- El movimiento sindical y popular debe exigir que se investigue y se castigue a sus asesinos.
El viernes 31 de mayo fue asesinado Jairo Mora en Moín, activista de 26 años, defensor del ambiente y de la Tortuga Baula. Desde el PT consideramos fundamental que el movimiento social, estudiantil y sindical se sume a la denuncia de este hecho, y que presionemos para que se investigue su asesinato y se castigue a los responsables.
La responsabilidad del gobierno y de la policía
Jairo Mora había denunciado durante varios meses la situación de amenazas y de peligro que estaba enfrentando. De hecho este había solicitado protección policial ante las recientes amenazas por su activismo.
La reacción de la policía fue básicamente hacer oídos sordos a las denuncias y a la petición de ser protegido de este activista. ¡Como contrasta esto con la actitud de la policía ante cualquier diplomático extranjero o empresario que defiende intereses privado! La negligencia de la policía fue en buena parte culpable de que este asesinato se llevara a cabo. No hubo ningún intento de proteger esa zona, adonde Mora había denunciado que habían actividades ilegales de comercio con huevos de tortuga.
Ante el asesinato de Mora la reacción del gobierno ha sido francamente repudiable. El vicepresidente Piva salió a decir que era un accidente y luego a decir que “Mora se expuso al narcotráfico”. No es raro, pues el propio gobierno ha llamado a “combatir a los grupos que pretenden oponerse al desarrollo”, refiriéndose a los activistas en defensa del ambiente.
El asesinato de Jairo no es una excepción
Jairo no es el primer activista asesinado por defender causas ambientales en el país. Muchos han sido perseguidos, criminalizados y agredidos por causas similares. De hecho decenas de activistas han sido asesinados por oponerse a proyectos que atentaban contra el ambiente o contra el derecho de las comunidades.
El asesinato de Jairo se suma a una larga lista de casos. El ecologista David Maradiaga fue asesinado en 1995 por luchar contra la Stone Forestal en Osa. Óscar Fallas, María del Mar Cordero y Jaime Bustamante, fueron asesinados tras la lucha de AECO contra una multinacional maderera.
En los últimos años encontramos casos similares: a Kimberley Blackwell, conservacionista canadiense, la asesinaron durante el 2011 en condiciones sospechosas. Finalmente en el 2012 Gilbert Rojas fue amenazado con armas de fuego, y le incendiaron su vivienda, por defender las tortugas en Ostional.
¡Nos sumamos a las acciones de repudio a este asesinato!
¡Exigimos que se avance con la investigación de este caso y exigimos castigo para los responsables!