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¿Por qué el despido de Olga Brenes concierne al movimiento feminista?

Por Diana Herrero Villarreal

Escribo esto a partir de que una mujer impresionante, admirable y una valentía envidiable, haya sido despedida por la empresa que la contrata SELIME, que vende servicios (léase el trabajo de las personas a las que explota) a la Universidad de Costa Rica.

Olga viene liderando un proceso de organización sindical de máxima importancia para este país, de trabajadoras y trabajadores de la limpieza en el sector privado, en el sindicato SITRASEP. Junto a más compañeros y compañeras, a pesar del terror que se vive en el sector privado, al despido, al acoso, al abuso, ha luchado por la sindicalización en una organización democrática e independiente de sus empleadores de muchas personas que aguantan condiciones laborales durísimas, por un salario impuesto para maximizar la ganancia de sus empleadores. Están incluso recientemente empezando un proceso para intentar mejorar sus condiciones laborales como colectivo.

A raíz de su trabajo como miscelánea, Olga ha desarrollado un problema de salud que reportó a la empresa hace algunas semanas, ameritando ciertas medidas para continuar trabajando durante el tiempo de la condición de salud. Sin embargo, de forma despiadada, (como había ya actuado la empresa anteriormente, alegando “abandono de trabajo” de una persona en cuidados intensivos) vienen ahora a despedir a la trabajadora, a arrojarla al desempleo, con su condición de salud, en un contexto económico y social en que la mayoría de las mujeres no tiene acceso al trabajo pago.

Y quiero destacar que este es un asunto feminista, porque se trata de un abuso hacia una mujer trabajadora, en una rama feminizada del trabajo (la limpieza), que está siendo violentada por la patronal en su momento más vulnerable (por motivo de salud). Este es además un acto disciplinante por ser una mujer lideresa sindical, que viene luchando hace años (me consta personalmente) junto a sus compañeras y compañeros de trabajo, denunciando todo tipo de injusticias y atropellos a los que se exponen. Víctimas de la terciarización, que permite a la Universidad de Costa Rica lavarse las manos de lo que les ocurra, siempre y cuando dejen limpios los espacios de la universidad para que otras personas estudien y trabajen ahí, con acceso a otro tipo de derechos.

Es un asunto feminista porque el feminismo puede ser más que la versión blancoburguesa hegemónica que predomina en los medios y en la política tradicional. Es un asunto feminista en tanto se entienda la lucha feminista como aquella que pretende liberar a las mujeres como colectivo, en toda nuestra diversidad, de todas las formas de opresión (y explotación añadimos las socialistas, porque por supuesto que este es un asunto socialista también).  Es un asunto feminista porque no habrá liberación de las mujeres sin las mujeres trabajadoras.

Lo que le hizo la patronal de Selime a la compañera Olga es importantísimo, en tanto expresa el profundo desprecio de las empresas por las trabajadoras que explota, y la respuesta rabiosa hacia las mujeres que luchan. Pero Olga no está sola, porque ella está organizada, sindical y políticamente, y por lo mismo vamos a darlo todo porque cada vez más sectores (incluidos ojalá los feministas) comprendan la importancia de su caso y se sumen a acuerparla.

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