Cuatro años desde que nos dijeron que las mujeres íbamos a vivir un momento histórico porque íbamos a tener una mujer presidenta, y eso iba a representar una cambio fundamental para nuestros derechos. Muchas fueron las ilusiones que se gestaron con las promesas que hizo Laura Chinchilla con la red de cuido, que iba a atender niñas, niños, adultos mayores. Y que eso iba a significar toda una oportunidad para que las mujeres entraran en el mercado de trabajo.
Sin embargo esta red de cuido no ha logrado sus avances, y no solamente porque desde el inicio sus avances eran bien limitados. Sino porque hoy encontrar trabajo es un gran reto para las mujeres, quienes somos las más afectadas ante las malas condiciones laborales y los grandes índices de desempleo del país.
Y es que las políticas impulsadas por este gobierno ha colocado a las mujeres en situaciones cada vez más precarias. Y eso se da, aún teniendo a una mujer a la cabeza, porque Laura Chinchilla no representa a las mujeres pobres y trabajadoras. Ella representa los intereses de los grandes sectores empresariales.
Uno de sus grandes intereses, igual que en los gobiernos anteriores, es garantizar que se utilice la opresión contra la mujer para explotarnos cada día más. Mientras nuestras necesidades y demandas como mujeres jóvenes, pobres y trabajadoras siguen creciendo.
La violencia contra las mujeres continua siendo el principal problema que afecta a las mujeres latinoamericanas, cuando una cuarta parte de nosotros somos víctimas de violencia en nuestros hogares.
Además ser madres es todo un reto en esta sociedad. Hay una limitada licencia de maternidad de cuatro meses, y bien sabemos que ese periodo de cuatro meses es insuficiente para hacernos cargo de la crianza de nuestros hijos. Y eso en el mejor de los casos, porque las mujeres que trabajan en el sector privado ni siquiera tienen acceso a esas garantías básicas y mínimas.
Además las labores domésticas siguen siendo un recargo para las mujeres trabajadoras. Y sigue siendo tan desvalorizado, que el salario de las empleadas domésticas sigue estando en el escalón más bajo de la escala de salarios.
Pero teniendo más representantes mujeres en la presidencia o en la asamblea legislativa, nada vamos a lograr. Porque lo que necesitamos son representantes de la clase trabajadora. Porque nuestra participación no se limita a tener votos en la asamblea legislativa, porque la transformación de una sociedad tiene que estar comprometida con la lucha y con el cambio radical de la sociedad. Por eso, la lucha por el socialismo es la vía para lograr una mejora real en la vida de las mujeres trabajadoras.