El espejismo del empleo y la realidad del desempleo encubierto
El gobierno celebra la supuesta reducción del desempleo, pero la realidad es desalentadora. La fuerza laboral se reduce artificialmente, especialmente entre las mujeres, que abandonan la búsqueda de empleo por la falta de oportunidades. Las cifras maquilladas ocultan una crisis laboral que empuja a miles hacia la precariedad y la dependencia económica.
Deuda creciente, recortes implacables
A pesar de los recortes brutales en servicios, la deuda pública sigue en aumento, alcanzando el 61,1% del PIB. Mientras las promesas de reducción se desvanecen, las escuelas y hospitales se deterioran y los salarios pierden su valor, sumiendo al país en un ciclo de endeudamiento y austeridad que empobrece a la población.
Economía en declive: el mito del crecimiento económico
El gobierno alardea de un supuesto crecimiento económico, pero la realidad es menos prometedora. La inversión privada se contrae, la contracción económica de países de los cuales dependemos como Estados Unidos, y la caída de sectores como la construcción, lleva a una desaceleración en el crecimiento económico. Mientras tanto, solo una élite privilegiada se beneficia, mientras la mayoría sufre las consecuencias de políticas económicas desastrosas.
El autoritarismo en ascenso y la urgencia de una oposición obrera
El gobierno de Chaves ha adoptado un discurso intolerante con su retórica anticomunista, antifeminista y homófoba. Este discurso ha venido acompañado por algunos impulsos frenados por la propia institucionalidad, que no necesita aún de un gobierno autoritario.
Contra este discurso autoritario se presentan falsos defensores de la democracia como La Nación y el PLN, cuando lo que realmente defienden son sus propios intereses económicos.
La escalada del autoritarismo en el mundo es producto de la crisis económica y la imposibilidad de la democracia burguesa de contener la respuesta de las masas, de ahí que aparezcan dictaduras como en Nicaragua, en El Salvador o intentos de golpes de Estado como en Guatemala.
En Costa Rica un gobierno autoritario aún no es necesario, porque el principal músculo de la clase, la clase obrera del sector privado está desorganizado producto de la dictadura patronal que impide su sindicalización. Solo con la participación de la clase obrera será posible frenar los ataques del gobierno y de la burguesía, y es por esto que vemos despidos como los de Olga Brenes de SITRASEP en Selime o los despidos masivos de obreros piñeros afiliados a SINATRAA en DOLE, también las practicas antisindicales de Dos Pinos contra UDECO. Es necesaria la más amplia solidaridad con estas organizaciones y su lucha contra la dictadura patronal.
Solo tendremos verdadera democracia cuando la clase trabajadora del sector privado conquiste su derecho a la sindicalización, pero esto es algo que la burguesía no puede tolerar, por esto es necesaria una organización política para conquistar el poder, para que sea la clase trabajadora la que gobierne y ponga toda la riqueza que generamos al servicio de las necesidades del pueblo, y no para enriquecer a unos cuantos.
Construyamos el Partido de la Clase Trabajadora
Es hora de construir un partido y un programa independientes de la clase trabajadora. Debemos desenmascarar las mentiras del gobierno y la complicidad de la oposición, pero también ofrecer una alternativa real: un proyecto socialista que rompa con la opresión imperialista, ponga la riqueza al servicio de las necesidades de quienes la producimos y cree una sociedad justa y libre de explotación y opresión. Súmese al PT, el Partido de la Clase Trabajadora.