Este 1 de mayo iniciamos la celebración de 15 años de la fundación de nuestro partido, escogimos este día para presentar nuestra organización porque en ella se conmemora en todo el mundo el Día Internacional de la Clase Trabajadora. Esta siempre ha sido una fecha de lucha que en Costa Rica se celebra con manifestaciones desde 1913, en estos quince años y desde mucho antes hemos marchado levantando con orgullo nuestras banderas y agitando con fuerza nuestras consignas; este año por el riesgo de contagio de coronavirus no se celebraran actos presenciales, pero a pesar de ello es necesario alzar nuestra voz contra la barbarie capitalista que nos oprime.
En la pandemia los que pierden son los trabajadores
Mucho se ha dicho que esta pelea “la ganamos juntos” o que “todos estamos en el mismo barco”, esto no es más que una falsificación del gobierno. Lo cierto es que en esta como en otras crisis son los trabajadores los que ponen su vida y cargan sobre sus espaldas todo el peso de las medidas tomadas.
En tiempo record los diputados aprobaron una ley para facilitar las suspensiones de contratos y permitir el rebajo de jornadas con su consecuente reducción salarial. Esta medida permitió que grandes empresas mandaran a la casa a cientos de miles de trabajadores en el contexto de la crisis, sin importar que las cuentas de los grandes empresarios se hayan engrosado todos estos años producto del sacrificio de esos mismos trabajadores y de exoneraciones del gobierno.
La acción de mandar a la gente para la casa sin salario es simplemente criminal, aunque se apoya legalmente en una medida aprobada de forma unánime por la Asamblea, incluso con el voto del diputado José María Villalta. Estos diputados presentaron la medida como una acción dolorosa pero necesaria, un mal menor, alentando una supuesta esperanza de recuperar el puesto de trabajo o el salario rebajado en uno meses. Sin embargo antes de la crisis había 1.5 millones de personas entre entre desempleados, subempleados e informales, y a esto hay que sumarle entre 300 mil y 500 mil personas que perderán su trabajo producto de la crisis. Todas ellas en el corto plazo no tienen garantía de recuperar o conseguir un puesto de trabajo.
La única respuesta del gobierno es ofrecer un subsidio que no supera los ₡125.000 colones, monto que aún no llegan al 93% de las 562 mil solicitudes ingresadas según datos del propio gobierno. Los trabajadores tienen que aguardar con su alacena vacía, sin dinero para pagar alquileres o recibos y “agradecer” al gobierno por un subsidio que no alcanza ni siquiera para las necesidades más básicas; mientras las grandes fortunas de unos cuantos grupos empresariales siguen ahí intactas y sin que haya ni una sola medida que afecte los grandes intereses de los grandes grupos capitalistas del país.
Un futuro que apunta a empeorar cada día
Los datos del propio Banco Central señalan que este año la economía decrecerá en un -3%, la propia percepción en las calles es de una situación cada vez peor para los trabajadores. Mientras las medidas contra los trabajadores siguen avanzando en la Asamblea, como lo son la posibilidad de que se apruebe la llamada flexibilización laboral que defiende la Unión de Cámaras.
Este 1 de mayo se elige también el nuevo Directorio Legislativo, los dos candidatos anunciados defienden por igual las medidas contra la clase trabajadora y se muestran como férreos defensores del gran capital. Es así como aprobaron la reducción de jornadas, pero ahora un grupo de diputados mandan a consulta el llamado proyecto de topes a tasas de usura que tiene oposición del sector bancario, lo que significa que el proyecto seguirá frenado por al menos un mes.
La CCSS severamente amenazada y con ella las vidas de los trabajadores
Producto de los despidos aplicados en el sector privado la CCSS estima una reducción de sus ingresos por cuotas obrero-patronales por al menos ¢754.310. El gobierno y los diputados que rápidamente votaron las medidas a favor de reducción de jornadas o suspensión de contratos ahora se muestran incapaces de garantizar el dinero para la salud pública.
Estos cientos de miles de millones, sumados a una deuda histórica que mantiene el gobierno con la institución que equivale ¢1,67 billones son vitales para que la clase trabajadora pueda seguir contando con atención en salud no solo frente al coronavirus sino también ante los muchos más padecimientos en el país. Ese dinero no se paga, pero el gobierno si mantiene los pagos a los tenedores privados de la deuda pública, poniendo por encima de la salud el lucro de algunos grandes empresarios y organismos internacionales.
El Frente Amplio junto al gobierno y contra la clase trabajadora
En medio de la discusión sobre la situación de las finanzas de la CCSS se divulgó un video del diputado José María Villalta reclamando al gobierno los pagos a la seguridad social. Lo que olvida el diputado Villalta es que ese gobierno es también el del Frente Amplio, que decidió ingresar al gabinete de Carlos Alvarado por la vía de Patricia Mora en el INAMU; también olvida el diputado frenteamplista que él apoyó la ley que ahora está sangrando las finanzas de la CCSS producto de las suspensiones de contratos y rebajas de jornadas.
Pero el Frente Amplio va más allá y las arengas de Villalta en el parlamento no pueden esconder ese rol cómplice, en el propio INAMU que dirige Mora pretendieron recortar 4 mil millones de colones lo cual finalmente revirtieron producto de la presión del sindicato que denunció los recortes y permitió que finalmente la Junta Directiva derogara el acuerdo defendido por Mora y el Frente Amplio.
Ahora suman como ariete del gobierno a Sofía Guillen, joven economista del Frente Amplio, quien fue anunciada como parte del Consejo de Mujeres junto a un grupo de mujeres representantes de la gran burguesía y lideradas por Epsy Campbell. Así en momentos donde la crisis golpea con mayor fuerza a las mujeres, el Frente Amplio se esfuerza por embellecer la cara del gobierno.
Urge seguir construyendo una alternativa socialista y de la clase trabajadora
En estos duros momentos es cuando se hace más necesario fortalecer una alternativa como la que hemos venido impulsando desde el Partido de los Trabajadores. Frente a la unidad del gobierno, la Asamblea y los grandes empresarios –de la cual hace parte del Frente Amplio- es necesario levantar un programa de reivindicaciones que priorice las vidas y los salarios de la clase trabajadora.
Lamentablemente desde las organizaciones sindicales ahí donde existen en mayor número que es el sector público no hay un plan claro de oposición a la unidad de los grandes capitalistas. La mayoría de dirigentes sindicales representan intereses particulares y son grandes burócratas que no les interesa defender a los trabajadores del sector público y mucho menos del sector privado.
Desde el PT consideramos que es fundamental la discusión de un programa de medidas anticapitalistas y de formas de organización para resistir los ataques que hay en curso, frente a los cuales no hay una oposición organizada con un programa de lucha. El sistema capitalista muestra en esta crisis su verdadera cara despiadada, por lo que urge levantar medidas contra los grandes intereses capitalistas que nos empujan a la muerte por la enfermedad del coronavirus o por el hambre generada por la crisis económica.
Cuando decimos socialista siempre hemos insistido en que no tiene nada que ver con la tragedias que se viven en países como Nicaragua o Venezuela, donde lo que hay son gobiernos dictatoriales y capitalistas que mantienen medidas que enriquecen a unos pocos a costillas del sufrimiento de miles de trabajadores. Una alternativa socialista pasa por garantizar una producción centralizada y planificada al servicio de las necesidades más urgentes de los sectores populares, donde las ganancias se repartan entre quienes las producen y donde haya un control democrático de los propios trabajadores sobre todas las actividades.
Hoy en Costa Rica esas medidas pasan por la lucha contra los despidos, las suspensiones y la rebaja de jornadas, exigiendo que los grandes empresarios garanticen el salario con las ganancias acumuladas por años. También por medidas que nacionalicen sectores estratégicos de la economía para que sean puestos al servicio de las necesidades del pueblo (banca, salud, zonas francas, transporte, industria de alimentos y de insumos médicos), por la expropiación de las grandes fortunas o la suspensión de los pagos de la deuda pública para que se garanticen los recursos que el país requiere.
Somos claros que medidas como las anteriores requieren de una importante movilización, que no se lograrán con acuerdos entre los diputados. Para ello se requiere también de la más amplia unida de la clase trabajadora en Centroamérica y el mundo entero, por eso es que en este primero de mayo también reivindicamos nuestra tradición internacionalista y nuestra organización mundial en las filas de la Liga Internacional de los Trabajadores.