Organizaciones sindicales, federaciones estudiantiles, Rectorías de CONARE, organizaciones agrícolas, entre otras, convocaron para este miércoles 25 de octubre a una manifestación nacional en San José y varias regiones del país.
Entorno a la manifestación se han divulgado diversas consignas que van desde la defensa de la CCSS, el 8% del PIB para la educación, en defensa del agro y contra las privatizaciones que promueve el gobierno. No existe de momento una exigencia muy clara entorno a varios de estos temas; por ejemplo, se discute el presupuesto nacional para 2024 donde el proyecto del gobierno está muy lejos del 8% del PIB y hay apenas algunas propuestas muy insuficientes en la Asamblea para tocar parte de los intereses de la deuda para reorientarlos a inversión; sobre la CCSS urge la exigencia de la salida de Marta Esquivel y el pago inmediato de la deuda del Estado, lo que lleva nuevamente a discutir el problema de la deuda en el cual tienen responsabilidad no solo el Presidente sino también las diputaciones en la Asamblea.
La resistencia a los ataques del gobierno debe pasar por un plan articulado de lucha y por denuncias muy concretas. Además, por posicionarse contra el pago de la deuda que consume el presupuesto nacional.
¿Un nuevo frente político progresista o unidad de acción para luchar?
Desde el PT apoyamos la movilización y defendemos la más amplia unidad de acción frente a varios de los ejes que convocan a la marcha. No obstante, no podemos confundir esto con la aspiración de varios sectores convocantes de una especie de frente progresista donde cabrían hasta el podrido PLN o los resquicios del PAC.
La clase trabajadora debe construir su propio campo y su propia agenda, sin ninguna confianza en estos sectores que en el pasado han atacado a los sectores populares desde el gobierno o la Asamblea. No se vale el borrón y cuenta nueva, el limpiamiento de la imagen de sectores como el PLN o el PAC que impulsaron la nefasta ley anti huelgas o la regla fiscal que hoy asfixia al sector público, e implica recortes a todo tipo de servicios públicos
Tampoco se vale la confianza en mesas de dialogo sin organización y resistencia popular, sin arrancar victorias al gobierno. Varios de los sectores convocantes llaman a un nuevo diálogo nacional, hay que decir que ese diálogo sin lucha no es más que un espejismo.
Unificar las luchas y rodear de la más amplia solidaridad a sectores como la Alianza Campesina
La resistencia hoy pasa por fortalecer y solidarizarnos con luchas que hay en curso, así como otras que puedan estallar en los próximos días, las cuales, si bien son puntuales, reflejan el descontento que empieza a acumularse en varios sectores.
En esta misma semana la Alianza Campesina de la Zona Norte se desplazó hasta Casa Presidencial, exigiendo la solución a demandas de las familias de 6 asentamientos en el cantón de Los Chilles. En la Zona Norte se enfrentan a una dura represión y a un frente común que agrupa a terratenientes locales, Municipalidad, bancos públicos y privados, fuerzas policiales privadas y del Estado, entre otros: el gobierno de Chaves se ha negado a atender estas demandas y cierra fila con los intereses terratenientes. Incluso se insinuó la posibilidad de represión, de forma coherente con los recientes casos de abusos de autoridad y criminalización de la protesta social.
La solidaridad con esta lucha es necesaria no solo por lo justa que resulta su causa a favor del derecho a la tierra, sino porque es la forma correcta de fortalecer la resistencia al gobierno desde las calles, las comunidades y los centros de trabajo, que es donde puede gestarse una verdadera oposición.
Por un plan de lucha y una agenda de la clase trabajadora
Saludamos la marcha de este 25 de octubre, debemos ser claros también en que la lucha debe apuntar a su continuidad con un plan escalonado de acciones y la presión para que otros sectores se sumen ampliando la lucha. También es necesario una agenda clara de demandas de la clase trabajadora, que hoy es la más golpeada por los bajos salarios, el desempleo y la precariedad laboral, (peores aún entre las mujeres obreras) y que sufre los efectos de leyes aprobadas desde el 2018 como la reforma fiscal o la ley anti-huelgas.
Hoy necesitamos defender el 8% del PIB para la educación y luchar contra todos los recortes, pero debemos recordar que muchos de estos tienen su origen en la regla fiscal que congela la inversión pública y que esta debe derogarse de inmediato.
También necesitamos propuestas concretas frente a los salarios y el empleo para la clase trabajadora que están congelados por años. Desde el PT hemos venido defendiendo la necesidad de un ajuste de emergencia del 10% para todos los salarios y un plan de obras públicas para generar empleo con fondos del pago de la deuda.
¡Por un plan de lucha de la clase trabajadora!
¡Toda la solidaridad con la Alianza Campesina y los sectores que luchan por el derecho a la tierra!
¡No más represión a los movimientos sociales!
¡Cumplimiento inmediato del 8% del PIB para la educación!
¡Derogatoria inmediata de la regla fiscal y la ley anti-huelgas!
¡Auditoria ciudadana y suspensión de los pagos de la deuda para financiar las necesidades el pueblo!
¡Ajuste salarial de emergencia del 10% para toda la clase trabajadora!