Más allá del populismo: un balance real del gobierno

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Los primeros 100 días del gobierno de Solís son el centro de las discusiones actualmente. Dadas las expectativas que tiene el pueblo de que venga a cambiar las cosas, hoy muchos se preguntan sobre la actuación del gobierno y lo comparan con los anteriores.

 

Para algunos, medidas como los topes a las pensiones de lujo, el levantamiento del veto de Arias a la ley que permitía comerciar a los artesanos del mercado de Calle 13 en San José o el aumento de 4% al sector público indicarían un cambio de rumbo para bien del pueblo.

Para muchos otros, si bien aún el cambio no llega, 100 días no son suficientes para juzgar al gobierno, mucho menos si se considera el nivel de corrupción y crisis dejado por el PLN.

Para nosotros este gobierno continúa con las principales políticas con las que Liberación hundió al país, por lo que esperar o 100 días, o 4 años no harán la diferencia.

Sus “cosas buenas” no son más que una cortina de humo para esconder los ataques que está llevando a cabo y que prepara a futuro contra los trabajadores.

Ninguno de los aumentos salariales otorgados al sector público y privado cubre el poder de compra perdido por los trabajadores ante el encarecimiento del costo de la vida.

Por otro lado, salvar el espacio y empleos de los artesanos de calle 13, no compensa la gran deuda que el gobierno de Solís tiene con los miles de despedidos para con los cuales no ha tenido ninguna atención.

Eliminar los topes de pensión de una fracción de políticos millonarios en el país tampoco compensa los cientos de miles de millones del pueblo que este gobierno quiere entregar con las concesiones de APM, ruta 32 y la refinería.

Actualmente tanto los medios como las cámaras empresariales comienzan a endurecer su tono con el gobierno, estos últimos inclusive buscan chantajearlo con el aumento del desempleo si sus reclamos no son atendidos.

Esta presión no es de ninguna manera una represalia ante un supuesto cambio favorable al pueblo. Se trata de los sectores empresariales del país presionando al gobierno para que cumpla con los compromisos que les hizo en campaña a cambio de que le permitieran gobernar.

Para la UCCAEP la forma dialogada de “gobernar” de Solís, de aplicar los ataques pendientes no va lo suficientemente rápido.

Para estos sectores no basta con el gobierno les siga dando vía libre para despedir, rebajar aún más las condiciones de trabajo y mantener congelados los salarios. Quieren que el gobierno haga que el pueblo pague más impuestos, que recorte más los salarios y las plazas en el sector público, quieren más concesiones, apertura eléctrica, permiso para explotar aún más duramente a los trabajadores.

Considerando la debilidad creciente del gobierno, de sus alianzas en la asamblea legislativa, la división de su bancada, es previsible que Solís tienda a redoblar los ritmos de ataque contra el pueblo trabajador para mantener la confianza de los empresarios.

Ante esto la única alternativa sigue siendo salir a luchar por cada una de las reivindicaciones del pueblo trabajador y hacerlo unificadamente. Lucha por aumento salarial, prohibición de los despidos por “recortes”, un verdadero plan contra el desempleo, resistencia contra la ley de empleo público. Más presupuesto para salud y educación en el nuevo presupuesto, oposición a la continuidad de las concesiones, los tarifazos y el endeudamiento.

Un gobierno débil como el de Luis Guillermo inevitablemente tendría que ceder frente a un pueblo movilizado por estos justos reclamos. Sin embargo, el Frente Amplio y las dirigencias sindicales insisten en darle más tiempo, en pasar por alto sus ataques al pueblo y seguir negociando con él, convirtiéndose así en cómplices del gobierno.

Exijamos que rompan con el gobierno, que luchen por las reivindicaciones del pueblo de la única manera eficaz, la movilización popular.