Conocimos a Don Manuel Vargas Agüero como camarada en el año 2011, siendo estudiantes de la Universidad Técnica Nacional, nosotros un grupo de jóvenes estudiantes que intentábamos organizar el movimiento estudiantil, ese ímpetu por querer hacer grandes cambios no dejó indiferente a Don Manuel, un militante en el espectro de la izquierda, él fungía como misceláneo en la UTN, de una intelectualidad fascinante y instinto de conciencia de clase innegable, lo conocimos luchando, como dirigente sindical de la UTN. Fue una mezcla interesante, la experiencia de Don Manuel y nuestras inagotables energías. Don Manuel nos regaló su diálogo honesto, su calma y asertividad al hablar, su respeto en las discusiones, su lealtad y su acompañamiento en una UTN adultocentrista que nos atacó de muchas maneras, al punto de querer expulsarnos, pero Don Manuel siempre estuvo con nosotros defendiéndonos hasta el final.
Al poco tiempo Don Manuel militaba en la filas del Partido de los Trabajadores, convencido de la necesidad de cambiar y acabar con este sistema económico capitalista atroz, en las reuniones semanales aportaba muchísimo a las discusiones políticas, era un amante de la lectura, participaba activamente en nuestra militancia cotidiana, era un militante ejemplar, responsable al máximo con sus tareas, carismático, se tomaba muy enserio su vida personal, laboral, militante, un gran esposo, padre, amigo y camarada. Los que lo conocimos, reconocemos que nos dejó grandes enseñanzas y muchísimas sonrisas, siempre fue un camarada a la altura y militó hasta que la enfermedad no lo dejo seguir, pero como siempre nos decía sabía que eramos capaces de luchar con todo y contra todo, soñaba como nosotros con la construcción de un mundo mejor y su esperanza puesta que un mundo mas justo, más humano y menos desigual, era posible. Lucho desde su trinchera y nos enseño que la vida hay que vivirla con alegria y lo mejor que podamos, marcando siempre la diferencia, nos enseñó que lo mágico está en lo simple, el valor de los camaradas, un padre ejemplar que junto con su esposa concibieron una familia luchadora. Don Manuel hoy nos deja en este plano físico, pero su legado queda en nuestra conciencia y corazones rojos.
Que su historia de vida sea un ejemplo y nos replantee la necesidad de seguir luchando en un mundo muchas veces injusto. Don Manuel gracias por qué nuestros caminos se cruzaron en una sola lucha, hoy te extrañamos y alzamos el puño izquierdo, serás eterno como la conciencia obrera y tú lucha continua con nosotros.
¡Hasta la Victoria Siempre querido amigo y camarada Don Manuel!