verdaderamente socialistas (no como el falso socialismo de Ortega-Murillo en Nicaragua) que unifique a Centroamérica. 

Sin embargo, si queremos triunfar en esta lucha es imposible hacerlo de forma aislada, nuestros países son muy pequeños, y una ruptura con el imperialismo necesariamente va a significar que el imperialismo va a atacar de vuelta. Si queremos ser independientes y enfrentar el imperialismo necesariamente tenemos que hacerlo de forma unificada en toda Centroamérica para tener la fuerza de resistir al imperialismo. Así como de forma unificada derrotamos a los filibusteros en 1856-57 cuando querían convertirnos en esclavos para Estados Unidos, hoy tenemos que luchar contra quienes nos esclavizan en nuestra propia tierra; o luchar juntos como lo hicimos contra las dictaduras en los 80s. Pero cuando luchamos de forma dividida, aceptando esa división entre nuestros pueblos en pequeños países, estamos condenados a ser derrotados, como ocurrió con el TLC.

Al igual que hace 200 años era necesaria la independencia de España para luchar contra la pobreza de nuestra región, hoy por los mismos motivos se impone luchar por una nueva independencia. Muchos compañeros y compañeras llegan a la conclusión de que hacer esto que proponemos, de luchar por nuestra liberación del imperialismo por una revolución socialista, es imposible. Sin embargo, siempre la lucha de los oprimidos contra los opresores, de los explotados contra los explotadores es vista como imposible, si no fuera así no podrían mantener su dominación; así como luchar por la independencia de España era imposible, o como la lucha contra la dominación de los reyes era también vista como imposible, la propia lucha demostró que no lo era. Es posible derrotar al imperialismo, en todos los frentes, incluso en el terreno militar como se ha visto en diferentes regiones como Afganistán, Irak, Vietnam o incluso en Centroamérica.

Hacemos un llamado a todos y todas las que quieran luchar por una verdadera independencia de nuestros pueblos, a quienes estén dispuestos a luchar contra la dominación del imperialismo y del capital, a sumarse a nuestras filas, por la construcción de partidos revolucionarios en toda Centroamérica.

Partido de los Trabajadores-Costa Rica
Partido Socialista de los Trabajadores-Honduras
Plataforma de la Clase Trabajadora-El Salvador

[i] https://litci.org/es/el-imperialismo-impone-un-apartheid-de-las-vacunas/

[ii] https://ptcostarica.org/la-deuda-publica-como-mecanismo-de-control-del-fmi-y-del-imperialismo/

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