El sector agrícola del país ha retrocedido en las últimas décadas y han profundizado nuestra dependencia y la destrucción de este sector. El gran perjudicado ha sido el campesino nacional quien se ha visto obligado a emigrar a la cuidad o vender sus tierras a transnacionales. Esta destrucción del agro nacional ha hecho que el costo de la vida haya aumentado enormemente para los trabajadores.
Los beneficiados son los latifundistas que han destinado esas tierras a cultivar productos de alto impacto ambiental como la piña, palma africana, etc. Estos requieren poca mano de obra, y estos trabajadores son precarizados, sin estabilidad, con abusivas jornadas de hasta 13 horas, mal pagadas y se les violan sus derechos laborales.
Hoy un 73.5% del área nacional es utilizada en actividades agrícolas para cultivos no tradicionales, y solo un 21.6% se utiliza para cultivar granos básicos. Solo producimos un 50% de arroz, 23% de frijoles, 17% maíz blanco de lo que necesitamos, y somos 100% dependientes de las importaciones de maíz amarillo. El hecho de que Costa Rica no cuente con soberanía alimentaria, es una causa del constante encarecimiento de la canasta básica.
Ninguno de los partidos políticos cuenta con un programa que resuelva esta situación. Estos defienden la propiedad privada, la ganancia de los grandes productores, los intermediarios y quienes especulan con el agro.
¿Cuál es nuestra propuesta?
Desde el PT proponemos la construcción de un plan agrícola en 3 grandes ejes:
La lucha por una reforma agraria que brinde a los pequeños productores la posibilidad de producir para el mercado interno. Además se debe garantizar seguro de cosechas, subsidios, semillas mejoradas, apoyo técnico y de maquinaria. Asegurar la colocación de las cosechas en el mercado nacional, así como la eliminación de intermediarios que obtienen más del 50% de las ganancias del producto final.
Es necesario construir un plan agrícola estatal, que produzca en grandes cantidades los alimentos básicos que necesitamos los que trabajamos. Es necesario que para cultivos estratégicos se destinen grandes unidades de tierras estatales donde se siembren granos básicos que garanticen la soberanía alimentaria nacional y que estas producciones brinden trabajo y condiciones laborales estables a los trabajadores del campo.
Estos 2 ejes se construirán a partir de la expropiación de los grandes latifundios y tierras ociosas, que hoy se usan para la ganancia de unos pocos y no para garantizar nuestra alimentación y el trabajo.