El elemento central expresado en estas elecciones fue el masivo repudio a un nuevo gobierno de Liberación Nacional y los cientos de miles de trabajadores que expresaron un voto castigo por el Frente Amplio y mucho más diluidamente por el PAC.
Sin embargo de la caída del PLN al ascenso del PAC, que ni siquiera aparecía en las encuestas al inicio, pasando por el estancamiento del Frente Amplio que despuntaba como el favorito y principal captador del voto castigo al PLN, hubo un gran trecho que queremos analizar en el presente artículo.
Es un hecho que tras el despunte del Frente Amplio se desato una intensa intervención político electoral por parte de grandes medios como La Nación, las cámaras empresariales como la UCCAEP, las asociaciones solidaristas, la iglesia católica y las iglesias evangélicas.
Dicha intervención se centró en la defensa de los privilegios de las zonas francas, de los TLCs y del carácter confesional católico del estado costarricense y por tanto de la negación de derechos civiles como el matrimonio a la población LBGTTI y del derecho de las mujeres a decidir sobre su propia maternidad.
Esta campaña conservadora tuvo un amplísimo y considerable efecto en la elección al punto de determinar que dichos elementos fueran los más cualitativos del debate público, restándole importancia a temas mucho más candentes para los trabajadores como los relacionados con el salario y el costo de la vida.
La explicación de esto reside en que los sectores privilegiados de la sociedad tienen todos los canales y libertades para ejercer su influencia e imponer su agenda de intereses al pueblo trabajador con el fin de mantener el estado de cosas que les interesa y defenderlo cuando es necesario.
En cambio los sectores explotados y oprimidos, no tienen canales para expresar sus propios intereses y así hacer que cuenten en la campana electoral. Esto es así en primer lugar porque no existen sindicatos en el sector privado desde donde los trabajadores puedan reivindicar sus posiciones organizadamente. En segundo porque existe de por sí una prohibición en el código de trabajo para la participación de estos mismos en las elecciones.
En tercer lugar también porque es un hecho que la desigual y parcializada repartición de la deuda política y acceso a los medio de comunicación favorece a los partidos ya consolidados y financiados por sectores burgueses, en detrimento de partidos de la clase trabajadora como el PT. La negación del voto a los trabajadores nicaragüenses, que son los más explotados y oprimidos del país, también hace parte de esto.
Esta desigualdad característica de la “democracia costarricense”, fue vital en el desenlace de la elección y sirvió para que la burguesía lograra dominar los temas de campaña y conducir el resultado hacia más amigable segunda ronda entre los dos partidos más confiables y cercanos a sus intereses: el PAC y el PLN.