El pasado domingo 25 de junio, la Marcha del Orgullo tuvo una masiva participación en las calles de San José, proceso que en general es muy progresivo, pese a la evidente mercantilización e institucionalización por parte de la dirección “formal” del movimiento.
La enorme participación en la marcha del orgullo es altamente progresiva en medio de un ambiente político dominado por un gobierno que utiliza las banderas del conservadurismo para atacar a los sectores oprimidos y generar división entre los sectores oprimidos, Rodrigo Chaves se apoya en el machismo,la transfobia, homofobia y la xenofobia para mantener el apoyo popular.
Uno de los aspectos más rescatables fue la importante convocatoria que tuvo el llamado “bloque disidente” que convocó a una marcha alternativa con un signo más combativo y que contó con la participación de federaciones estudiantiles, grupos de izquierda y activistas en general, y en el que también formó parte el Partido de los Trabajadores.
Ese bloque disidente contó con una adhesión bastante importante de activistas y sectores, y marcó un nivel superior a nivel de organización en la disputa por convertir la marcha del orgullo en un espacio reivindicativo.
Los dos Frentes Amplios…
Un aspecto de la marcha que llamó la atención fue que el bloque del Frente Amplio marchó en la marcha “comercial”, junto con empresas, embajadas, municipalidades y demás sectores.
No es un secreto que las dirigencias estudiantiles convocantes del bloque disidente son conformadas por personas de la Juventud del Frente Amplio, incluso un grupo de 4 o 5 personas con banderas del FA se encontraban en el bloque disidente, pero las diputaciones y el grueso de la militancia participaron en el bloque al que se estaba denunciando.
Aunque pareciera contradictorio, lo sucedido no se aparta de la estrategia de convertir al FA en una opción “potable” para gobernar el país, y por eso es notoria la búsqueda permanente de separar las figuras principales de los sectores más radicales del movimiento popular.
Para la dirigencia del Frente Amplio no era tarea fortalecer el bloque disidente, si no colocar a sus figuras diputadiles en la parte de la movilización no disruptiva, y que tenía una aceptación masiva e institucionalizada.
La trampa del camino electoral
Actualmente el gobierno de Rodrigo Chaves está haciendo un esfuerzo por colocar al Frente Amplio como el principal enemigo de su gobierno, y eso ha colocado a las diputaciones de ese partido en un combate casi que en solitario contra el gobierno desde la asamblea legislativa.
Rodrigo Chaves giró a enfrentarse casi que, en solitario con el FA en el marco de buscar un acuerdo con el PLN, que hoy está dando frutos con el proyecto de jornadas de 12 horas.
El rol que está jugando el FA está haciendo que su prestigio crezca entre un sector importante de la juventud, los sectores sindicales y otros sectores que están enfrentando al gobierno por diversos motivos, mientras apuesta por colocar ese prestigio y fuerza parlamentaria para fortalecerse como opción electoral.
El problema está en que la clase trabajadora, la juventud, las mujeres, población LGBTIQ+ y demás sectores oprimidos necesitan combatir de frente al sistema que nos explota, nos oprime y nos tiene en la miseria y en el despojo de derechos, no construyendo opciones electorales.
Quienes construimos el PT, no perdemos de vista como en los últimos años hemos visto opciones progresistas llegar a gobernar países en Latinoamérica, con resultados lamentables y teniendo casi siempre el mismo resultado.
Los ejemplos de Xiomara en Honduras, Lula en Brasil o Boric en Chile, son claves para entender que todos han terminado desprendiendo de sus programas banderas fundamentales para los sectores oprimidos, como lo son el derecho al aborto, apoyo a las luchas indígenas y los derechos de la población diversa.
Todos esos proyectos políticos al tener la vía electoral como centro y principal objetivo para llegar a gobernar, tienen la contradicción de que para llegar a gobernar y mantener sus posiciones en los puestos electorales, necesariamente deben desprenderse de las demandas de los oprimidos que son los argumentos más utilizados por la derecha para quitarles votos.
Por eso los sectores oprimidos solo pueden confiar en sus fuerzas y su capacidad de movilización y organización, no en los partidos “progresistas” como lo está siendo hoy el FA y como lo fue en su momento el PAC.
Nuestra opción es construir una izquierda socialista y revolucionaria, que, sin mediaciones ni poses, además de dar un combate implacable a todo tipo de opresión, apueste por la revolución socialista como única solución de fondo a los enormes problemas que sufrimos las mayorías, para eliminar el sistema capitalista, impulsor de todas las formas de opresión y explotación.